La Iglesia contra la Republica
El 14 de abril de 1931, será para muchos de nosotros un día que siempre vivirá en nuestro corazón, vino la Republica, la gente se echo a la calle para mostrar la alegría de haber podido acabar con la monarquía simplemente con sus votos, como debe hacerse en una democracia, fue un día de gozo, pero no para todos. El Borbón se marcho sin que nadie le molestara, sin que nadie le echara en cara sus crímenes y delitos, pero inmediatamente comenzaron las conspiraciones para acabar con nuestra niña bonita, hablaremos aquí de lo que comploto la” Santísima Madre Iglesia” contra ella.
Desde que Constantino dio todo poder a la Iglesia la unión entre el Trono, el Altar y el Ejercito, no ha sido nunca desmentida, veamos lo que decía Monseñor Benlloch en 1894, conocido por haber llegado al obispado gracias a los favores de una tía del rey Alfonso XIII. Durante un Congreso Católico celebrado en una ciudad catalana, acabo su intervención con estas palabras dirigidas a los militares allí presentes “Vosotros lleváis la cruz en el cinto. Nosotros la llevamos sobre el pecho. Y es gracias a vuestro apoyo que nosotros podemos hacer triunfar la cruz contra las herejías de todos los tiempos.”
No haría falta mucho tiempo para que la Iglesia conspirara con los militares para acabar con los herejes, con los republicanos, con nosotros.
La Iglesia siempre ha considerado que la Monarquía era necesaria para asentar su poder y desde siempre odió todo lo que fuera poder popular, democracia y República, no solo en España, sino en todos los países del universo mundo.
La República Española vivió cinco años hostilizada constantemente por las derechas, veamos lo que decía Gomá, de triste recuerdo, en el Congreso Eucarístico de Buenos Aires en el año 1934, dos años antes de la insurrección militar.
El entonces arzobispo de Toledo se expresó así “Contemplemos como en la vieja Europa solo emergen sobre el mar que ha sepultado las democracias, las altas cumbres de las dictaduras”
Entre los asistentes al Congreso se hallaba el cardenal Pacelli secretario de Pío XI, mas tarde Pío XII y que estuvo totalmente de acuerdo con las palabras de Gomá, es posible que aprovecharan del encuentro para poner al día sus conspiraciones contra la joven República.
Hablemos un poco de este Gomá, enemigo jurado de la Republica, como toda las jerarquías de la Iglesia, esta recibía sus cargos de la mano del rey y no soportaba otro régimen que no fuera el monárquico, para ella todo lo que fuera separación de la Iglesia y del estado, enseñanza que no pasara por sus manos, libertad e igualdad era insoportable, ya que mermaba su poder, ahora es lo mismo, no han cambiado.
Volvamos a nuestro personaje, nacido catalán, del Campo de Tarragona fue un fanático nacionalista, algunos creen que fue esto lo que llevo a sus superiores a nombrarle arzobispo de Toledo.
La sublevación militar de la que el fue uno de los principales artífices le sorprendió en Navarra, allí pudo gozar de la hospitalidad del obispo Olaochea, luego arzobispo de Valencia, y allí pudo constatar, con alegría, como los curas navarros instruían e hacían instruir a los jóvenes para la insurrección, a algunos los mandaban a Italia para que aprendieran de los fascistas de allí. Había incluso sacerdotes navarros que se dedicaban a la apostólica tarea de fabricar bombas. Se ha probado que esta preparación comenzó desde la proclamación de la Republica.
Si hablamos de Gomá es porque este triste personaje fue el inventor de la Santa Cruzada, así llamó a la sublevación asesina, y este siniestro título fue aprobado por los papas sucesivos y ha pasado a la historia, los rebeldes exterminadores eran cruzados y podían permitirse todos los desmanes en nombre de Dios.
Sus fechorías no acabaron ahí, fue el que tomo la iniciativa de la Carta Pastoral colectiva de los obispos españoles en junio 1937, que obedecían a una orden del asesino general Franco.
Este documento episcopal, tenía como objeto informar a todos los obispos del mundo sobre el deber sagrado de apoyar la cruzada contra la República.
La emoción del mundo católico fue grande, así como su total aprobación. Una de sus consecuencias fue que a los republicanos se nos considero como hijos del diablo en muchos sitios, cuando los refugiados de la retirada pasaron a Francia, las gentes, alertadas por los periódicos católicos venían a ver si teníamos rabo.
No debe extrañarnos a la vista todos estos hechos, el comportamiento brutal de curas y fieles, todo podía permitirse contra los republicanos, torturas, fusilamientos, violaciones y asesinatos. Los curas fueron el grueso de la quinta columna, en sus conventos escondían las armas preparando la insurrección, desde los campanarios disparaban contra el pueblo, el ejemplo venia de alto, de sus jerarquías. De todo esto nadie les ha pedido cuentas hasta ahora.
Los curas, obispos y cardenales no han cambiado, con el dinero de nuestros impuestos construyen Basílicas a sus menguadas victimas sin pedir perdón por los ciento de miles de inocentes que fueron inmolados a su dios.
Siguen gritando y despotricando contra el régimen democrático culpable de no darles el poder absoluto que desean. No olvidemos lo que hicieron, porque si pudieran lo volverían a hacer.
Viva la República