La lucha (legal) por la III República ha comenzado
A todos los republicanos españoles:
Me dirijo a todos vosotros, amigos y compañeros, no en función de ningún liderazgo que en absoluto poseo ni pretendo poseer, ni obedeciendo a un mesianismo personal que en ningún momento he sentido ni pienso sentir, ni empujado por un eventual espíritu visionario y profético que jamás, que yo sepa, ha encontrado cobijo en mi mente. No, me dirijo a vosotros, demócratas españoles, en un momento ciertamente difícil para la vida de este país que se debate en una crisis económica, financiera, política, social, institucional… sin precedentes en la historia, sólo como un ciudadano de a pie, como un militante de base, como un luchador impenitente que, acostumbrado a jugarse la piel en el pasado arrostrando todos los peligros que en una guerra acechan al soldado, vuelve a estar dispuesto al mayor de los sacrificios personales en aras de que la sociedad española consiga por fin entrar políticamente en el siglo XXI, transformando su anquilosada estructura actual (la monarquía borbónica instaurada por el dictador Franco) en una avanzada y modélica democracia de corte republicano.
Según recientes encuestas publicadas en determinados medios de comunicación, más del 70% de los españoles se confiesa republicano. Es decir, la inmensa mayoría de los ciudadanos de este país quiere como forma del Estado, del Estado español, la República, el más democrático y representativo de cuantos sistemas políticos han existido, y existen, en el mundo.
Sin embargo, en la España actual, sumida todavía en el peligroso nirvana de la post dictadura, víctima del engañoso consenso, todavía vigente, con el que las fuerzas políticas y militares del franquismo se aseguraron su supervivencia y la reinstauración de una monarquía borbónica desprestigiada y despreciada por el pueblo español, seguimos a día de hoy, a punto de finalizar la primera década del siglo XXI, “adorando” y “divinizando” al heredero de Franco a título de rey, Juan Carlos de Borbón, un hombre de pésima catadura moral, sin las mínimas cualidades que deben adornar a un jefe de Estado de una nación europea, moderna y desarrollada, y que ha sobrevivido a treinta y tres años de corrupción, “pelotazos”, golpismo militar, terrorismo de Estado, dictadura encubierta, dislates y aberraciones personales de todo tipo… gracias a la impunidad absoluta que él mismo se dio en la sacrosanta Constitución (que ahora cumple tres décadas) elaborada por sus propios testaferros políticos. Y, también, faltaría más, a la culpable ley del silencio tejida a su alrededor por los serviles medios de comunicación de este país.
Pero amigos, demócratas españoles, republicanos, ciudadanos de buena fe que queréis lo mejor para vuestra nación, para vosotros y para vuestros hijos… la lucha legal, la batalla sin cuartel, el pulso social y político necesario para cambiar este estado de cosas, para que España se sume cuanto antes al pelotón de cabeza de las democracias más avanzadas del mundo, ha comenzado ya con fuerza inusitada. La futura, y próxima, III República española está ya en la calle, en la sociedad, en los jóvenes, en las tertulias, en los foros de Internet, en los ateneos, en los clubes de opinión, en las familias…No está, todavía, en los medios de comunicación oficiales y en los colaboradores del sistema actual, pero cada día que pasa la victoria final está más cerca. De ella empiezan a ser conscientes los partidos políticos del arco parlamentario español actual y, entre ellos, los dos mayoritarios: el Socialista en el poder (que, con evidente pragmatismo, todavía respalda al heredero de Franco) y el Popular, que esperan ¡como no! el momento oportuno para sumarse al cambio insoslayable.
Debemos unirnos todos los que aspiramos y soñamos con una nueva República para nuestro país. Sin esa unión jamás conseguiremos nuestro propósito. Superemos cuanto antes la actual situación de grupos, partidos, asociaciones, foros, movimientos ciudadanos… que, sin duda, han sido necesarios para atravesar el largo desierto recorrido hasta la fecha. Y que deberán seguir existiendo en el futuro como fruto de la diversidad política, social y cultural republicana. Pero en el momento actual hay que ir hacia la unión total, con la vista puesta en la creación de un movimiento político y social de amplio espectro que obligue a los acomodaticios políticos encaramados en el poder o en sus aledaños (que no tienen prisa por el cambio porque reciben en sus poltronas incuestionables prebendas) a tomarse muy en serio los ideales y los sueños de la amplia mayoría de la sociedad española.
Compañeros republicanos: Para conseguir nuestros ideales la mejor arma es la ley, el mejor campo de batalla el Estado de derecho, la táctica más plausible la lucha pacífica, legal y sin cuartel. Uníos, salir a la calle, aunque seáis pocos, no os importe la cantidad. Y en el mayor número posible de ocasiones. Con la bandera tricolor en la mano y la ilusión y la esperanza en el corazón. La primera convocatoria la tenéis muy próxima: el sábado día 6 de diciembre a las doce horas en la plaza de la Cibeles de Madrid. Pero habrá otras: los aniversarios del 23-F, del inicio de la guerra de Irak, de la implantación de la II República española…Y cuando nuestras manifestaciones en la calle (todas legales, todas autorizadas) cuenten con miles, decenas de miles (ya lo hemos conseguido en el pasado reciente), centenares de miles, millones de ciudadanos aspirantes al cambio… los políticos acomodaticios de la mal llamada transición (aquí no hubo transición después del franquismo sino sólo una continuación pactada del mismo) no tendrán más remedio que claudicar ante los deseos libremente expresados por el pueblo soberano. El régimen actual, el borbónico ideado por Franco, el pomposamente denominado de “las Autonomías”, el parido por una Constitución totalmente desfasada a día de hoy, está enfermo de muerte y requiere un cambio total en el medio plazo. No más allá del fin de la actual legislatura. Y la actual crisis, la crisis sin precedentes que en estos momentos nos tiene a todos contra las cuerdas, va a servir, con toda seguridad, de oportuno catalizador para conseguirlo. Aunque será con importantes sacrificios personales y colectivos. Como tantas veces ha ocurrido en la historia de los pueblos.
¡Ciudadanos de la izquierda, de la derecha, del centro! ¡Demócratas españoles! A todos os necesitará la III República. En ella os sentiréis cómodos, será vuestra casa, un reducto de democracia, libertad y derechos humanos. En este momento, cuando la Constitución franquista del 78 cumple treinta años, yo me permito, recogiendo el sentir de decenas, centenares, miles de ciudadanos españoles sin voz, gritar fuerte y alto:
¡Váyase, señor Borbón! Su ciclo histórico ha terminado ya. Usted en estos momentos es sólo un cadáver político presto a descansar para siempre en el pudridero de El Escorial o bajo la rica y pesada losa del Valle de los Caídos, junto a los huesos de su amado caudillo.
¡Váyase, señor Borbón!
Y déjenos a los españoles entrar en la verdadera democracia. La que sólo puede otorgar ¡La República!
¡Constitución sí, pero republicana!