La M3moria del pueblo sigue viva
Por Nerea Martínez Aranburuzabala y José Arturo Val del Olmo*
Un recuerdo para los detenidos en 1983 por intentar colocar el monolito. Nuestro agradecimiento a los que consiguieron ponerlo un año después. Ese puño de hierro en el que ahora, desde hace muy poco tiempo, se turnan hasta las autoridades para dejar flores; fue una acción clandestina que burló la represión…
Desde hace 25 años víctimas, supervivientes, familiares y personas comprometidas con la memoria obrera se reúnen en Martxoak 3 Elkartea -Asociación Víctimas 3 de Marzo. Pero la denuncia de la impunidad del crimen de Estado perpetrado en 1976 ha existido desde mucho antes. Por eso, en este aniversario, nuestro primer agradecimiento es a todos los que desde el principio han estado en esta batalla contra el olvido institucional.
«Estos muertos son de todo el pueblo de Vitoria», dijo Jesús Fernández Naves y ha sido el pueblo de Gasteiz el que ha mantenido viva su llama. Las élites franquistas y sus cómplices querían silencio, pero la memoria del 3 de marzo está viva, gracias a personas que luchan hoy, pero sobre todo a las que lo han hecho siempre. Nuestra memoria es un recorrido de resistencia frente al modelo de impunidad español, una secuencia de pequeñas conquistas que con el paso del tiempo nos muestran una gran victoria.
Nuestra memoria es la de todas las luchas que nos han acompañado y acompañan. Somos la memoria de ese dedo anónimo que escribió en el suelo la palabra JUSTICIA con la sangre aún caliente del obrero asesinado. Estamos en deuda con los que desafiaron a la policía y colocaron placas, cruces, y túmulos. Nunca se dejó de pintar paredes a escondidas, de gritar consignas al viento, de cantar y de contar lo ocurrido. Y, sobre todo, la clase trabajadora nunca ha dejado de movilizarse cada 3 de marzo. Año tras año, la memoria se viste con un nuevo buzo. Los 3 de marzo son una crónica de nuestro país: Lucha obrera unida a solidaridad con los represaliados, derechos sociales, antifascismo y por supuesto feminismo. Todas esas y muchas más banderas han avivado durante décadas la denuncia de la masacre. Qué mejor homenaje para Pedro María, Romualdo, Francisco, José y Bienvenido; también para Juan Gabriel y Vicente.
Un recuerdo para los detenidos en 1983 por intentar colocar el monolito. Nuestro agradecimiento a los que consiguieron ponerlo un año después. Ese puño de hierro en el que ahora, desde hace muy poco tiempo, se turnan hasta las autoridades para dejar flores; fue una acción clandestina que burló la represión. No olvidemos que durante mucho tiempo la única aportación institucional a nuestra memoria ha sido la represión, de todos los colores. Todavía nos duele la carga de la Ertzaintza de 2006. No sólo por los golpes, sino por el atestado policial que por primera vez dio cita en un juzgado a las víctimas del 3 de marzo, pero como acusadas.
Ahora la realidad es muy distinta. Tras décadas de abandono, las instituciones han llegado. Es una victoria de todas las personas que nunca se fueron. Hoy afrontamos un reto compartido, la creación de un Espacio de Memoria en la iglesia donde se celebraba la asamblea masacrada por la policía. Es una gran oportunidad que no desaprovecharemos para contar nuestra propia historia, la de 1976, pero también la de todo este largo camino de medio siglo contra la impunidad. Si hemos llegado hasta aquí y si vamos a seguir avanzando, es sin duda porque la M3MORIA del pueblo sigue viva.
* Representantes de Martxoak 3 en el Patronato de la Fundación del Memorial 3 de Marzo
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