La unidad en la coyuntura actual
Lo que viene a continuación no es más que una reflexión en voz alta:
Creo que no es una exageración afirmar que en la actualidad se presentan las condiciones y posibilidades para abrir un nuevo rumbo en la historia del Estado español. La lucha contra el capitalismo neoliberal es, sin duda, la tarea del momento. Pero no se trata de reemplazar el modelo neoliberal por un nuevo keynesianismo o rehacer los recetarios de la “Tercera Vía” y de la socialdemócracia ya que no hacen otra cosa que mantenernos dentro del charco capitalista.
La particularidad del presente es que mientras se pone al descubierto el carácter perverso de las políticas neoliberales, se visualiza un gran desprestigio del sistema monárquico y del turnismo político que han sido, justamente, dos de los baluartes de la transición surgida de las entrañas del fascismo.
Este nuevo rumbo requiere una conducción política con mentalidad estratégica, capaz de comprender la complejidad de las contradicciones que están en curso, de interpretar los cambios que se están operando, de visualizar con amplitud de miras el horizonte y actuar en consecuencia. Este es el reto.
Es evidente que en el seno de la vieja y la "nueva" izquierda, siguen operando las ilusiones reformistas y esto es algo que percibimos a diario. No se puede ignorar la importancia de este elemento, que a la vez nos permite constatar que de momento no existe un verdadera alternativa revolucionaria. Pero esta alternativa no surgirá desde la nada ni progresará fuera de los movimientos políticos y sociales que ahora mismo están en curso.
Se hace necesario, por tanto, reforzar el movimiento de resistencia y las reivindicaciones de liberación nacional realmente existentes y darles un fuerte contenido obrero. Esto no se puede llevar a cabo desde el sectarismo, sino a partir de una labor de masas que agrupe a los más amplios sectores del pueblo. La lucha de masas puede agudizar las contradicciones y hacerlas estallar en favor del campo revolucionario, poniendo, en paralelo, al descubierto, la inviabilidad de las ilusiones reformistas.
Es cierto que hoy por hoy, estos movimientos políticos, sociales y sindicales tienen limitaciones notorias y defectos que hay que corregir y ante los cuales debemos ser implacables. Ahora bien, esto no hace más que poner al descubierto las incapacidad que arrastramos los marxistas para llevar a cabo una verdadera política de masas y para construir una vanguardia digna de este nombre.
Lanzar un mensaje unitario puede y debe tener un carácter esperanzador. Urge, igualmente, una labor de agrupación y reforzamiento teórico de todos aquello que vemos con claridad que las políticas reformistas, por si mismas, no llevan a ninguna parte. De ahí que sea conveniente levantar una alternativa verdaderamente revolucionaria. Pongámonos manos a la obra.
Viñeta del Roto