‘Little Richard: I Am Everything’

‘Little Richard: I Am Everything’

Por Mariano Muniesa. LQSomos.

Little Richard: revolucionario del rock y estrella de los festivales de cine

Sin lugar a dudas, el documental que ha logrado un éxito mayor y una repercusión en medios más impactante en la reciente última edición del Festival LGBTQIA+ BFI Flare London 2023, ha sido el excelente trabajo de la realizadora Lisa Cortés ‘Little Richard: I Am Everything’, una visión objetiva, desprejuiciada y al mismo tiempo cómplice de uno de los iconos más celebrados de la historia del rock’n’roll en sus orígenes, tan provocador como controvertido, tan genial como histriónico. Y siempre, a lo largo de toda su carrera, fascinante.

De herencia afrocolombiana por parte de su padre, Lisa Cortés con su productora Cortés Films, ya tiene en su currículum varias producciones menos conocidas pero sumamente interesantes, pero sin duda este documental va a marcar un antes y un después en su prometedora trayectoria. En esta película, Cortés celebra la vida y la carrera del “arquitecto del rock n’ roll” con toda la efervescencia y alegría que vibró siempre en su música, sin dejar de abrir todas las visiones sobre las contradicciones del personaje protagonista, que nacían de su anhelo de ser aceptado como negro, extravagante y homosexual, de su fe religiosa profundamente arraigada y de su conservadora educación. Little Richard pasaba por periodos en los que le preocupaba ir al infierno por ser gay y tocar la música del diablo aunque pueda parecer increíble, y esa tensión interna se refleja a la perfección en el documental.

No debería ser necesario recordarlo, pero nunca está de más: Little Richard fue verdaderamente el rey del Rock n’ Roll. Todos le copiaron, incluidos Pat Boone, al que Little Richard nunca le perdonó que vendieras más copias de su versión de “Tutti Frutti” que su original, pero nadie pudo igualarlo. Elvis Presley nunca habría existido sin Little Richard. Desgarrado por su talento natural y su necesidad de actuar, que se oponía a su deseo de no ofender a Dios, Little Richard logró crear su propia forma de música, la cual dejó un legado masivo que influyó decisivamente en todo lo que vino después de él.

Como dice el gran cineasta John Waters: “Las primeras canciones que amas y que tus padres odian, es el comienzo de la banda sonora de tu vida y en mi caso, todo empezó con “Lucille”. Little Richard me dio el combustible para rebelarme muy, muy temprano. El concepto de adolescente no existía en los 50 como lo conocemos ahora. Después de la Segunda Guerra Mundial, la idea de la angustia adolescente era nueva. Ese deseo de ser libre, experimentar y ser diferente, solo necesitaba una chispa”.

Esa chispa fue el Rock’n’Roll, y Little Richard junto a Chuck Berry, quien encendió la mecha. “Mi música derribó los muros de la segregación”, afirmó con razón; fue un emancipador, no solo por ser negro, sino por ser abiertamente gay. Su efecto en la comunidad gay fue masivo e hizo que ya incluso en los años 50 muchas personas tuvieran el coraje de ser ellos mismos, de atreverse a no ocultar su identidad y su opción sexual.

Creó su propia estética a base de ropa deliberadamente exagerada en su colorido e incluso con su fino bigote, que se convirtió en un toque tan distintivo que John Waters, entre otros, se lo dejaron a modo de tributo. Pero hizo ese look completamente suyo, a pesar de que se lo copiaran en los 70 David Bowie o Elton John con su ropa extravagante y su peculiar puesta en escena en los conciertos. Una serie de auténticos gigantes de la música actual tienen una enorme deuda con él, desde los Beatles, a quienes llevó a Hamburgo para tocar con él, Jimi Hendrix, que fue guitarrista en su banda hasta Sir Tom Jones.

En el relato del documental se cuenta que nació con algunas deformidades físicas -tenía una pierna y un brazo más largo que el otro- pero a pesar de ello, decidió que no le iba a importar lo que pensaran los demás y que haría lo que su corazón le dictaba. Su padre, Charles “Bud” Penniman, era pastor de la iglesia pentecostal, lo cual no le impedía regentar un club nocturno llamado Tip In Inn y vender alcohol clandestino de contrabando. Con solo 15 años, Richard fue rechazado por su padre por ser homosexual y expulsado de su casa. Algún tiempo después, cuando editó su primer disco, su padre quedó tan impresionado que lo puso todo el día en el club nocturno y permitió que el muchacho regresara a casa. Lamentablemente, uno de sus mejores amigos mató al pastor a tiros, lo que afectó profundamente a Little Richard, al igual que más tarde, la inesperada muerte de su hermano Tony. Estos incidentes y muchos otros, incluyendo una experiencia que tuvo en Australia, que leyó como una señal de Dios, lo llevaron de regreso a sus raíces religiosas y durante muchos períodos de su vida, trató de ser el predicador que había soñado ser cuando era un niño, pero el impulso de hacer música era demasiado fuerte e inevitablemente se encontró a sí mismo de nuevo en el escenario.

A lo largo del metraje se nos narra que gracias a la madre del rock’n’roll, Sister Rosetta Tharpe, que le invitó a unirse a ella en el escenario cuando era adolescente, su pasión por la música se afianzó definitivamente y se zambulló en el rock´n´roll. Aprendió su estilo de tocar el piano viendo a Ike Turner y adaptando su forma percusiva de tocar, en la que el batería tiene que seguir el ritmo de la mano derecha, mientras que la mano izquierda golpea el boogie woogie. Una vez le dijo a su batería que escuchara el sonido de las ruedas del tren girando al salir de la estación: “ese es el tipo de ritmo que quiero, ¿lo entiendes?”.

El rock n’ roll fue estigmatizado no solamente como música del diablo, sino como música para delincuentes por racistas blancos aterrorizados al ver a sus propios hijos disfrutar de esta “peligrosa” música negra. Las chicas arrojaban sus bragas al escenario y le enviaban fotos de ellas desnudas con números de teléfono. ¡El fenómeno de la angustia adolescente y las niñas que chillaban no comenzó con los Beatles y los Stones! Los adolescentes blancos aparecían en los locales para negros para escucharle, lo cual era todo un desafío a la legalidad, ya que la segregación aún estaba vigente antes del Movimiento por los Derechos Civiles de los años 60. Sin duda, el rock llevó la revolución a la sociedad americana, una revolución por la libertad que está en el origen de toda la filosofía contracultural de los años 60. Little Richard estaba allí.

Esta película revela la fascinante y conmovedora historia de la vida de una estrella del rock, pero también de un extraordinario ser humano. Con excelente material de archivo, fragmentos de películas y fotos, esta es una película que nadie debe perderse. Es una lección de vida, de alegría y de lucha.

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