Los palestinos ¿Son animales?

Los palestinos ¿Son animales?

Por Nònimo Lustre

Desde ministras genocidas hasta insultantes tiktokeras, para la casta sionista los palestinos son literalmente animales -sin el adverbio como. Visto que la vida zoológica es muy rica en especies, cabe preguntarse: a los ojos sionistas, ¿qué clase de animal será el pueblo palestino? Porque no nos han dicho si es grande o pequeño, si pone huevos como el ornitorrinco o es un mamífero placentario, si es venenoso o inocuo, si puede domesticarse o si rechaza la doma -como los gurriatos urbanos que mueren si los enjaulan. Etcétera.

Para resolver tan angustioso dilema y puesto que Israel es un seudo-Estado teocrático, quizá deberíamos comenzar con la Teología Comparada, disciplina en la que los sionistas son asaz duchos. ¿En qué omnipotencias piensan los canallas cuando ven animales en los palestinos? Por inercia histórica convencional, suponemos que en esos dioses del Antiguo Egipto que fungen como los más rancios de la Civilización -aunque haya miles de mandones sobrenaturales, mucho más arcaicos, en otros cuantos millares de pueblos no menos ‘civilizados’.

Esos dioses solían presentarse al mundo emperifollados con unas cabezas que, a menudo, eran de animales. Ejemplos: Isis, la Diosa Madre, es representada -a veces, no siempre- como una mujer alada. Ra, dios del Cielo y del Sol, luce cabeza de halcón -y Horus, también. Thot, dios de la sabiduría, lleva cabeza de ibis o de babuino. Anubis, deidad de la muerte y de la resurrección, amenaza con una cabeza de chacal. Sejmet, diosa de la Fuerza, nos mira desde su cabeza de leona. Y Seth, hermano y asesino de Osiris, dios del desorden, de los desiertos, las tempestades y la guerra se toca con un animal que todavía no se ha podido identificar. Si jugamos a hipostasiar a los sionistas actuales -difícil tarea esto de divinizar al Demonio-, nosotros apostamos por elevar a los altares a dos jóvenes hispano-sionistas que son, o bien heroínas (¿) activas como la sargento Alba A. (23 años, dice que no es judía) o bien mártires como una sevillana que murió el 07 octubre – mencionada en uno de nuestros primeros artículos. Por otra parte, Ra, dios del Sol, y Horus necesariamente tienen que ser futbolistas; el sabio Thot, será un académico de prestigio -léase, de esos que, desde Murcia fingían trabajar en Riyad a cambio de 70.000 eurazos-; el fúnebre Anubis, sería un militar y la leona Sejmet podría ir a la COP 28 como culta oteadora en las monterías mientras que, para finalizar, dejaríamos al fratricida Seth como comodín del juego.

Los libros sagrados

Tras la broma, la Hemeroteca. En la Biblia, el Corán y la Torá, se alude continuamente a la ambigua suerte de los animales. Pero los tres libros sagrados son consustancialmente palimpsestos, corta y pega a todas horas, inmutables palabras de dioses que, sin embargo, nunca redactan con los mismos términos y/o intenciones porque, por encima del Yavé inscrito en piedra y bronce, en cualquier palimpsesto habitan ‘los ‘geniecillos de la imprenta’. Desmenucemos el Viejo Testamento:

El Génesis, describe a los camellos como animales de carga utilizados en las caravanas pero quizá debamos hacer una precisión: los dromedarios del Oriente Próximo fueron domesticados para servir como animales de carga poco antes del 2.000 ane y, en el antiguo Oriente Próximo, no se utilizaron como bestias de carga hasta bastante después del año 1.000 ane.

“Yavé, pues, formó de la tierra todos los animales del campo y todas las aves del cielo, y los trajo al hombre para ver cómo los llamaría… El hombre puso nombres a todo el ganado, a las aves del cielo y a todos los animales del campo… Y Yavé dijo a Noé: “Entra en el arca tú, y toda tu familia…De todo animal limpio toma contigo siete parejas, el macho y su hembra; pero de los animales que no son limpios sólo una pareja, el macho y su hembra”. El criterio de puro o impuro, se especificará en el Levítico (cf. infra)

El Éxodo nos cuenta la última de la decena de plagas que cayeron sobre Egipto, cuando una enfermedad misteriosa diezmó a los egipcios y a sus rebaños; a todos les salieron forúnculos y llagas aunque lo peor llegó a continuación: la muerte de los primogénitos, tanto humanos como animales… “Pero entre todos los hijos de Israel, ni un perro les ladrará, ni a los hombres ni a los animales, para que sepáis que Yavé distingue entre los egipcios y los israelitas”.

Y, en general, la Biblia nos cuenta otras curiosidades. Ejemplos: uno muy popular, “la serpiente, que era el más astuto de todos los animales del campo. Yavé dijo a la serpiente “Porque hiciste esto, serás maldita entre todos los animales domésticos y entre todos los animales del campo. Te arrastrarás sobre tu vientre y comerás polvo todos los días de tu vida.”. Y otras menos conocidas: que los burros eran muy utilizados como bestias de carga. Y, para concluir, una anécdota interesante: que asentamientos de los filisteos de la costa en ese mismo periodo -la Edad del Hierro I-, muestran una proporción sorprendentemente alta de huesos de cerdo. Aunque los primitivos israelitas no comían cerdo, es evidente que los filisteos sí lo hacían, al igual que los amonitas y moabitas al este del Jordán.

[Apunte gazatí: la colección de huesos de animales desenterrada en Tell Jemmeh, un yacimiento cercano a Gaza, muestra un espectacular aumento del número de camellos en el siglo VII, todos ellos adultos y, por tanto, no pertenecientes a un rebaño natural criado en el lugar -seguramente eran dromedarios caravaneros]

El Levítico nos enseña la diferencia entre animales puros e impuros. “Yavé habló a Moisés y a Aarón diciendo: éstos son los animales que podréis comer: cualquier animal que tiene pezuñas partidas, hendidas en mitades, y que rumia. Pero de los que rumian o de los que tienen la pezuña partida, no comeréis éstos: el camello, porque rumia pero no tiene la pezuña partida; el conejo, porque rumia pero no tiene la pezuña partida; la liebre, porque rumia pero no tiene la pezuña partida; el cerdo, porque tiene las pezuñas partidas, hendidas en mitades, pero no rumia, será para vosotros inmundo… De todos los animales acuáticos podréis comer éstos: todos los que tienen aletas y escamas, tanto de las aguas del mar como de los ríos. Pero todos los que no tienen aletas ni escamas, tanto en el mar como en los ríos, así como cualquier otra criatura acuática y cualquier otro ser viviente que hay en el agua, serán para vosotros detestables.”

Yavé es tan meticuloso que no olvida unas advertencias complementarias: a) “Entre los animales que se desplazan sobre la tierra, éstos os serán inmundos: la comadreja, el ratón y la tortuga. Según sus especies; el camaleón, el cocodrilo, el lagarto, la lagartija y el calamón.” b) “‘No harás copular dos animales de especies diferentes. No sembrarás tu campo con una mezcla de dos clases de semillas. Tampoco te pondrás un vestido tejido con hilos de dos materiales distintos”. A la postre, Yavé se desata con la pureza de la sangre: “Habla a Aarón y dile: Ningún descendiente tuyo que tenga algún defecto se acercará para ofrecer el pan de su Dios…. sea ciego, cojo, mutilado, desproporcionado, tenga fractura en el pie o en la mano, jorobado, enano, quien tenga nube en el ojo, quien tenga sarna o tiña, o tenga testículo dañado”. Había comenzado una infame clase de limpieza étnica.

Monstruos, animales, quimeras, ¿o son palestinos)

El Corán. “Os está prohibido comer los animales muertos, la sangre, la carne de cerdo y todo animal sobre el cual se haya invocado otro nom­bre distinto del de Dios. El que lo hiciese, movido por la necesidad, y no como rebelde y transgresor, no será culpable. Dios es indulgente y mise­ricordioso… Los animales muertos, la sangre, la carne de cerdo, todo lo que ha sido matado bajo la invocación de otro nombre distinto del de Dios; los animales asfixiados, acogotados, muertos de una caída o de alguna cornada; los que han sido mordidos por un animal feroz, a menos que no los hayáis purificado con una sangría; lo que ha sido inmolado en los altares de los ídolos; todo esto os está prohi­bido…. En cuanto a los judíos, les hemos prohibido todos los ani­males que no tienen el casco del pie partido; les hemos prohibido igualmente la grasa de los bueyes y de los carneros, excepto la del lomo y de las entrañas y la que está pegada a los huesos. Es para cas­tigarlos por sus iniquidades. Nosotros somos equitativos”

Torá: “El Ser Humano designó los nombres de todos los animales y las aves del cielo y de todas las bestias del campo; pero para él mismo, ¡no halló una compañía ideal!… Pasaré por todos tus rebaños y tú retira de esos rebaños a todos los animales punteados o veteados, y todos los borregos oscuros, y las cabras punteadas y moteadas… ¡y esos serán mi paga!”

La arqueología destructiva en Gaza

Hemos reiterado in extenso algunos párrafos de los tres Libros Sagrados porque rozan lo arqueológico. Hora es de abordar los datos físicos del pasado, toquen o bordeen los tiempos bíblico-coránicos:

En Israel, la arqueología no es una curiosidad sino una disciplina popular y, sobre todo, una herramienta para afianzar su identidad nacional. Por esto último, no es una indagación académica pura y empírica puesto que se divide en dos ramas antagónicas: la arqueología destructiva cuya tarea es erradicar cualquier signo de ocupación no sionista de Palestina y su contraria, una arqueología imaginativa especializada en desenterrar hasta el mínimo hallazgo que encaje en el estrecho marco del sionismo. En cuanto a la rama destructiva en Gaza:

Palestina tiene 12.000 yacimientos arqueológicos pero ninguno está incluido en la UNESCO World Heritage Convention. Dentro de esta Convención, se alberga la World Heritage List (WHL) Limitándonos a Gaza, su gobierno autónomo ha propuesto tres yacimientos para ser incorporados a la susodicha WHL: Tell Umm Amer, Wadi Gaza Coastal Wetlands y Anthedon Harbour.

Ahora bien, en julio-agosto de 2014, durante una de las frecuentes matanzas/invasiones que el Tsahal ha infligido a la Franja, el organismo palestino Al-Haq registró el bombardeo de 120 mezquitas -entre ellas, 61 sufrieron destrucciones parciales- y de una sola iglesia cristiana. Asimismo, en mayo 2021, los ataques aéreos causaron graves daños a la Gran Mezquita Omarí, también conocida como la Gran Mezquita de Gaza, la segunda más antigua de Palestina. Asimismo, resultaron semidestruidos los sitios arqueológicos Tell el-Sakan y Tal Umm Amer y las ruinas del monasterio de san Hilario.

La costa de Gaza es interesante por alojar algunos yacimientos arqueológicos de cierta importancia. Hacia los 1990’s, se descubrió una ciudad romana amurallada y reforzada con una segunda defensa (rampart) datada en la Edad de Hierro -siglo VII ane- y unas viviendas del período aqueménido –entre 539 y 332 ane-, una fuente y una lujosa villa de Anthedon, helenística ciudad greco-romana fechada entre 332 ane y 324 ane. Igualmente, se encontraron unos restos bizantinos, una iglesia y un cementerio de los años 324-638. Para protegerlos, los vestigios descubiertos fueron vueltos a enterrar (cf. Alexia Guillaume. 2022. Cultural Apartheid. Israel’s Erasure of Palestinian Heritage in Gaza; Al-Haq (ed); Ramallah, Palestina; ISBN 978-9950-327-89-4)

La arqueología imaginativa en Gaza y alrededores

Que la arqueología es muy popular lo demuestra que sus peripecias suelen ocupar lugares de honor en los media. Huelga añadir que ningún medio mainstream recogerá jamás los datos citados en el parágrafo anterior -sobre la arqueología destructiva- pero siempre publican los hallazgos que tonifican la identidad hebrea. A veces, aunque sean hallazgos menores e incluso, tan arbitrarios como voluntaristas. Por ejemplo:

Aunque está fuera de Gaza, citamos Tel Gezer -entre Jerusalén y Tel Aviv-, porque es una buena muestra de los esfuerzos sionistas por hallar restos de un pasado que pueda asimilarse a la judeidad. Gezer es una colina artificial, un tel, formada por los residuos que comenzaron a amontonarse allá ca. la mitad de la Edad del Bronce -hace 3600 años. Por aquél entonces, estaba presidida por la ciudad-estado canaanita de Shefelah. Para los arqueólogos sionistas, la robustez de sus murallas, confirma que esa ciudad era capital de un Estado centralizado (¿) Fue automático que encontraran un rey famoso para lo que no pasaba de ser un mísero tel. En efecto, basándose en la Biblia, siguieron al pie de la letra esos versículos donde se asegura que Salomón construyó Gezer, Megido y Hazor. Y encontraron la suprema seguridad arqueológica cuando leyeron en el Viejo Testamento (1 Reyes 9:16) que Salomón reconstruyó la ciudad después de que la incendiara un anónimo faraón quien se la regaló a la hija del rey hebreo. ¿Un faraón arrasa una ciudadela y se la regala a la hija de su enemigo? Señorías, no comment.

En la década de los 1990’s, unos pocos académicos se sublevaron contra la arqueología imaginativa por su excesiva proclividad a utilizar su know how para confirmar la veracidad e historicidad de la Biblia. El profesor Israel Finkelstein critica esta seudo-ciencia informándonos, por ejemplo, que la datación por radio-carbono de la cerámica encontrada en Megido y Hazor, señala conclusivamente que las enormes puertas de esas ciudades se hicieron en el siglo IX ane., un siglo después de las vidas de David y de Salomón. Por nuestra parte, añadiremos que los problemas surgen cuando los vestigios abundan tanto que es demasiado fácil atribuirles tal o cual sustancia -ejemplo, la existencia física de Jesús @ el Cristo, enfrenta un problema serio: que Mesías no había uno sino muchísimos (cf. David Ariel, “David and Solomon’s Biblical Kingdom May Have Existed After All, New Study Suggests”, en Haaretz, 15.XI.2023)

Al día siguiente, los arqueólogos imaginativos hallan unas gruesas tejas de la ciudadela que Antíoco Epifanes construyó en Jerusalén ca. el siglo II ane. Según la periodista, usó esas tejas ‘paganas’ -comunes en el imperio romano, nosotros tenemos varias- “para molestar a los judíos” (¿) (cf. Ruth Schuster. “Archaeologists May Have Found Roof Tiles From Antiochus’ Missing Citadel in Jerusalem”; en Haaretz, 06.XII.2023)

La alambicada y dudosa solución etno-primatológica

Macho caucásico corrigiendo a Noble Simia

Lamentablemente, las dos arqueologías no nos ayudan a profundizar en los fundamentos -si los hubiere- de la arraigada creencia sionista en que los palestinos son animales. Por ende, hemos de volver a los orígenes, al Antiguo Egipto donde encontramos que los faraones maltrataban a sus babuinos sagrados; los mantenían encerrados y, como demuestran sus restos momificados, repletos de patologías esqueléticas, propias de monos malnutridos y raquíticos por falta de luz solar -a lo que añaden que estos primates no viven en Egipto sino miles de kilómetros más al sur. Dicho en modo actual, sagrada para Hollywood, la mona Chita no fue cuidada por Tarzán.

Si retrocedemos de la actualidad al siglo XVIII español, encontraremos a un ilustrado harto peculiar: fray Benito Jerónimo Feijóo (BJF). De este personaje, un estudioso nos asegura que fue “Portavoz de la Ilustración y espíritu enciclopédico universalmente reconocido, el padre Feijóo quería ser, según dice en Lo que sobra y falta en la física, un “ciudadano libre de la República Literaria, ni esclavo de Aristóteles ni aliado de sus enemigos”. Y, en lo que hoy nos atañe, BJF es terminante: los animales tienen inteligencia, entendimiento, memoria, sensibilidad y, en cierta medida, capacidad de comunicación”. Tesis que el dieciochesco fraile sustenta en citas de varias autoridades antiguas y contemporáneas, desde Plinio el Viejo y Aulo Gelio hasta Choisy y Réaumur” (Hans-Joachim Lope, Marburgo) Repitamos que BJF concede a los animales plenas capacidades humanas como son inteligencia, entendimiento, memoria, sensibilidad y, en cierta medida, capacidad de comunicación. No se puede llegar más lejos (cf. Fray Benito Jerónimo Feijóo, Propugnación de la racionalidad de los brutos (Discurso Nono, Teatro Crítico, tomo III; 1729, y Lisboa 1753)

Hasta los años 1960’s, la academia occidental no comenzó a publicar ensayos en los que se tomaba en serio la interacción entre humanos y animales. Es decir, hasta que esa interface dio origen a la -entonces- naciente disciplina de la Etno-Primatología, entendida como una reconciliación entre las antropologías biológica y Cultural (Erin P. Riley) La Etnoprimatología había llegado a la Academia y, al parecer, con ánimo para quedarse. Ejemplo, uno de sus recientes libros está dedicado “To the indigenous peoples of the Neotropics and the nonhuman primates that shared their ancestral lands” (cf. Urbani, B., & Lizarralde, M. (Eds.). 2020. “Neotropical Ethnoprimatology”; en Ethnobiology. doi:10.1007/978-3-030-27504-4) En cualquier caso, medio siglo después de su nacimiento, la archifamosa revista National Geographic bautizó a la nueva variedad universitaria cuando se atrevió a popularizar ese topos (cf. “Cómo piensan los animales. Ira, júbilo, gratitud, humor: su mente es más fascinante de lo que suponíamos;” en National Geographic, diciembre 2022)

Por todo ello, concluimos que, a falta de razonamientos menos genocidas, Ios sionistas podrían encontrar un punto de razonable semi-diálogo admitiendo a regañadientes que los palestinos son animales, concretamente de la subclase simiesca. No es ningún progreso humanitario pero, aun así, dudamos de que el verdadero amo de Israel -el Tsahal guiado por los rabinos-, lo tengan en consideración.

El sueño sionista ignora que retrocede hasta antes del siglo XVIII: palestino domesticado hasta la insania.

NB. Ningún palestino ha sido maltratado para redactar este artículo. Sin embargo, es irritante recordar que ha podido ser asesinado en Gaza. Otrosí, en varias ocasiones nos hemos ocupado del ‘alma animal’. En otros medios, citamos cuatro micro-ensayos: Algunos excesos en la humanización de los animales, 20.XI.2017; Animales ab intestato y otros, 18.I.2020; La racionalidad de los brutos, 20.I. 2020 y De brutos a brutos, 31.VII.2020. A ellos, añadimos hoy: Los Palestinos, ¿son animales?, 2.930 palabras, 08.XI.2023]

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