Luz al final del túnel
El Financiero de El Garaje. LQSomos. Enero 2014
Nos van a vender que 2014 será el año de la recuperación económica. Puede que el PIB del reino de España, después de haberse desplomado, suba algo; puede que las ventas de coches aumenten. Hasta conseguirían que bajase la cifra del paro (por la vía de la reducción de la población activa). La música de fondo será que el crecimiento ha vuelto a Estados Unidos y que lo peor a nivel global ha pasado.
La realidad es que los gravísimos problemas creados por una deuda monstruosa (se puede seguir en tiempo real en http://www.usdebtclock.org/world-debt-clock.html) y un sistema financiero/bancario quebrado han sido solamente congelados. Se está estirando el chicle. Alguien ha decidido que es necesaria una pausa. Se han inyectado billones de dólares para evitar que el sistema colapse. Esa pausa puede durar uno, dos o tres años, pero habrá que sacar los problemas del congelador. Y entonces se verá que lo peor no ha pasado. Mientras tanto se irán concretando medidas y políticas que constituirán la base de lo nuevo que venga.
Las élites lo tienen muy claro:1.- Gracias al formidable desarrollo tecnológico, el trabajo, tal y como lo hemos conocido, ya no es necesario para la producción de riqueza. 2.- La tecnología hace infinitamente más fácil el control de las poblaciones. 3.- Se garantizará la supervivencia (básica, eso sí) de esas poblaciones, lo que evitará que el nuevo equilibrio se vea amenazado en exceso.
Tras la pausa actual, vendrán tiempos convulsos porque vamos a entrar en una nueva etapa del capitalismo en la que van a cambiar (están cambiando) muchas cosas. El dólar (y todo el sistema financiero) está amenazado, Japón se encuentra al borde del abismo y la propia hegemonía USA se encuentra cuestionada por China y Rusia, así que puede pasar cualquier cosa.
Pero no hay que menospreciar la capacidad de transformación del sistema ni creer que está en las últimas. El modelo de capitalismo de demanda estaba agotado en los años 70 del pasado siglo… lo que llevó a muchos a prever el final del sistema. Pero lo que hemos visto (y no se vio venir entonces) ha sido un nuevo ciclo de más de 30 años basado en el crédito y la deuda. Y así estamos ahora, en un capitalismo más fuerte que nunca.
No se trata de adivinar el futuro sino de procurar no avanzar a ciegas y, a ser posible, utilizar este periodo de pausa relativa para ir construyendo alternativas, personales y, si se puede, globales. Lo que desde luego no nos va a servir son las recetas del pasado.
