Macron
El Financiero de El Garaje. LQSomos. Abril 2017
El experimento ha sido un éxito. Por fin se ha logrado en Francia (en los USA ya se había hecho con Obama) fabricar de la nada un candidato ganador.
En lo social esto significa que los grandes poderes económicos (Banca, Seguros, industria armamentista… en Francia) ya no necesitan pasar, para imponer sus políticas, por sus representantes tradicionales, los partidos de “derecha” y de “izquierda”.
La verdad es que en una nueva era de productividad exacerbada, de robotización y de control de las poblaciones por la tecnología, la estructura partidaria, al menos en su forma actual, es inoperante para las grandes corporaciones. Y muy cara.
En un periodo de máxima concentración de capitales y de la tecnología de punta (en manos de unos pocos), resulta coherente una mayor concentración y simplificación política. Así, se ha desmantelado a toda velocidad el sistema de partidos imperante en Francia en los últimos cincuenta años.
¿Macron? Nada de programas. Todo imagen y pragmatismo. Los medios de comunicación, en manos de los mismos poderes, le han llevado en volandas.
¿Recortes?, por supuesto. ¿Melanchon?: una ilusión.
Quien siga pensando en términos de partidos políticos o de representaciones sociales es que no ha entendido nada del mundo nuevo que viene.
¿Es esto aplicable a lo que está pasando en el Reino de España? Ya lo decíamos, hace dos años, en nuestro artículo “Desmontando el PP”
En esas estamos. Alguien ha decidido que hay que desmontar el PP. Ese alguien es el poder económico. El de aquí y, muy probablemente, los que lo detentan a nivel europeo. No hay que olvidar que en el marco de la actual situación de contestación de la hegemonía estadounidense (China, Rusia, etc.), Alemania trabaja por la consolidación de un polo europeo, bajo su liderazgo y control.
Y añadíamos:
El capitalismo financiero necesita que los capitales se muevan libremente. La corrupción, naturalmente, forma parte del sistema. Pero se trata de la gran corrupción, ligada a las grandes corporaciones, que al final resulta incompatible con ese entramado tan nuestro, ligado a mafias locales, muy próximo al tradicional bandolerismo. Vivimos tiempos de concentración extrema de poder económico, que incluye concentración de la corrupción. Ya va quedando menos sitio para las corruptelas locales que perturban el “juego natural” del sistema. Es en ese marco en el que algunos jueces, atentos al cambio del viento, se van despertando o atreviendo.
El proceso está llevando su tiempo por culpa de nuestras peculiaridades sociales, pero es imparable y va a arrastrar tanto al PP como al PSOE y con ellos al “Estado de las autonomías”.
Su preocupación resulta meridianamente clara. Al día siguiente de las elecciones francesas y en medio de una ola de detenciones e imputaciones, un dirigente del PP (de los jóvenes) se esforzaba en explicar que “los partidos constituyen la única forma de representación social”… Están viendo el peligro. Sus amos ya no los necesitan. Eso es lo que significa para ellos el triunfo de Macron.
En lo internacional, Macron representa el sometimiento de Francia a los Estados Unidos de América.
Era su candidato. Obama lo subrayó, llamando a Macron unos días antes de la votación. Macron mismo lo dejó claro con sus posiciones sobre los bombardeos USA contra Siria.
Lo decíamos en nuestro artículo titulado “Fillon”:
El candidato Fillon pide un “reequilibrio” en las relaciones con Estados Unidos. “Francia no debe estar à la botte de nadie”. Propone dialogar -y no enfrentarse- con Rusia.
Así que Fillon no debía pasar a la segunda vuelta. Y no ha pasado. Ha sido saboteado precisamente por mantener una posición de independencia de Francia.
Los sondeos han funcionado a la perfección. Ha salido lo que tenía que salir. Francia ha sido utilizada como banco de pruebas.
No hace falta que les diga que, por supuesto, los mercados han saludado los resultados con una fuerte subida el lunes 24.
