Marxismo, filosofía e ideología
Antoni Puig Solé*. LQSomos. Septiembre 2015
El capitalismo está en crisis y España también lo está. El tránsito hacia una nueva sociedad debemos hacerlo las clases oprimidas y sus potenciales aliados. Pero para ello debemos responder a muchas preguntas sobre la realidad que nos ha tocado vivir y cómo superarla.
Filosofía y práctica revolucionaria
A estas alturas ya sabemos que el estudio de la filosofía (incluida la marxista) en general no garantiza que el estudioso se convierta en un revolucionario. Para ello, tiene que bajar de la nube y ligar el proceso de conocimiento con la lucha de clases.
Lo que se hace y lo que se piensa deben ir de la mano. La conciencia obliga, motiva y dirige la acción, y la acción completa y refuerza la conciencia.
Fin de las ideologías
Mucha gente se refiere a la ideología como una mezcla de ideas abstractas que no hacen otra cosa que enrarecer la realidad. En los últimos tiempos, incluso, se ha hablado del fin de las ideologías y esto se ha presentado como un acontecimiento liberador.
Para los marxistas, la cosa funciona al revés: la “ideología” es un sistema de ideas que expresa y define las relaciones entre las personas, entre las personas y la sociedad, y entre la organización social y la naturaleza. No es sólo una cuestión sobre lo que se piensa, sino también de cómo nos acercamos a lo que queremos pensar, como lo exponemos y qué hacemos para cambiarlo.
Valores
Con la teoría del fin de las ideologías, ha prosperado la tendencia a mitificar los valores.
Hay valores, como la convicción moral de que nadie debería pasar hambre en un mundo de abundancia, la cooperación, la solidaridad o el respeto de la naturaleza, que son compatibles con la ideología de los revolucionarios. Estos valores se desarrollarán plenamente en una sociedad comunista, pero pueden coexistir con el capitalismo.
Pero si estos valores no se insertan en un proyecto revolucionario de lucha por el comunismo, pierden su sentido e incluso pueden convertirse en fetiches contrarrevolucionarios.
No debería pasarnos por alto que hoy, los que hablan más de valores, son la iglesia católica y la derecha más reaccionaria.
Objetivo y subjetivo
Filosofía, ciencia e ideología no son lo mismo, pero las dos primeras refuerzan a la tercera.
La crisis económica actual, por ejemplo, es un hecho objetivo. Pero no todos lo analizamos de la misma manera, ni la explicamos igual, ni lo hacemos con la misma finalidad.
El punto de partida de los marxistas es que los cambios en la realidad objetiva (la crisis, la explotación o la opresión nacional, por poner tan sólo unos ejemplos) conllevan las condiciones necesarias para llevar a cabo el cambio revolucionario. Pero estas condiciones objetivas, no determinan automáticamente cómo se organiza la sociedad ahora y como se organizará mañana. La gente lucha (o no) y esta lucha también forma parte de la realidad.
Por ejemplo, la Revolución Industrial marcó el comienzo de una nueva era. Sin embargo, fue la lucha de clases la que logró poner los intereses de los burgueses por encima de los interesas de las viejas clases dominantes y crear naciones y estados de conformidad con este tipo de intereses.
Algunos distorsionan este papel relevante de la realidad objetiva en el cambio de la sociedad y llegan equivocadamente a la conclusión que esto conlleva subestimar el papel de la subjetividad. Por el contrario, Marx y Engels, en el Manifiesto comunista ya nos anticiparon que la lucha de clases es el gran motor de la historia, lo que equivale a decir que la gente lucha y hace realidad los cambios.
Ahora bien, para hacer posibles estos cambios en beneficio de los explotados, hace falta un sujeto revolucionario que garantice el desarrollo intelectual y moral de los combatientes. El cambio no se producirá simplemente con nuestra convicción de lucha y con el activismo, aunque ambos son necesarios.