Mini-manifestación de beatas
La beata Cospedal y la beata Soraya, dan rienda suelta a la fe, mantilla y peineta en ristre. España, mientras tanto, a duras penas resiste. Amén
Rimillas de santa Soraya y santa Cospedal en el Vaticano
Viven sin dejar vivir
y tan rica vida esperan
que en comitiva de fe,
mantilla y peineta puesta,
rezan como descosidas
dos alimañas peperas.
El gesto muy elevado,
las dos manos bien juntitas,
oración del “que se jodan”
recitan en letanía.
En la mejor compañía
que se pudiera buscar,
van junto a enjambre de obispos
hacia un reino independiente
que no huele a catalán.
Al vaticano ya llegan
Soraya y la Cospedal.
De negro llevan el traje,
la intención, la voluntad
y hasta el envés de la lengua
de mentirnos sin piedad.
Van en mística excursión,
junto a Obispos y sotanas,
pero al estar las dos “santas”
la policía no carga
sus porras torturadoras:
esta manifestación es buena
y no la del 25-S,
que no era para hacer santos
ni pasear feligreses.
¡Qué bonitas van las damas!
¡Qué bonita su expresión!
¿Cómo no va a caer a sus pies
el papa, el mundo y san dios
si tienen cara de ostia
las alimañas, las dos?
Ellas sí son una joya
que engalana la corona
y no mineros, doctores,
funcionarios, pensionistas,
dependientes y parados,
“Esos, esos si son un plaga”,
le dice una a la otra,
apartando la mantilla
y limpiándose la boca.
Dios las guarde a las dos santas,
su dios les dé el cielo inmenso
porque por donde ellas andan
ya nos dan bastante infierno.