Movimientos en los bonos
El Financiero de El Garaje. LQSomos. Mayo 2015
Últimamente estamos asistiendo a movimientos muy fuertes en los mercados de bonos. El rendimiento de los bonos USA a 10 años ha llegado hasta el 2,30%, viniendo del 1,64% en febrero. También suben los rendimientos de los bonos japoneses y australianos. Algo parecido ocurre con los alemanes y españoles, y ello a pesar de las compras (60 mil millones mensuales) que está realizando el Banco Central Europeo (ver nuestras notas sobre el BCE y Draghi).
Si los rendimientos suben es porque el valor de los bonos baja, es decir que se han producido ventas importantes. La pregunta es la siguiente: ¿Estamos ante el final de un mercado alcista –el de los bonos, sostenido por las enloquecidas políticas de los Bancos Centrales, con la Fed a la cabeza– que ha durado 35 años? ¿Se está instalando la convicción de que los bonos están sobrevalorados y de que, en consecuencia, todo el mundo va a querer venderlos?
Por decirlo más claramente: ¿Se empieza a admitir que la deuda estatal representada por esos bonos no tiene el valor que se dice que tiene? O, como diría Jeremy Irons, en la película Margin Call, “¿se está parando la música?”. Si así fuera, la salida en estampida por una puerta tan estrecha sería cualquier cosa menos tranquila.
Estamos hablando de más de 70 billones de dólares a nivel global. Reconocer que su valor real es muy inferior (la deuda es en realidad impagable) supondría admitir –y contabilizar– pérdidas en los balances de todos los detentores de esa deuda, empezando por los grandes bancos.
Veremos lo que ocurre, pero voces muy escuchadas avisan cada día del peligro de un estallido de esta burbuja. ¿Y qué?, pensarán ustedes. Pues que si ese estallido se produce podrían quebrar muchos bancos y muchos ahorradores perderían sus depósitos.
Además, un mercado bajista durable en los bonos llevaría al ajuste de los precios de los demás activos. ¿Qué pasaría, por ejemplo, con los precios de los pisos si los bancos quiebran, se produce una crisis de liquidez y no hay crédito?, ¿quién compraría pisos?
Los bonos se utilizan además como instrumento de apalancamiento, al servir de garantía en múltiples operaciones de crédito, lo que hace que su –eventual– crash produciría un inmediato efecto multiplicador.
No se trata por supuesto de anunciar el final de un sistema. El estallido de esta burbuja sería probablemente paliado por los bancos centrales que, una vez más, inyectarían enormes cantidades de fondos. Hay quien dice incluso que las acciones se beneficiarían, aunque se puede dudar de ello, ya que la subida de tipos haría más difícil su compra (y mantenimiento) a crédito. Puede que en un primer tiempo diverjan, pero un crash en los bonos suele contagiarse a las acciones.
Seguiremos atentos a un movimiento que, de confirmarse, podría constituir el pistoletazo de salida de nuevas y fuertes turbulencias.