Músicas del mundo: Mariem Hassan en las listas europeas
Por segundo mes consecutivo la cantante saharaui Mariem Hassan sigue siendo la número uno en las listas europeas de “Músicas del Mundo”, una de las escasas listas realizadas con un criterio estrictamente musical, y fuera del mercado comercial. La lista de “Músicas del Mundo” la puedes ver en http://www.wmce.de/ donde ademas puedes conocer a los periodistas, las emisoras y los países que participan en esta lista.
El Panel de las WORLD MUSIC CHARTS EUROPE lo conforman 46 programas de radio especializados en las Músicas del Mundo, de 26 países europeos.
Cada mes eligen, mediante votación, sus discos preferidos, en junio y julio han dado su número uno a Mariem Hassan.
En el año 2012 Mariem Hassan imprime un giro a su propuesta musical. Los acontecimientos de los últimos meses, conocidos como la “Primavera Árabe”, y la persistente lucha del pueblo saharaui por la independencia, marcan la temática de sus nuevas canciones.
Paralelamente, su música, manteniendo firmes sus bases en el haul, se abre al blues, al jazz y a sonidos contemporáneos, como nunca lo había hecho un artista saharaui.
El Aaiún Egdat (Arde El Aaiún), que así se llama su nuevo CD, plasma esa visión actual y renovada. Su salida está prevista para finales de marzo. En él, la diva saharaui está acompañada por Vadiya Mint El Hanevi a los tebales y coros, por Luís Giménez a la guitarra eléctrica, mbira y armónica, por Hugo Westerdahl al bajo, y por Gabriel Flores al saxo y flautas.
A estos tres músicos les une su amor y conocimiento de la música saharaui. El alicantino -de Villena- Luís Giménez, conoció las gamas saharauis hace ya años en los campamentos de refugiados, hasta el punto que realizó un documental sobre el haul: “Los mares del desierto”. El mexicano Gabriel Flores es el director externo de Enamus, la escuela de música saharaui, inaugurada el pasado noviembre en el campamento “27 de febrero”. El canario Hugo Westerdahl ha visto pasar por su estudio Axis a un sin número de músicos y cantantes saharauis que allí han grabado para Nubenegra. Su interés por el haul queda patente en el CD “Western Sahara”, dedicado al recordado guitarrista Baba Salama.
Con esta misma formación de quinteto, Mariem Hassan tiene previsto iniciar la gira de presentación de “Arde El Aaiún” el 25 de mayo a las 21:30 en Clamores Jazz, Alburquerque 14. Madrid. Para reservar mesa: 914457938. Y el 27 en el World Village Festival de Helsinki.
El Aaiún Egdat es, ante todo, una obra muy abierta, tanto en su temática como en su expresión. El haul sigue siendo el motor fundamental. Las piezas más candentes, como la que presta título al disco, o las dos referidas al campamento de Gdeim Izik, a la Primavera Árabe o La victoria, están firmadas por prestigiosos poetas del exilio saharaui, como Beibuh, Bachir Ali o Lamín Allal. La lacerante voz de Mariem Hassan señala la gravedad del momento con toda la emoción que su garganta y su corazón son capaces de transmitir.
Otros temas nos presentan a una Mariem mucho más dulce. Nunca la habíamos oído cantar como lo hace en “Ana saharauia” (Soy saharaui), auténtica declaración de principios. O como en “Descansen en paz”, con la jaima teñida de jazz bajo la luz cálida de la luna del desierto. Y muy dinámica, enarbolando “La melfa” que dos años atrás quisieron mancillarle en Madrid. Punto y aparte merece “El legado” en la que la tradición y la modernidad libran una incruenta batalla que, sin duda, dará que hablar. Señalemos también el homenaje a Ali Farka Touré que Mariem le rinde en “Yalli mashi anni”.
Mariem, de nuevo, comprometida y genial. Un placer, Manuel Domínguez (1).
Texto de MARIEM HASSAN leído tras su concierto en la FESTATE de CHIASSO, 16 de junio de 2012, sobre la situación del pueblo saharaui con motivo del día del refugiado africano:
Buenas noches, mi nombre es Mariem Hassan y mi tierra es el Sáhara Occidental.
Para que me entiendan creo que lo mejor es que les hable de mi situación y la de mis familiares y así podrán hacerse una idea de cómo vive el pueblo saharaui desde 1975, año en que su tierra fue invadida por Marruecos. Es el último territorio de África pendiente de la descolonización que España no ha sabido tutelar.
Para los saharauis la familia es lo más importante. Antes una familia vivía en jaimas en el desierto con su ganado, camellos y cabras. Cuando alguien se casaba se iba de la jaima familiar, levantaba otra jaima al lado y fundaba su familia, de modo que el tamaño de una familia se notaba por la cantidad de jaimas que tenía. Esa unidad era esencial.
Hoy las familias están divididas. Una parte vive en los territorios ocupados, bajo la bota marroquí. Otra en los campamentos de refugiados de Tinduf, Argelia, en uno de los lugares más inhóspitos del desierto del Sáhara. Y el resto en la diáspora, desperdigada por medio mundo. Gracias a los móviles y a internet sabemos algo unos de otros. Pero nos falta el contacto personal. Podernos abrazar y compartir un té.
Mi familia como ejemplo. Éramos 10 hermanos. A 3 los perdí en la guerra con Marruecos. De los 50 miembros que componen mi familia, 10 viven en los territorios ocupados. Mi mamá, que tiene 97 años vive en los campamentos de Argelia, con 3 de mis hermanos y sus hijos, en total unos 30 familiares. Desde el 75 no han podido visitar el Sáhara ocupado. En España vivimos mi hermano Boika y yo con nuestras familias, 11 personas. Tras muchos años de tener a mis hijos repartidos en distintos lugares he conseguido reunirlos en casa. Están sin trabajo. Yo voy siempre que puedo, una o dos veces al año, voy a ver a mi mamá. Es tan mayor. Pero debo seguir en Barcelona porque estoy con un tratamiento de quimioterapia cada cuatro semanas. Los médicos españoles se han portado muy bien conmigo. .
Los saharauis que viven en los territorios ocupados llevan sufriendo todos estos años la represión de los cuerpos policiales y militares marroquíes. Las riquezas naturales de nuestra tierra y nuestro mar se las queda directamente Marruecos. También impiden nuestras costumbres sociales y culturales tratando de arrebatarnos nuestra identidad. Los derechos humanos pisoteados continuamente y nadie hace nada.
En 2010, los saharauis del Aaiún ocupado, desesperados por sus condiciones de vida, sin trabajo, sin derechos y el acoso permanente de los marroquíes, levantaron un campamento a las afueras de El Aaiún. Hombres, mujeres, niños y ancianos en 2.000 jaimas improvisadas de la noche a la mañana. Se llegaron a reunir cerca de 30.000 personas. Inmediatamente las fuerzas de represión marroquíes cercaron e incomunicaron el campamento, impidiendo la entrada de la prensa internacional. España como tantas veces miró para otro lado. Ante la resistencia pacífica de los saharauis, finalmente los marroquíes arrasaron el campamento con un uso brutal de la fuerza. Dos de las canciones que he cantado esta noche y que están en mi disco hablan de Gdeim Izik, nombre del campamento.
Los que vivimos en los campamentos de refugiados de Tinduf, Argelia, llevamos 37 años soportando unas condiciones de vida durísimas. Primero el peso de la guerra con Marruecos, desde el 75 al 91. Después, desde el 91 hasta ahora, la larga espera por un referendum que Marruecos impide con el apoyo de Francia y Estados Unidos.
Mujeres embarazadas que dan a luz con anemia. Graves enfermedades de la población, especialmente diabetes y daños en la vista, entre muchas otras. Malnutrición y falta de alimentos frescos y de agua corriente. El fantasma del hambre. Siempre pendientes de la ayuda internacional que a veces se utiliza casi como un chantaje. Aislados, sufriendo temperaturas extremas. Desamparados. Con el recuerdo traumático de una huida espantosa bajo el napalm y el fósforo de los aviones marroquíes.
Ya son dos las generaciones que no conocen su patria original, sólo un desierto de piedras. Jóvenes desesperados, sin una perspectiva de vida mas que la agonía de la espera o la alternativa de retomar la lucha armada.
Pero también los saharauis tenemos hombres y mujeres que no se rinden. Siempre con la cabeza alta, cueste lo que cueste. Somos una pequeña tribu nómada que ha tenido que aprender mucho y muy rápidamente. Nuestra República en el exilio está reconocida por más de 100 países en todo el mundo. Con un gobierno y una diplomacia organizada que mantiene en jaque a Marruecos en los foros internacionales. Una administración en los campamentos de refugiados que hace posible la vida en medio de la nada. Con un índice de escolarización muy elevado.
Yo, Mariem Hassan, consciente de lo importante que nuestra música es para nuestra identidad cultural, lucho en la medida de mis posibilidades con mi voz y mis canciones en los escenarios, en internet y allí donde pueda llegar, animando a los míos para que no se rindan y haciéndole saber al mundo la injusta situación que vive el pueblo saharaui ya sea con mi grito desgarrado o con mi voz más dulce, pero siempre firme.
Doy las gracias a mi público y muy en especial a todos los que en el mundo del espectáculo y la cultura me permiten llevar mi mensaje a festivales y teatros o, como hoy, hablar aquí.
Mariem, que actualmente reside en Sabadell (Barcelona), viaja periódicamente a los campamentos, siempre que sus compromisos internacionales se lo permiten. Allí tiene una parte importante de su familia, su madre, ya muy mayor, y varios hermanos. Donde no puede viajar es a los territorios ocupados por Marruecos, en los que habita el resto de la familia.
La base musical reposa en las sólidas manos de Vadiya Mint El Hanevi, percusionista, bailarina, jaleadora sin par y corista; de Lamgaifri Brahim, guitarrista, y de la propia Mariem. Con ellos el Haul está a salvo.
Completan el grupo, el guitarrista senegalés Malick Diaw; los españoles Kepa Osés, bajo, Hugo Westerdahl, bajo, Josemi Sánchez, guitarra, Jaime Muñoz, flautas; los iraníes Behnam Samani, daff y tonbak, y Davood Varzideh, ney; y el percusionista cubano-haitiano, Mel Seme.
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