NEOMASCULINO

NEOMASCULINO

Por Manuel Blanco Chivite. LQSomos.

Eso de neo, aunque no suene demasiado original ni demasiado a neo, me gusta.
Pertenezco a lo que se ha dado en llamar género masculino, aunque dicho así no me convence, me suena antiguo, sobrepasado. Por eso me defino, si acaso necesitan o se me apremiase a definirme, como neomasculino, es decir, nací hombre, macho de la especie y creo que me he puesto al día con los tiempos. Pese a la antigüedad de la tal especie, creo que he encontrado la manera de renovarme. No me ha costado ningún esfuerzo; todo lo contrario, me ha resultado sumamente cómodo.
Aclaro que mi posición social es desahogada, muy desahogada. Mis ganancias mensuales raramente bajan de los diez mil euros y, caso de hacerlo, la bajada es mínima. Tengo ahorros, claro está, tengo algunas inversiones muy bien aconsejadas y vigiladas y tengo algunas propiedades inmobiliarias que me añaden regularmente cada año unos cuantos miles más. No diré en qué o dónde desarrollo mi actividad laboral, por llamarla así, pero sí, algo tiene que ver con la política, algo, puntualizo, no todo.

Vivo solo, la mejor manera de vivir y la más sosegada que se ha inventado si uno cuenta con los medios que yo cuento. Mi vida social, desde luego, es bastante intensa, no me agradan los compromisos personales ya sean a dos bandas o a las bandas que fueren, ni me agradan los pelmazos tengan la entrepierna que tengan. Tonterías, las mínimas, ese es mi lema.

Alguien podría preguntarse por mi intimidad (¿todavía existe eso?, me pregunto a mi vez) y le contestaría que me las arreglo muy bien. Creo que la modernidad nos es muy favorable en posibilidades y recursos a quienes hemos optado por nuestro propio aprecio, la autoestima que tanto se sermonea a todas horas, por nuestra propia individualidad y por nuestro confort polivalente.

En mi casa, una casa evidentemente grande, bien emplazada, rodeada de zonas verdes, como cualquiera puede suponer, tengo de todo y de lo mejor; se lo pueden imaginar y no soy un hortera del Corte Inglés, como diría mi difunta abuela, y no voy a darle más vueltas a tema.

Para las tareas del hogar, para la limpieza, mover muebles cuando hace falta, cambiar la distribución de tal o cual espacio, cargar la compra semanal, manejo de electrodomésticos, planchado de ropa, en fin, para los trabajos más duros y pesados, tengo una mujer/trans, fuerte y encantadora, se llama Olivia y es un cielo. Y todo legal, desde luego, contrato, seguridad social, vacaciones (durante las cuales me auxilia otra mujer/trans), todo en orden como digo.

Para mi vida sexual, que la tengo, claro está, como cualquiera, dispongo de cuatro mujeres/puta o trabajadoras sexuales, como prefieran. Expertas, con estudios, elegantes, certificados sanitarios, factura con IVA por cada servicio, incluso llevan al día, así se lo exijo, la cuota de autónomas; con estos asuntos, nada de bromas y nada de proxenetas, traficantes o novios aprovechados, que no me entere.

También dispongo, para caso de enfermedad o accidente de una mujer/cuidadora con conocimientos médicos, bien pagada, según horas y días trabajados; como ven, no quiero líos ni invasiones de mi espacio.

Como emociones nuevas, nuevas para mí, quiero decir, firmé recientemente un contrato con una mujer/gestante; si alquilo una mujer /puta por horas, puedo alquilar una mujer/gestante por nueve meses, digo yo. La hice analizar por un amigo médico y por un ginecólogo de mi compañía privada de sanidad y creo que todo irá bien. Una pasta, con contrato, como es habitual en mí, pero ya tengo a quién transpasarle / venderle la criatura por el doble cuando, calculo entre los cinco y seis meses, me canse de ella. Y al respecto, también tengo ya contratada una mujer/amadecría para eso de dar de mamar al natural a lo que venga; me han dicho que eso es lo mejor y que es más práctico que la mujer/gestante sea sustituida en este menester por alguien profesional en lo de amamantar.

Ayer, un amigo que me lleva un puñado de miles en un estupendo fondo de inversión me dijo que me podía presentar, si me apetecía, a alguien que trabajaba con él, alguien “interesante que te interesará” me dijo bromeando y me explicó que era una persona nacida con útero de origen biológico y hasta menstruante. Querido, le contesté, me ofreces un problema cuando creo haber solucionado todos los que tenía.

Te gustará, me insistió, pese a todo. Le sonreí y le agradecí muy gentilmente el gesto. Soy una persona sumamente educada, pero rechacé con firmeza su, a mi entender, extraña, extemporánea y muy cuestionable propuesta.

Es un tipo que entiende de inversiones, que tiene contactos y sabe de subidas y bajadas en bolsa, pero creo que no tiene idea de por dónde va la vida, un ejemplar del pasado.

Pero acabemos, ya me he cansado de juguetear con el ordenador.

Mañana más, si me apetece, claro.

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