Non da Popo? (Donde está Popo?)
Por Mikel Castrillo Urrejola*
La resolución de cualquier conflicto político pasa por lograr la Verdad, Justicia y Reparación. Y dentro de ese ámbito, es necesario resolver los casos que se hayan producido de desapariciones
A la hora de tratar las desapariciones, Amnistía Internacional lo resume de la siguiente forma: “Las víctimas de desaparición forzada son personas que desaparecen, literalmente, de entre sus seres queridos y de su comunidad cuando agentes estatales (o con el consentimiento del Estado) las detienen por la calle o en su casa y después lo niegan o rehúsan decir dónde se encuentran. En algunos casos, quienes llevan a cabo las desapariciones son actores no estatales armados, como grupos armados de oposición. Sea como sea, la desaparición forzada es siempre un delito de derecho internacional. A menudo, estas personas nunca son puestas de nuevo en libertad y no llega a conocerse su suerte. Con frecuencia las víctimas sufren tortura y muchas son objeto de homicidio o viven con el temor constante de que las maten. Saben que sus familias desconocen por completo su paradero y que es poco probable que alguien acuda en su ayuda. Incluso si escapan de la muerte y son liberadas, las cicatrices físicas y psicológicas permanecerán”.
En el día de ayer, 7 de agosto, se cumplieron 40 años de la desaparición de Jean Louis “Popo” Larre en la localidad de León, en el departamento de Las Landas (Francia), sin que a día de hoy se conozca su paradero. Todo sucedió a las afueras del camping Lou Puntao de León tras un enfrentamiento armado entre miembros de la organización armada Iparretarrak (IK) y agentes de la Gendarmería Francesa, en el que falleció uno de los gendarmes franceses y otro resultó herido leve. Según testigos, cuando se produjo el enfrentamiento entre los militantes de IK y los gendarmes, Popo Larre decidió huir, adentrándose en el bosque que había junto al lugar donde sucedieron los hechos, y al parecer iba herido. Los otros tres miembros del comando huyeron en un vehículo. A partir de entonces es como si a Popo Larre se lo hubiera tragado la tierra. Después de 40 años sigue sin resolverse la desaparición de Popo.
Para ponernos en contexto hay que recordar que el verano de 1983 fue especialmente movido en Iparralde, con una campaña importante de IK en contra del turismo, con diferentes acciones en diversas localidades de la costa labortana. La presión policial aumentó y producto de diversas detenciones, la policía francesa se personó en el camping de León para detener a cuatro miembros de IK.
Una vez que se produjo el enfrentamiento, se activó un despliegue policial en toda la zona para detener a los militantes de IK. A partir de este momento se empiezan a dar algunas situaciones que en el mejor de los casos se podrían considerar como anormales. La primera de ellas es que si bien en un primer momento en el cartel que difunde la Policía francesa aparecen los rostros de los cuatro militantes de IK, pasado algunos meses desaparece del cartel la imagen de Popo Larre, cuando era la única persona que había sido identificada, pues el vehículo que utilizaron los huidos estaba a nombre de él y hasta la fecha se encontraba desaparecido.
Otro detalle es la dilación en la celebración del juicio, pues se demoró diecisiete años, hasta marzo de 2000. En la vista se juzgó a los tres compañeros de Popo Larre por el tiroteo de León. A lo largo del juicio se dieron algunas irregularidades. De entrada, no pudo declarar el jefe del operativo de la Gendarmería encargado de la búsqueda las personas huidas en el tiroteo porque había sido trasladado a la isla de Martinica. La opinión del observador de la Liga Internacional de los Derechos del Hombre no dejó en un buen lugar al Gobierno francés, poniendo en duda los métodos de actuación de las autoridades francesas, llegando a realizar una sutil comparación con algunos países de América Latina. Y en este tipo de acciones Francia ya tenía experiencia a lo largo del proceso de independencia de Argelia.
Sin embargo un hecho que puso en tel de juicio a toda la actuación policial y la vista oral en todo lo acaecido en la desaparición de Popo Larre, se produjo veinte días después de la desaparición del militante de IK y que no era otra cosa que la aparición de un cadáver en la playa de Greffier, en Porge, que para la policía francesa era el cuerpo de un joven que había desaparecido cinco días antes, pero que la familia en ningún momento lo reconoció, aportando diferentes pruebas al respecto.
Cuando personas cercanas a Popo Larre tuvieron conocimiento este hecho solicitaron la identificación del cadáver y una prueba de ADN. Llama la atención que los jueces franceses se negaran a realizar todo tipo de pruebas. Ante la negativa de la Justicia francesa, antiguos militantes de IK entraron en el panteón para extraer un hueso del cuerpo del joven que apareció muerto en la playa, para practicar la prueba de ADN, pero la falta de experiencia y conocimiento de las personas que realizaron esta acción a la hora de obtener una parte del cuerpo que pudieran servir para realizar dicha prueba fracasó para poder obtener el ADN y a lo que habría que añadir que esta técnica no estaba lo suficientemente desarrollada.
En el conflicto vasco está jalonado de varios desparecidos, que a día de hoy siguen sin aparecer sus cuerpos. Los nombres más conocidos son los de Pertur o Naparra. El primero militante de ETA político-militar y el segundo de los Comandos Autónomos, pero no son los únicos. Popo Larre es uno de ellos. Por ello, para lograr verdad, justicia y reparación, pasa porque los gobiernos español y francés pongan los medios para esclarecer todas estas desapariciones, que vienen a ser una de los agujeros negros de la modélica Transición española que nos intentan vender día sí día también.
* Miembro del colectivo editorial LoQueSomos
Más artículos del autor
https://mikelcastrillourrejola.loquesomos.org/
Síguenos en redes sociales… Mastodon: @LQSomos@nobigtech.es Diaspora*: lqsomos@wk3.org Telegram: LoQueSomosWeb Twitter: @LQSomos Facebook: LoQueSomos Instagram: LoQueSomos