Paillo Paote
Yo soy Paillo Paote, individuo aprendiz de rufián, pagano y victima del ostabeo, robo, omniscio, que todo lo sé.
Vivo en la Insula Barataria y guardo como reliquia una escotadura coracoidea del omoplato izquierdo, cara anterior, de la espalda de don Quijote donde se articula el brazo, y que hallé en una ontología, parte de la metafísica que trata del ser en general, comprada a un alforjero, y que perteneció a Sancho Panza que llevaba a lomo de su onanista onagro, encargado de cuidar de las alforjas yendo de camino.
Hay mucha gente en la calle. Pregunto si hubo futbol y cañas, que es la única cosa necesaria y conveniente institucionalizada para un pueblo borrego y Rebuznante. Un pueblo con escamas, un pueblo dormido y sin sentido, tomado, victima del tomador, maleante que le escamotea día a día con el timo de la democracia con doble contabilidad, estafa o timo del sobre, cual presunto tesoro robado al pueblo. Sobre que contiene supuesta suma de dinero, o pasta en colores, billetes de banco.
Un pueblo, esto sí, con desconfianza, con recelo, que se mira al espejo y ve la trampa de cualquier color usada por los fulleros de turno. Un pueblo que sufre paludismo, miedo, y cuyos ojos no ven más allá de la pampa, listín de loterías. Un pueblo enfermo, enganchado a los que están robando, engibiadores, rufianes, estafadores mediante escalo en la política. Un pueblo primo, víctima a diario de hurto, estafa permanente.
¡No! me responden. Que son gente del pueblo indignado contra el festín o fiesta de los ladrones maleantes, que en el toyo o nido de ladrones, maramucha, capilla, oratorio, han tocado la falla, han marcado los billetes, excitando al robo en papelada, encomendándose a san Quitón, patrono de los maleantes y hurtadores. Aquí timadores y timados se saludan con el “pico”, dedos pulgar e índice, mientras el jefe de la banda, cual ermitaño, salteador de caminos enjaezados, echándoles la culpa a los moros de Alcazarquivir o a los vascos de la otra orilla, para decir que no tiene participación alguna en el asunto de que se trata, se lava las manos como Pilatos en cuanto a ello concierne, diciendo “allá se las hayan”, que es como decir “espillo, lo que se juega o se quita”.
Escurriendo el bulto, a moco de candil, esparraman moneda, como el que hace la vaca, reuniendo fondos. El Jefe, cual protobolo o clérigo, comprueba la llave falsa fabricada en la cerradura del pecado original con el plante, aparato metálico o de hueso de forma cilindroidea empleado para ocultar alhajas o billetes en el recto anal o en la vagina, para luego pasar a Mónaco o a Suiza.
Aquí, en esta Insula Bartataria, hay un sueño dorado, registro de rata. Con el cuento de la crisis nos han endiñado la pobreza, la erdicha. O Obispo Obrero, el gallo maleante escarba lo robado con las escarpias o manos, tanteado donde puede robarse echando el negro a la mota, echando mano al dinero, tirando del sobre o timo, en flor de fullería. Que por eso se canta este poemita encontrado en el Diccionario Geográfico de España, de Sebastián Miñano:
“QUE”
En el rancho de Que
Cobijo y albergue de maleantes
Rufo y rufenzos
Rufián mayor y aprendices de rufián
Timador y consortes
Sapos, abortos y enanos
Sobreros tomadores de sobre
Andan al salto
Escamoteando monedas y billetes
Al fingir un cambio
Variante en signo político
La partida o sage doble:
Tahuría refinada
Apropiada de algo rechiflado
Que por eso dicen
“Que el hurto es el empleo
Del Estado”.