Polonia no es un estado de derecho
Jafe Arnold*. LQSomos. Junio 2016
La geopolítica de la represión: el ataque contra Zmiana es un ataque contra Europa
En la mañana del 18 de mayo de 2016, la democracia liberal polaca mostró su verdadera cara al pueblo polaco y al mundo. Todo el canto sin sentido acerca de los “27 años de libertad” se convirtió en un grito de horror cuando agentes armados de la Agencia de Seguridad Interna de Polonia (ABW) cayeron sobre los activistas anti-OTAN en una escena de furia semejante a las represiones políticas “totalitarias” más estereotipadas del s.XX. Los allanamientos coordinados golpearon la sede en Varsovia del partido Zmiana (Cambio) y saquearon las casas y oficinas de sus asociados. Ordenadores, teléfonos, documentos, y prácticamente cualquier material que los servicios de seguridad pudieron coger fue confiscado, incluyendo banderas polacas ordinarias, y el líder fundador de Zmiana, Mateusz Piskorski, fue detenido y permanece en custodia por cargos de “espionaje en favor de un estado extranjero”. Como si estuvieran sincronizados, los principales medios de comunicación de Polonia desencadenaron inmediatamente una nueva andanada de acusaciones contra el partido y sus líderes por ser “agentes del Kremlin”, “cómplices de terrorismo”, y la “quinta columna de Rusia”, lo que, por primera vez, fue acompañado con las histéricas alegaciones de que Piskorski estaba trabajando no sólo para Rusia, ¡sino también para los servicios de inteligencia chinos! Este día seguramente pasará a la historia como uno de los ejemplos más repugnantes y tragicómicos de la vida en Polonia bajo la ocupación estadounidense-OTAN.
Si bien la dura y vertiginosa guerra relámpago contra Zmiana podría haber cogido a alguien un poco de sorpresa, lamentablemente esta purga no debería serlo. Dos días antes de su detención, Piskorski advirtió en su blog que Varsovia tenía la intención de “pacificar” cualquier oposición contra la próxima cumbre de la OTAN que se realizará los días 8 y 9 de julio en Varsovia. En vista de que semanas antes los activistas anti-OTAN, desde el Partido Comunista de Polonia a la Unión de Trabajadores patrióticos Grunwald, fueron groseramente condenados por “promover el totalitarismo”, y que el Parlamento polaco acaba de aprobar una ley que prohíbe las protestas en la capital desde el 7 al 10 julio, Piskorski, por desgracia, tenía razón, incluyendo su propio ejemplo. Por otra parte, según un activista de Zmiana que fue abordado por la ABW, los agentes llevaban una lista de lo que parecía ser una serie de organizaciones de la oposición a “visitar”.
A pesar de las declaraciones totalitarias amplificadas megáfono en mano por los medios corporativos polacos, en su mayoría de propiedad occidental, no se trata de ningún tipo de película de suspense de “espionaje” por parte de Piskorski y compañía, o de una provocación de los “trolls del Kremlin”. En su lugar, la realidad que nos ocupa es un barómetro de la confrontación geopolítica que atrapa a Europa del Este y un signo revelador de lo que está por venir para Polonia y los otros estados que son “generosamente” expuestos con una mayor presencia de la OTAN y el despliegue de sistemas armamentísticos estadounidenses en sus suelos. “Las predicciones acerca de la próxima cumbre de la OTAN en julio en Varsovia están empezando a indicar claramente que hoy en día el objetivo de la alianza es primero y sobre todo prevenir la aparición de movimientos sociales que demanden la liberación de Europa de la tutela de los Estados Unidos”, adviritó Piskorski antes de su detención. En este sentido, la represión política contra Zmiana es la consecuencia lógica de los nuevos esfuerzos de la OTAN por establecer el “campo de batalla de Europa del Este”, y según todos los indicios puede esperarse que la detención de Piskorski y el acoso contra los activistas polacos sea sólo el primer episodio de muchos más por venir en la “pacificación” de las voces disidentes. Después de todo, los que dicen la verdad son, como se sabe, las primeras víctimas de la guerra, que es simplemente la política por otros medios. Como dijo Piskorski en noviembre de 2015: “No nos quejamos, porque es evidente que el establishment reacciona contra nosotros como un virus que podría potencialmente conducir a la enfermedad y la muerte”.
Zmiana es el objetivo paradigmático de tal pacificación, precisamente por ser como un “virus” para la unipolaridad. Un partido claramente anti-atlantista que se opone inflexiblemente a la ocupación de Europa y a la hegemonía estadounidense de la OTAN, Zmiana se ha ensamblado a sí mismo como un proyecto sincrético uniendo tanto el ala “izquierda” como el ala “derecha” de las organizaciones polacas antiliberales para luchar contra el atlantismo en Polonia en todos los frentes: en los medios de comunicación independientes, en las calles, en los lugares de trabajo, en los órganos de representación, etc. El cambio para el que este nuevo, único, y vital partido se ha esforzado, y que ha plasmado en su nombre, es un mundo multipolar en el que Polonia tenga derecho a la libre determinación y a la aplicación de políticas nacionales y exteriores beneficiosas para el pueblo polaco como parte de un polo de civilización mayor. La orientación geopolítica e ideológica de Zmiana desde el principio ha planteado una amenaza formidable para el establishment atlantista polaco, que ha actuado como un títere dispuesto y como un insensato perro de presa, promocionando los intereses estadounidenses en la región en detrimento de los medios de vida y la identidad de los polacos.
El primer intento para asfixiar a Zmiana consistió en posponer indefinidamente el proceso de registro legal del partido bajo el pretexto de “firmas falsas”, no obstante, el partido continuó creciendo y ampliando sus operaciones. Esta oposición intolerable para la élite compradora de Polonia, sus amos coloniales, y el numeroso desfile de falsos “opositores” alcanzó un punto crítico con la insistencia inflexible del partido contra la próxima cumbre de la OTAN con una desafiante anti-cumbre. No es casualidad que el asalto del 18 de mayo se produjera después de que Piskorski declarara que “nos queda una cosa: protestar en voz alta y bloquear por todos los medios respetuosos con la ley la realización de los planes de la OTAN, que se anunciarán en julio en Varsovia. También vale la pena organizar un movimiento social para la salida de Polonia de este pacto como condición para ganar una elemental soberanía del Estado y un verdadero sentimiento de seguridad”.
Zmiana se autoidentifica como la “única oposición real” y como el “primer partido no norteamericano”, algo que ha sido confirmado por la agresión abierta en su contra por parte del estado por el hecho de presentar un espectáculo limpio para la visita de los maestros de la élite polaca en julio. Después de todo, Zmiana ha criticado profética y constantemente las consecuencias del atlantismo polaco para la democracia polaca, y los efectos negativos que definitivamente ha tenido la apertura del suelo polaco a las botas de la OTAN en lo relativo al respeto de los derechos básicos y los procesos democráticos. Ya sea marchando a través de las calles el Primero de Mayo en Lodz, cambiando los nombres de las calles en Varsovia para combatir simbólicamente la colonización, dejando al descubierto la naturaleza hipócrita de la presente “oposición democrática”, buscando la reconciliación y el diálogo con Rusia en Katyn, rechazando el revisionismo histórico presentando flores a los libertadores de Polonia del Ejército rojo, dando la bienvenida a los Lobos de la noche en su viaje a Berlín, protestando contra el apoyo de la oligarquía polaca a la junta de Kiev, o ayudando a entregar el muy necesario material y la ayuda diplomática al Donbass, durante su año y medio de existencia Zmiana ha demostrado ser el partido que conecta las diferentes luchas a las que se enfrenta Polonia en un único frente unificado decididamente anti-atlantista.
El señalamiento por parte de los medios y la detención de Mateusz Piskorski es en sí simbólica. Piskorski ha llegado a representar el rostro de la lucha polaca por la multipolaridad. Como tal, era y sigue siendo simultáneamente uno de los políticos que más y menos gusta en Polonia. Como analista y uno de los jefes del European Center for Geopolitical Analysis, Piskorski también se ha convertido en un respetable representante del esfuerzo intelectual y diplomático para concebir y realizar la multipolaridad. En calidad de tal, no sólo ha representado la cusa de Polonia por la multipolaridad, sino que también ha relacionado este frente con el esfuerzo por la liberación de Europa y la defensa de Eurasia en general. Por lo tanto, la detención de Piskorski no sólo es un asalto a una conocida figura de la oposición polaca, sino un golpe a la red de individuos y grupos que promueven la reconquista de la civilización de Lisboa a Vladivostok y más allá.
Los verdaderos motivos detrás de los pretextos endebles e histéricos para justificar las operaciones represivas de primer nivel lanzadas contra Zmiana y Piskorski son tan claras como lo es la situación geopolítica global. Con contratiempos cuestionables en Ucrania y Siria, la OTAN ha optado por empujar completamente en su escalada de las tensiones en el frente de Europa del Este. El tema principal de la cumbre de la OTAN en Varsovia gira en torno a un mayor despliegue de las fuerzas armadas de los Estados Unidos y de la OTAN en Polonia, en especial la instalación del infame sistema armamentístico “defensivo” de los EE.UU., que, como se ha admitido, no está dirigido a otro más que a Rusia. En última instancia, los EE.UU. está tratando de convertir Polonia en el principal frente de una potencial, con todas las cartas echadas, guerra contra Rusia. Con este fin, la OTAN ha manipulado a Polonia en contra de sus propios intereses geopolíticos y económicos para provocar sucesivos deterioros de las relaciones con Rusia, una iniciativa que implica la manipulación de la desorientada identidad nacional de los polacos para ponerlos en contra de sus vecinos del Este y, finalmente, dejar que paguen el precio. En este empeñar a Polonia, las fuerzas de oposición que exigen las falsas “garantías de seguridad” de la OTAN como lo que realmente son – “garantías de conflicto” – son un pasivo para el régimen títere polaco y sus titiriteros con sede en Bruselas y Washington. Y estos “pasivos”, en el léxico de la guerra de la información del bloque de EE.UU.-OTAN contra Rusia, son inevitablemente, no importa cuáles, “guerreros híbridos”. De ahí la conversión de lo que en realidad son figuras genuinamente pro-polacas en “espías rusos” o en “agentes de Putin”. Por otra parte, como es esperable entre los resultados de la nueva cumbre de la OTAN, cualquiera de tales “actividades híbridas”, es decir, los actos de protesta, ahora serán tratados como amenazas a la seguridad sujetas a neutralización forzosa. Por actos tan atroces como el encarcelamiento de activistas e intelectuales “pro-rusos”, los estados títeres de la OTAN no están sino pidiendo una respuesta de Rusia, lo que a su vez simplemente agitaría aún más las relaciones. Así pues, la profecía autocumplida se cumple en espiral.
La OTAN no muestra absolutamente ninguna señal de desaceleración o de detener su creciente aporoximación a las fronteras de Rusia a través de sus sujetos semi-coloniales de Europa del Este. De hecho, su razón de ser no le deja otra opción concebible. A medida que continúe este ofensiva, y que Rusia sea inevitablemente obligada a responder, las estructuras y los derechos democráticos no estarán entre los intereses de los agresores. Las libertades de expresión, de prensa, y de organización se convertirán en espinas incómodas en los costados de las fuerzas de ocupación de la OTAN, restringiéndose consecuentemente y, según se intensifique el estado de guerra, en última instancia, se abandonarán bajo uno u otro pretexto. La oposición democrática en sí misma se convertirá en un “arma de guerra híbrida” programada para la liquidación. Este es el caso que se desarrolla en Polonia y, cada vez avanzando un poco más, en los estados del Báltico. Entonces, realmente se sentirá el verdadero significado de los acuerdos SOFA, según los cuales los soldados estadounidenses no pueden ser procesados por la comisión de crímenes en suelo polaco; y estos y similares acuerdos no sólo existen en Polonia, sino en toda Europa.
El ataque a Piskorski y Zmiana no es sólo un ataque a la soberanía polaca en este momento crucial en el que la seguridad y los intereses del pueblo polaco divergen de las órdenes del aparato represivo de seguridad. Es un ataque de advertencia e intimidación para toda Europa bajo el dominio de la OTAN. Es una parte endémica y parcial de la retirada de la máscara de “rostro humano”, de la verdadera cara de la ocupación. Es un descarte flagrante de la democracia en el país que se hizo pasar hasta ahora como la mascota preciada de Occidente de “la libertad, la democracia y la seguridad” en el antiguo bloque del Este, cuyas implicaciones seguramente alcanzarán a otros estados de la región. Como tal, por otra parte, no es sólo una exposición de la verdadera razón no democrática de la cruzada de Occidente, sino también la anticipación de lo que está por venir en este contexto ahora desarraigado. Las medidas de represión “preventivas, temporales”, antes de la cumbre de la OTAN de Varsovia son una realidad dolorosa que está aquí para quedarse, y pronto se habrán convertido en señas de identidad de la vida cotidiana en medio del Endkampf geopolítico. Como el propio Piskorski predijo: “La siguiente escena del conflicto que Carl Schmitt describió en términos de la guerra entre la tierra y el mar se está desarrollando ante nuestros propios ojos”.