¡Queremos juzgar a los vivos!
Iñaki Alrui*. LQSomos. Octubre 2015
“…querer reabrir heridas del pasado…
Para eso con nosotros no van a contar.
Dejen en paz a los muertos…”
Rocío López
Con estas lapidarias frases entre otras lindezas, ha intentado liquidar Rocío López, la diputada que ha ejercido como portavoz del PP en el debate sobre la Proposición No de Ley del Grupo Mixto y la Izquierda Plural que instaba al Gobierno a juzgar o extraditar a Argentina a 17 ex altos cargos del franquismo y de la Transición por “crímenes de lesa humanidad”.
¡Craso error Rocío! ¡¡¡Queremos juzgar a lo vivos!!!
Como por ejemplo a Utrera Molina, suegro del ex ministro de Justicia Alberto Ruiz Gallardón, que encabezó la cartera de la Vivienda en 1973 y fue ministro secretario general del Movimiento (1974-75), por su responsabilidad en la pena de muerte del luchador libertario Salvador Puig Antich, último ajusticiado a garrote vil en España (1974).
A Martín Villa, ministro de Relaciones Sindicales entre 1975 y 1976 y con cargos de responsabilidad anteriores en el régimen franquista, por sus responsabilidades en los crímenes de Gasteiz, en marzo de 1976, de cinco trabajadores en una acción policial.
A Fernando Suárez, ministro de Trabajo y vicepresidente del gobierno en 1975, por su responsabilidad, hace solo 40 años, en la pena de muerte de los cinco últimos fusilados por el régimen franquista en septiembre de 1975 (dos miembros de ETA y tres del FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriota).
A Antonio Carro Martínez, ministro de la Presidencia (1974-1975); Licinio de la Fuente, ministro de Trabajo (1969-1975) y vicepresidente (1974-1975); José María Sánchez Ventura Pascual, ministro de Justicia (1975); Alfonso Osorio García, ministro de la Presidencia (1975-1977) y vicepresidente del Gobierno (1976-77).
Al ex capitán de la Policía Armada Jesús Quintana Saracíbar, y a los ex policías: Jesús González Reglero, Ricardo Algar Barrón, Félix Criado Sanz, Pascual Honrado de la Fuente, Jesús Martínez Torres, Benjamín Solsona Cortés y Atilano del Valle Oter.
Y también a Carlos Rey González, que fue miembro del Consejo de Guerra que juzgó a Salvador Puig Antich, y a los antiguos jueces Antonio Troncoso de Castro y a Jesús Cejas Mohedano, y al ginecólogo Abelardo García Balaguer, y a Antonio González Pacheco, conocido por “Billy el Niño”, miembro de la policía franquista y de la transición “democrática”, y al ex capitán de la Guardia Civil Jesús Muñecas, condenado por el golpe de Estado del 23-F, y uno de los asistentes a la famosa paella celebrada con motivo del treinta aniversario del golpe en el cuartel de la Guardia Civil de Valdemoro , organizada por el teniente coronel Antonio Tejero y… a un régimen asesino como fue el franquismo.
Todos los anteriores están muy vivos y disfrutando de una cómoda posición social heredada de una régimen genocida, e ilegal.
REPETIMOS: un régimen nacido de un golpe militar contra un estado legalmente establecido, impuesto por la fuerza de las armas con la ayuda directa del nazismo alemán y el fascismo italiano, en su esplendor. Un sistema de control político y pensamiento único impuesto a sangre y fuego, con leyes a medida para asesinar, torturar y reprimir cualquier acto de disidencia. Una dictadura que mató de principio a fin, que nunca tuvo “aperturas”, un sistema que sobrepasó la propia muerte del dictador para seguir matando en la alabada como modélica “Transición”.
¡Queremos juzgar a los vivos! y lo de “Dejen en paz a los muertos…” tiene una difícil interpretación, incluso semántica.
A los muertos, se les despide desde nuestros mitos y quimeras, después entierro o incineración, y paz.
Usted se esta refiriendo a ASESINADOS, a crímenes cometidos sin justicia alguna, usted se está refiriendo a los exterminados por ser demócratas, por defender la libertad, el progreso, la República. Y, no lo olvide, además de asesinados fueron arrojados en fosas sin nombre, en cunetas, en simas o arrojados al mar.
Los muertos sí, que descansen en paz, que se dice. Pero a tod@s nuestros asesinados los seguiremos buscando para darles la luz que se merece su historia, uno a uno, fosa a fosa. Ellos amparaban con su lucha un mundo mejor, y no renunciamos a esa maravillosa herencia que nos legaron.
Y termino como empecé, ¡a los vivos, los juzgamos! por crímenes de lesa humanidad.
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