Guerra, Capitalismo & Libertad
Victoria Isabel Cardiel*. LQSomos. Junio 2016
Recorrido por la primera exposición sobre Banksy
El estilo inconfundible del grafitero transgresor que ha marcado las paredes de medio mundo con su tono de denuncia entra con honores en un museo de Roma. Por primera vez, más de 150 obras de Banksy han sido sacadas de su habitual espacio callejero para ser enmarcadas y expuestas en un espacio público cerrado. Eso sí, sin que el misterioso artista de Bristol, Inglaterra, haya colaborado.
Hasta su nombre está excluido del título de la exposición: Guerra, Capitalismo & Libertad, que permanecerá en el Palazzo Cipolla, uno de los palacios históricos de la céntrica calle romana de Via del Corso, hasta el 4 de septiembre.
Pero lo cierto es que, con o sin el beneplácito de Bansky, se trata de la mayor exposición jamás hecha con obras provenientes de donaciones privadas –ninguna extirpada de las paredes– cuya autenticidad ha sido certificada por el organismo londinense competente denominado Pest Control.
“Decidimos no usar piezas arrancadas de las paredes de la calle porque, cuando esto sucede, Banksy reniega de su obra”, detalla a La Prensa una de las comisarias, Francesca Mezzano.
“Son serigrafías, pinturas originales, objetos raros… Se ha llegado a pagar hasta 1 millón y medio de euros por una de sus obras”, agrega.
El verdadero mérito del artista subversivo, que desde los años 80 ataca el excesivo patriotismo de su país, el consumismo rampante de las sociedades contemporáneas, la crudeza de la guerra o la injusticia del hambre en el mundo, es que haya mantenido su anonimato, lejos del foco mediático. Nunca ha dado entrevistas, de tú a tú, solo vía mail, y mucho menos conferencias de prensa. Algunos hasta sostienen que el hombre sin rostro es en realidad una mujer.
En Roma se exhiben sus diseños más famosos, como el de la niña que deja escapar su globo en forma de corazón, el de los protagonistas de la película Pulp Fiction sosteniendo dos plátanos como si fueran pistolas, o el del manifestante que arroja un ramo de flores.
Paolo, vestido con indumentos de rapero con pantalones anchos y gorra, es un brasileño que vive en Florencia y ha venido a Roma expresamente para ver a su gran héroe. “Banksy es ahora viejo, pero abrió el camino a los que nos queremos dedicar a esto. No hay que callar ante las injusticias y cada quien tiene sus armas: la mía, como la de Banksy es el espray”, señala mientras pasea encandilado por la exposición.
Así es Banksy: un apelo a la acción contra la jerarquía del poder a través de un lenguaje sencillo e inmediato, reconocible por todos. Los niños que juegan alrededor de las bombas simbolizan la pureza y la inocencia en contraposición a las armas que reflejan la destrucción y el mal.
El grafitero más famoso de todos los tiempos utiliza la confrontación entre elementos positivos y negativos para incitar de manera irónica y provocadora a la movilización social en busca del cambio.
Sus obras son para la crítica un manifiesto social que da voz a los más débiles, poniendo en ridículo a los representantes del poder y las decisiones políticas que provocan las guerras.
Su arte se convierte en una acción de protesta pacífica y creativa en la que el artista demuestra ser un gran intérprete de su propio tiempo, con una lectura atrevida y provocante que busca sacudir conciencias solicitando el sentido crítico de los que observan sus murales.
La actualidad ha marcado desde siempre su producción artística. En enero de este año, un dibujo firmado por Banksy apareció en la parte trasera de la embajada de Francia en Londres.
Esta vez representó a la protagonista de Los Miserables de Víctor Hugo, Cosette, llorando a causa de los gases lacrimógenos que salen de una lata de gases lacrimógenos: una dura crítica la actitud de Europa ante los refugiados. Huelga decir que el grafiti-denuncia fue inmediatamente cancelado por las fuerzas de policía.
“Es uno de los artistas más importantes de la historia contemporánea que ha acelerado el sistema de comunicación y ha dado más espacio al movimiento del grafiti”, detalla la responsable de la exposición.
Su crítica mordaz contra la guerra, la avaricia, el poder y la riqueza económica no dejan indiferente a nadie. Por ejemplo, en su imaginario pinta, sobre todo, ratones para representar al ser humano. Para él son la metáfora del ambiente suburbial y del hombre que es constreñido a vivir en las periferias, marginado de la sociedad, pero a la vez el único que podrá sobrevivir a las calamidades.
Son muchísimas las ciudades en las que Bansky ha dejado su firma: Londres, París, Detroit, Barcelona, Amsterdam, Melbourne, Toronto, Nueva York, Los Ángeles, Chicago… Por eso esta exposición es una oportunidad para poder ver en un solo espacio lo mejor de Bansky. “Es una obra para honorarlo y para difundir su obra. Hacemos que Banksy sea accesible al gran público, cuando este público quizá solo lo ha visto en internet. Eso es ya una victoria”, explica Mezzano.
La ironía, como no podía ser de otra manera, cierra esta exposición. La última obra es un paisaje clásico, enmarcado en un cuadro tradicional dorado, y con un garabato pintado con espray por encima se indica al visitante: “exit through the gift shop”.