Ricard Sicre: De espía a hombre de negocios en la España franquista
Javier Coria*. LQSomos. Junio 2017
Espió para los EE.UU. durante la Segunda Guerra Mundial. De refugiado republicano pasó a ser un millonario que hizo negocios con los gerifaltes del régimen franquista. Amigo de escritores como Robert Graves o Hemingway, las fiestas en su yate y en su mansión de La Moraleja atrajeron a las estrellas de Hollywood, como a la mismísima Ava Gardner.
El catalán Ricard Sicre (1919-1993) militó en la Esquerra Republicana de Catalunya durante la Guerra Civil española. Terminada la guerra huyó a Francia siendo recluido en un campo de refugiados. Con la ayuda de una enfermera inglesa se escapó al Reino Unido. Allí, trabajando en una barbería, le oyó hablar en catalán el escritor Robert Graves (Yo, Claudio) que había vivido en Mallorca. Desde ese momento fue su amigo y mecenas. El escritor puso en contacto a Ricard con los grupos izquierdistas de EE.UU., ya que el catalán quería emigrar a esas tierras. Como piche de cocina en un barco, zarpó rumbo a Nueva York. Antes de llegar a la isla de Ellis, puerta de entrada de toda la inmigración, se tiró al mar y ganó la costa nadando.
Deambuló por las calles de Manhattan buscando los contactos que le había facilitado Robert Graves, pero todos ellos estaban controlados por la policía. Detenido, le pusieron en la disyuntiva de ser repatriado a la España de Franco o trabajar para la OSS, antecesora de la CIA. Su primera misión, porque Sicre eligió la segunda opción, fue entrar en la embajada española y salir con una maleta llena de papales secretos. Para ello tuvo el concurso de no pocas secretarias, porque Sicre, como diría un castizo, era un hombre bien plantado, de hecho, esto le ayudaría en muchas de sus futuras misiones. Aquí “murió” Ricard Sicre, nacido en Montgat (Barcelona) e hijo de un médico, y nació el agente Richard Sickler.
Dicen que, cuando trabajó con su compañera Betty Lussier, una canadiense piloto de la RAF, formaban una de las más bellas parejas de espías. En el sur de Francia, consiguieron desarticular una red de espías nazis, algo en lo que habían fracasado otros agentes. Claro que esto no lo consiguieron con sus encantos, sino con la psicología, encontrando el punto débil de un agente alemán, que siempre había querido ser actor. La promesa de una carrera en Hollywood hicieron cantar al tipo, que fue entregado a las autoridades francesas. Presumo que el primer y último papel del infortunado, lo tuvo frente a un paredón.
Bueno, resumiendo mucho porque en el documental que añado tienen toda la información, terminada la guerra mundial y con los espías en paro, un avispado agente de la OSS había montado un gran empresa para dar trabajo a sus compañeros. Ahí empezó Sicre la carrera de hombre de negocios. Vendió arroz en Sudamérica, y asegurándose que la policía política de Franco lo dejaría en paz, vino a España y entabló relaciones comerciales con los gerifaltes del Régimen. Él es el responsable de traer la Pepsi-cola y el güisqui JB a España. Ahí empezó su carrera de ricachón y fiestas desenfrenadas. Fue anfitrión de los actores y actrices de Hollywood que visitaron España. Frecuentó a escritores, como Camilo José Cela, y pintores, como Salvador Dalí. Su pasado de hombre de izquierdas quedó a tras, para algunos, muestra de un “hombre práctico”, en fin…