Robin Hood de los bancos
Enric Durán, conocido mediáticamente como Robin Hood de los bancos, mientras los canallas se disputan la primacía por hacernos la vida imposible los cuatro próximos años, ha comparecido la pasada semana por primera vez en uno de los juicios civiles que tiene abiertos por una supuesta estafa de 492.000 euros a 39 entidades financieras durante el 2008 –aquel año en el que se anunciaba la presunta desaceleración de la economía y daba inicio el crecimiento negativo europeo– , dinero que destinó a organizaciones sociales, para denunciar la mala gestión del crédito y el fraudulento fomento del gasto con el consiguiente endeudamiento de la ciudadanía.
Este chico, culto, educado, de buenos modales y mejor familia, durante la vista, solicitó la nulidad del contrato de una tarjeta de crédito que le concedió el BBVA, que le reclama ahora alrededor de 24.000 euros en concepto de deuda, pues su tarjeta estaba contratada para no dar más de 600 euros al mes y sin embargo, entre Mayo y Junio de 2008, este pobre hombre, en su candidez e inocencia, sacó de diferentes cajeros de esta entidad entre 1.200 y 1.500 euros diarios, sin que la entidad nunca le hubiera advertido de que sus operaciones excedían las cifras acordadas en el contrato. En este orden de cosas, la abogada de Enric Durán, Montserrat Serrano, defendió durante el juicio que las condiciones iniciales que ofrecía el producto en su publicidad no coinciden con las reales, de modo que el BBVA vulneró un artículo de la Ley del Mercado de Valores que blinda la información y transparencia de la publicidad financiera.
En cualquier caso, me parece vergonzoso que este buen joven, altruista y solidario, de sólidos principios cristianos, ejemplo para nuestros hijos, nietos y biznietos, corra la misma suerte que Sócrates por el mero hecho de haber realizado una mayéutica de corte pecuniario ayudando a su polis a comprender los vicios y limitaciones de quienes decían saberlo todo sobre las finanzas y los mercados, cuando por todos los rincones, trincan a manos llenas, no unos pocos cientos de miles de euros, como este buen samaritano social, sino millones, por parte de directivos de bancos y cajas de ahorros quebradas y de políticos untados hasta en el recto correcto – el manual de estilo me prohíbe escribir pedo, culo caca, pis – que les rescatan con nuestros impuestos, no sólo no son juzgados y ajusticiados democráticamente, sino que para colmo, se les indulta, o perciben cuantiosas indemnizaciones vitalicias.
Si esta excelente persona que se ha recapitalizado sin necesidad de Papá Estado, acaba siendo condenada por haber avisado a todos, entidades financieras incluidas, del grave fallo del sistema en la concesión del crédito, tener una cuenta de ahorros en el BBVA, además de dar mala suerte, será motivo de vergüenza, como en su día lo fuera el haber colaborado con los opresores. ¡Muerte a la Banca! ¡Viva la Justicia!