Siete notas sobre el Movimiento Memorialista en España
Movimiento Memorialista
Por Acacio Puig. LQSomos.
La mayoría del memorialismo sigue rindiendo homenaje cada mes de abril a la Segunda República. Pero parece además muy importante que, junto al recuerdo de un régimen abatido y proscrito, se avancen proyecciones de futuro (derecho a decidir, autodeterminación y referéndum sobre monarquía o república)
1.- El memorialismo en el Estado español tiene la singularidad de desarrollarse tardíamente en un país en que persistió el fascismo –con limitadas modificaciones durante 40 años– bajo nombre de dictadura franquista y fue seguido de una democracia muy corta que renunció a esclarecer los trágicos acontecimientos ocurridos desde 1936.
Eso nos diferencia de la Alemania nazi, de la Italia fascista y de la Francia de Vichy, por ejemplo. Mientras en países que derrotaron al fascismo a raíz del resultado de la 2ª Guerra Mundial, la tarea memorialista ha sido ubicar adecuadamente la historia de las Resistencias en una historiografía oficial antifascista, en la España del franquismo –y del temprano apoyo estadounidenses (Bases), del Vaticano (Concordato) y de la ONU (que pronto eliminó la inicial caracterización del origen militar fascista del franquismo)– en estos lares todo ha sido más lento y a contracorriente.
(En cualquier caso, conviene no pasar por alto que a pesar de los Procesos de Nuremberg, la ideología fascista vuelve bajo otras formas y en todas partes: existe también un “Sísifo-pardo” que persiste en la regresión a los peores tiempos).
2.- De ahí las tardías exhumaciones, la negativa de los aparatos judiciales a aceptar las demandas de asesinatos y genocidio (supuestamente prescritas por la Ley de Amnistía de 1977) y el bloqueo de La verdad en el sistema educativo.
Esas diferencias han forzado a nuestro memorialismo a abordar “tareas pendientes de bulto” a hacerlo tarde y sin lograr –hasta hoy– un adecuado reconocimiento institucional/legislativo de la Memoria.
El triste panorama lo completa el rechazo conservador de cualquier proyecto de Ley de Memoria Histórica. Es sabido el propósito de PP y Vox de derogar lo que pudiera aprobarse en ese sentido y el proyecto de ley de concordia que maneja el gobierno de “unidad reaccionaria” (PP+ Vox) de Castilla y León.
3.- El tiempo ha corrido en contra del movimiento memorialista en el Estado español a favor del olvido: Ni verdad, Ni justicia, Ni reparación.
Dejar correr el tiempo, no depurar responsabilidades y esperar defunciones de genocidas y activistas antifranquistas –inmersos en una población que fue globalmente represaliada por el franquismo, por la persecución, el miedo y la ausencia de libertades– ha sido el proyecto compartido por todas las fuerzas conservadoras y el centrismo socialdemócrata… mirar hacia otro lado, no educar en la verdad histórica y “evitar problemas”.
4.- Hay que destacar que sin la labor de historiadores críticos y tesón de los movimientos memorialistas, se habría cerrado esa página de la Historia contemporánea de España sin ningún esclarecimiento. Aun así, el tiempo sigue corriendo en contra de la Verdad, La Justicia y la Reparación.
5.- Durante décadas, el memorialismo ha puesto el foco en lo que se deseaba ocultar. Ha exhumado fosas comunes, denunciado genocidas y torturadores, dignificado Lugares de Memoria antifranquista y denunciado los mantenidos, impunemente, por los golpistas de 1936. Ha participado en celebraciones del exilio y conocido Campos de Concentración y Museos de Europa en los que está impresa la huella de nuestros viejos combatientes. Ha levantado la digna bandera de los movimientos guerrilleros y las Brigadas Internacionales. Ha presentado múltiples denuncias y proyectos en torno al tema de los Bebés Robados.
Ha extendido Asociaciones y construido Coordinadoras (ARMH, CEAQUA, etc. además, otras Asociaciones están incorporadas a coordinaciones internacionales diversas, como las del memorialismo hispano-francés que forman parte del consejo de pilotaje de CIIMER en Borredon-Francia).
El memorialismo ha editado libros, filmado documentales e iniciado hermanamientos con las labores de otros colectivos. Ha educado a las gentes y ha presionado al poder.
Todo ello muy necesario, imprescindible, pero aún insuficiente, porque no ha impregnado legislación ni sociedad y como decíamos, sigue ausente su incorporación sistemática a la enseñanza reglada, a la Historia compartida y a los valores éticos. No ha logrado éxitos medibles e irreversibles, en definitiva… si es que puede hablarse de “irreversibles” en un período en que lo peor vuelve.
6.- El presente es arduo. Prosiguen las exhumaciones y la actualización-extensión del mapa oficial de fosas comunes todavía no detectadas oficialmente. Prosiguen las iniciativas conocidas como Querella Argentina (CEAQUA, actualmente la causa contra Martín Villa), las denuncias en Bruselas ante el Parlamento Europeo y las apelaciones ante otros organismos internacionales. Prosiguen los encuentros entre colectivos memorialistas, aquí y allá y nuevas exhumaciones en fosas comunes y también las concentraciones y actividades de protesta, desde algunas instituciones y en la calle.
7.- Entre los problemas que conciernen a todo el memorialismo hispano, destacaríamos:
– Las conferencias y viajes de conexión con la memoria republicana no abordan resoluciones de políticas memorialistas y programas de acción conjuntos frente a las amenazas de proseguir el olvido y la falsificación de la Historia. Constituyen así –esas charlas y conferencias sea cual sea su impacto en medios- fundamentalmente “espacios de ilustración” y de cohesión entre minorías de afines.
– Los conocimientos acumulados no calan en el sistema de enseñanza y solo lo logran –con mucha dificultad– en algunas actividades extra académicas.
– Los frentes memorialistas (Exhumaciones, Querellas, Lugares de Memoria, Apertura de Archivos…) no logran coordinarse en exigencias compartidas que nutran e impongan una Ley de Memoria que auténticamente lo sea y satisfaga lo pendiente y que formaría parte de un proyecto de auténtica Democracia Radical. En general así ocurre también entre los avances memorialistas en diferentes territorios y comunidades autónomas.
– No hay relevo generacional. Tampoco una transmisión adecuada de la incidencia del franquismo en el presente, y eso hace difícilmente comprensible por los más jóvenes la actualidad de la Memoria y su dimensión estratégica en la transformación social; es decir que falta hacer comprensible (sin caer en determinismos absolutos, pero sí buscando históricas causas últimas) que:
– Si nuestro sector público es deficitario, si la precariedad es extrema, si las pensiones y salario mínimo interprofesional están en la cola de los países desarrollados de la UE… las raíces están en el pasado franquista y en la devastadora ola neoliberal que siguió.
-También por eso, si la industrialización es dependiente, si subsisten problemas agrarios estructurales y la exclusión social es creciente, sus fundamentos están en la dictatorial y corrupta gestión franquista y en la posterior ola neoliberal.
-Sí los aparatos judiciales, de orden público y de defensa nacional tienen importantes acentos predemocráticos, no es casual… el fenómeno tiene raíces en la impunidad y los pactos desplegados desde la llamada transición y las “leyes de punto final”.
-Si nuestro sistema educativo sigue ignorando capítulos esenciales de la Historia contemporánea (República, Golpe, Guerra y Dictadura) ese vacío es producto de una política de ocultamiento deliberado de la verdad.
-La mayoría del memorialismo sigue rindiendo homenaje cada mes de abril a la Segunda República. Pero parece además muy importante que, junto al recuerdo de un régimen abatido y proscrito, se avancen proyecciones de futuro (derecho a decidir, autodeterminación y referéndum sobre monarquía o república).
Eso, junto al cuestionamiento del orden neoliberal, permitirá abrir el camino hacia una nueva República –o una federación/confederación de repúblicas hispanas– propia del siglo XXI… una auténtica República Social. Así se incorporaría el memorialismo a los mejores proyectos de la izquierda del Estado español.
Y a medio plazo se trata de actuar y presionar para incorporar las inmediatas reivindicaciones memorialistas –locales, autonómicas– a los compromisos electorales de todas las fuerzas políticas ideológicamente próximas. Heredamos del franquismo un país devastado, desigual, descapitalizado… también de investigadores (que siguen emigrando) y no hemos superado esos lastres profundamente enraizados en las estructuras conservadoras hispanas. La democracia “a la española” se construyó sobre cimientos franquistas y manteniendo los pilares de sus aparatos de estado y su monarquía. Por eso todo resulta aún tan lento y difícil y por eso, es necesario revisar el rumbo.
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