Sin registro de propiedad
Qué puedo ofrecerte que no sea mi poesía
Una dura palabra arrancada de lo recién parido
Que no sea mi decir valedero y preciso, a veces
Otras, mi silencio temeroso
Que no sean mis deseos
Mis pasados deseos compartidos
Que no sea mi compañia, a veces iluminada
Otras veces herrumbrosa hasta la perplejidad
Que no sea una persona como tantas
Dentro de tantos individuos sin nombres, ni rostros
Que no sea un pedazo de todos aquellos que pasaron
Y un todo, ridiculamente complejo, de los que recordamos
Que no sea el que te desnuda en las tinieblas de un viejo granero
En un confuso, enorme y ajeno país
Que no sea acariciar tus memorias de otras manos
Sobre las cicatrices de un pasado que no ha llegado todavía
Que no sean mis recuerdos lejanos y salobres
De un mar de provincia estival
En un enero sureño nunca jamás recuperado
Que no sea lo más seguro de mí
O algo anhelantemente seductor
Que descubriste en el escaparate
De un mercado desordenado y polvoriento
De ahí en más
Todo lo que pidas será un discurso inútil