Trabajo de cuidados: la ingeniería de precisión virtual indica el camino
Por Eduardo Camín*
El reciente llamamiento regular de la Organización Mundial del Trabajo (OIT) en la economía del cuidado tiene su justificación no sólo en sus muchos beneficios socioeconómicos, como la generación de empleo con trabajo decente, la reducción de diversas desigualdades como las de género, y la mejora de la salud y el bienestar de la población, sino también en el elevado rendimiento potencial de esa inversión para las economías y las sociedades
La sociedad del cuidado prioriza la sostenibilidad de la vida, articulando cuidados de las personas y del planeta. Es un camino para revertir la desigualdad social y de género en forma sinérgica con la dimensión ambiental y el desarrollo económico.
Los avances para colmar los desfases legales y de implementación de las políticas y servicios en materia de licencia de cuidados no han sido suficientes, pues, en la actualidad, el desfase medio mundial existente en la política de cuidado infantil es de 4,2 años, lo que actúa como barrera estructural en el mundo del trabajo, especialmente para las mujeres.
Se calcula que cada dólar invertido en cerrar la brecha en la política de cuidado infantil podría dar como resultado un aumento medio de 3,76 dólares en el PIB mundial para 2035. La justificación para la inversión es aún más evidente si se tienen en cuenta los beneficios potenciales en términos de ingresos durante toda la vida, que compensarían la inversión total.
El beneficio de la inversión no se limita a su rendimiento potencial, sino también a los derivados de la igualdad de género. La inversión en licencias relacionadas con el cuidado infantil y en servicios de atención y educación de la primera infancia (AEPI) podría aumentar la tasa de empleo de las mujeres de una media mundial del 46,2 por ciento en 2019 a 56,5 por ciento en 2035, y reducir la brecha mundial de género en ingresos mensuales del 20,1 por ciento en 2019 al 8,0 por ciento en 2035.
El informe insiste que invertir en políticas del cuidado rinde múltiples beneficios. Las peticiones en favor de mayores inversiones en la economía del cuidado destacan en la agenda internacional (ONU 2021a; ONU 2021b; OIT 2021a; OIT 2019a).
Recientemente, estas peticiones se han visto justificadas por un creciente volumen de evidencia que demuestra que la eliminación de los persistentes desfases en las políticas del cuidado (tanto en la legislación como en la práctica) no solo aceleraría el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, sino que también aportaría beneficios socioeconómicos en cuanto a generación de empleo con trabajo decente, reducción de las desigualdades de género y de otro tipo y mejoras en salud y bienestar,
La inversión en paquetes de políticas de cuidados integradas y transformadoras tiene una sólida justificación en la generación de empleo. La inversión en licencias relacionadas con el cuidado infantil (de maternidad, de paternidad y parentales), las pausas para la lactancia, la atención y educación de la primera infancia (AEPI) y los servicios de cuidados de larga duración generaría 280 millones de empleos para 2030 y otros 19 millones para 2035, con un total de 299 millones de empleos, según la OIT.
Este potencial de creación de empleo de aquí a 2035 lo impulsarían 96 millones de empleos directos en el ámbito del cuidado infantil, 136 millones de empleos directos en el de los cuidados de larga duración y 67 millones de empleos indirectos en el de los sectores distintos del cuidado. Sería necesario aproximadamente un 1,5 por ciento del PIB mundial (sin tener en cuenta la aportación de los impuestos debidos al aumento del empleo formal).
El simulador, disimula
El simulador de la OIT de inversiones en políticas de cuidado se basa en un estudio de macrosimulación de De Henau (2022), que simula la inversión pública anual necesaria para prestar licencias relacionadas con el cuidado infantil y servicios de cuidado adecuadamente remunerados y los efectos conexos sobre el empleo, utilizando técnicas de multiplicador de insumo-producto.
El trabajo se basa, a la vez que amplía el anterior trabajo de la OIT sobre las vías para avanzar hacia el logro de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y la implantación de sistemas de protección social, incluidos los pisos de protección social.
Los métodos y supuestos también se basan en trabajos anteriores de Ilkkaraçan y Kim (2019) y De Henau y Himmelweit (2021). una prestación universal de cuidados infantiles de alta calidad, además del gasto público actual del 0,3 por ciento del PIB mundial.
Junto con las licencias relacionadas con el cuidado infantil (de maternidad, de paternidad y parental), los servicios de cuidado infantil son elementos esenciales de los paquetes de políticas del cuidado susceptibles de producir transformaciones en materia de género (OIT 2022a).
Cuando se diseñan teniendo en cuenta las necesidades de la «triada de los cuidados» – los niños, los progenitores (empleados o desempleados) y el personal de atención y educación de la primera infancia (AEPI)-, esos servicios ofrecen múltiples beneficios al promover el desarrollo infantil, crear empleos decentes, reducir el trabajo de cuidados no remunerado de los progenitores y promover el empleo y los ingresos de las mujeres
Se estima que el Simulador de la OIT de inversiones en políticas de cuidados es la mayor herramienta en línea para modelar de políticas del cuidado desarrollada para simular los requisitos de inversión y los beneficios presentes a la hora de colmar las lagunas nacionales en materia de servicios de cuidados y de licencias relacionadas con el cuidado infantil.
Creado para promover el programa de transformación de la OIT en pro de la igualdad de género y la no discriminación, el Simulador permite a los usuarios crear paquetes de inversión a medida en políticas de cuidados para cuatro de estas políticas: 1) licencias remuneradas relacionadas con el cuidado infantil; 2) pausas para la lactancia; 3) servicios de AEPI; y 4) servicios de cuidados de larga duración.
La tecnología y algunos baches de la precarización
Las actitudes hacía la división del trabajo de cuidado remunerado y no en función de genero están cambiando pero debemos tener en cuenta que el modelo familiar de «hombre como sostén de la familia» sigue siendo arraigado en las sociedades, junto a la continuidad del papel central de las mujeres como responsables del cuidado de la familia.
Pero creemos que al hablar del trabajo de cuidados en este momento de convulsión y de crisis laborales no puede ser más pertinente, puesto que frente a la resignación que supondría asumir la soberanía y los designios de los mercados, el pensamiento y la práctica feminista ofrece un nuevo paradigma de actuación, el de la sostenibilidad de la vida, la idea de dignidad humana en tanto que núcleo de los derechos humanos.
El trabajo de cuidados representa un cambio radical de perspectiva que visibiliza la dependencia del sistema mercantil respeto a la economía de mercado y debería otorgar a las personas cuidadoras derechos de ciudadanía. Pero esta visión, este enfoque – al que se acostumbra a llamar reproducción social- pone en jaque la deshumanización del sistema capitalista en lo que tiene de explotación de la naturaleza, de los hombres sobre los hombres y de estos sobre las mujeres.
Es todo un tema, puesto que la mayor parte del trabajo de cuidados se realiza de forma no remunerada en el seno del hogar por parte de las mujeres, y no suele concedérsele categoría económica, es decir, no es considerado trabajo al no mediar remuneración monetaria y, por tanto es excluido de los análisis económicos.
A veces lo irregular se transforma en norma y de esta forma el trabajo de producción no remunerado es la base de todas las demás labores productivas, debemos tener en cuenta que el trabajo está sufriendo un acelerado proceso de precarización.
* Periodista uruguayo residente en Ginebra exmiembro de la Asociación de Corresponsales de Prensa de Naciones Unidas en Ginebra, CLAE
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