Tragabuches
Una mujer decía a su marido que le diese la llave para ir al corral y coger un gallo que había que pelar para el hijo que tenía que venir.
Al no encontrar la llave, el marido salió detrás de la mujer diciendo:
-Yo voy contigo.
El fue con ella. Vieron la llave puesta en la cerradura, y el portón a medio abrir. Entraron al corral, sorprendiéndose de ver a su hijo vestido del personaje de Vlad, con unas cuartillas en la mano e intentando leer entre dedos.
El padre, asustado, se escondió detrás de una albarda, y la madre, exclamando “hijo mío”, le rogó leyera de esas cuartillas con las que se veía tan feliz y guapo.
El hijo, sorprendido de verles, exclamó entre dientes:
-Sancho, el rucio, cuánto bellaco te busca. Y ,cumpliendo el deseo de la madre, comenzó a leer:
“A José Ulloa “Tragabuches”, apodo heredado de su padre y adquirido por haberse comido un Burro; casado con la “Nena” bailaora de Ronda en Málaga, y bandolero de “Los Siete Niños de Ecija”, cuando le encontraron muerto y cosido a puñaladas, le hallaron unas hojas escritas a mano que decían:
“Vlad III Draculea, Vlad Tepes, príncipe rumano, reunía en sí un poder secular y espiritual y fue uno de los más sanguinarios personajes de la historia. Padecía triquiasis, irritación producida en el globo del ojo por torcerse la dirección normal de las pestañas. Vlad Draculea "Vlad el Hijo del Demonio/Dragón" también llamado "El empalador" ,empalmador, un príncipe de Valaquia, que rebuznaba cuando tenía listo el pienso, sabía cuántas púas tiene un peine, pues era bastante listo y no
En una cena de nobles en su castillo para hablar de paz, y en plena fiesta, entran en la sala soldados que aniquilan a todos. Para él, no eran más que un número de cuarenta o cincuenta puercos de montanera que podía un hombre como él varearles la bellota.
¡Qué forma de gobernar en democracia!, como hicieron todos y cada uno de los dictadores que en la mala historia ha habido¡ Tenía maña para zalamear y hacer caricias para engañar empalando, asesinando, matando alevosamente, a cada trique, en cada lance de criminal amor. Tenía costumbre de comer viendo los cuerpos empalados, bohordos como la flor de Nardos enganchados o destinados a serlo concitándoles y recibiéndoles sobre la pica o garrocha, orgulloso de meter una vara alta en los ojetes, observando un bosque de postes y cuerpos putrefactos, y un murciélago soñado, cierto pez volador de los mares tropicales.
Desde su “vis cómica”, en fuerza y vigor arremetió contra lenguas viperinas que hablaron de él mucho y malo, de furor arrebatadas, prorrumpiendo al punto en mil dicterios. “Aquí perdí una aguja aquí la hallaré”; decía, y, cual criminal agujetero, o sujeto que hace o trafica con agujas de palo, ordenaba llenar un cuenco con la sangre de sus enemigos, mojando el pan que ingería, haciendo muecas, y cantando:
-“Tras el vicio viene el fornicio”
En Valaquia existen muchos pobres, tullidos, minusválidos y desahuciados por los bancos, como hoy. El, visceral, toma una decisión para acabar con ese problema: organiza una fiesta para ellos y una vez reunidos los manda empalar con la barra de un carro, emblema o insignia de su cargo criminal y asesino. Murcigallero, ladrón, hurtaba en las primeras horas de la noche, y murciglero, hurtaba mejor a los que estaban durmiendo.
Con su traje de faena de lienzo basto, les recogía en pliegues pequeños para aferrarles o para tomar fajas de los rizos del culo, empalando aproximadamente a 100.000 personas. En su oficio de perforar, alto de agujas, agujaba por el ano, yema, púa, zanca, y dejaba que el cuerpo resbalase por el poste hasta que el cuerpo quedaba totalmente atravesado, saliendo la punta por la boca, espetando el cuerpo en el palo, como se espeta el ave en el asador. Empalaba por la espalda, de frente, por el ano y siempre diciendo:
-“Quien acecha por agujero ve su duelo”.
Dormía en el sesteadero, lugar donde sestea el ganado. A veces el palo era de plata de dos ases y medio de valor. Defecaba, evacuaba el vientre en la cama con su base en el triangulo inferior del escudo y su vértice hacia el centro del Sol.
La cabeza de Vlad Tepes, una cabeza como cebolla albarrana fue cortada y enviada a Turquía. Su mujer y su hijo se suicidaron, besando un trozo de astilla con la que se limpiaba Vlad el culo.