Transición sangrienta. Elvira Parcero Rodríguez, una víctima viguesa
Por Angelo Nero*. LQSomos.
Y los impunes con su águila negra,
con su uniforme de lápidas,
pudriendo el futuro con su mano dura
Silvia Delgado
El conflicto de Ascón dejó muchas víctimas, Elvira no fue la única, aunque, como ella todas fueron olvidadas. Acabada la huelga, la empresa no dejó de destruir puestos de trabajo, hasta que el gobierno del PSOE, al albor de la reconversión industrial, el 1 de marzo de 1984, decretó el fin de su actividad productiva
Se llamaba Elvira Parcero Rodríguez, tenía solo veintiún años, y fue otra de las víctimas, no debidamente reconocida y recordada, de la Transición Sangrienta. Falleció tras las gravísimas lesiones producidas, durante una carga efectuada por la Policía Armada, que disolvía una manifestación de trabajadores de Ascón, en Vigo, el 11 de abril de 1978, empleando abundante material antidisturbios, pelotas de goma y botes de humo.
“Ciento ochenta y cuatro días después de haberse iniciado el conflicto de Ascon, éste aparece absolutamente podrido. El comité de huelga, apoyado por USO y la Intersindical Nacional Galega (ING), no controla la situación en la calle, donde se registran incidentes a diario, ni ha sido capaz de encontrar una alternativa. CCOO y UGT, minoritarias en las factorías, no han podido imponer la salida negociada que vienen defendiendo hace tiempo, ni han demostrado suficiente capacidad de convocatoria para controlar la situación.” Escribía en su crónica para El País, el periodista Gerardo González Martínez, sobre la huelga de Ascón. Antes que periodista había sido diputado autonómico de UCD, y después asesor del PP en tiempos de Fraga. Todo una muestra de periodismo objetivo.
En 1978 el fantasma de la crisis azotaba al sector naval, una crisis que engendraría todo un ciclo de conflictos, que alcanzaría su máxima tensión con la reconversión industrial llevada a cabo con el primer gobierno del PSOE, y que supuso la destrucción de cientos de puestos de trabajo. Y así hasta hoy, en que el sector naval, especialmente en las comarcas de Vigo y Ferrol, viven su, quizás, última y definitiva crisis. Pero volvamos a las calles de aquel Vigo del 78, donde la huelga de Ascón llegaría a prolongarse durante ocho meses.
Entonces se sucedían las manifestaciones, el bloqueo del ferrocarril, la ocupación de centros oficiales, que eran respondidas con la máxima dureza por las fuerzas policiales bajo el mando del gobernador civil de Pontevedra, Faustino Ramos, último presidente del Sindicato Nacional de Información de la Organización Sindical franquista. En una de estas manifestaciones, en la calle José Antonio, es apaleada por la policía Elvira Parcero, que ingresa en estado crítico en la residencia Almirante Vierna. Diez días después, el 21 de abril, fallece a consecuencia de un derrame cerebral provocado por los golpes recibidos por la policía.
La agencia EFE recogía así la noticia de su entierro: “Unas mil quinientas personas han asistido hoy al entierro de la joven Elvira Parcero Rodríguez, de 21 años, fallecida ayer en la residencia Almirante Vierna. La joven fue recogida sin conocimiento en el transcurso de una manifestación de los trabajadores de «Ascón», aunque según ha revelado la autopsia, las causas de su muerte han sido naturales, ya que su cuerpo no presentaba ningún signo de violencia.”
El conflicto de Ascón dejó muchas víctimas, Elvira no fue la única, aunque, como ella todas fueron olvidadas. Acabada la huelga, la empresa no dejó de destruir puestos de trabajo, hasta que el gobierno del PSOE, al albor de la reconversión industrial, el 1 de marzo de 1984, decretó el fin de su actividad productiva. Esto generó, tal como recoge la Asociación Universitaria Elvira Parcero, formada en la Facultade de Xeografía e Historia da USC: “Unos años de angustia e incertidumbre que se traducen en un elevado número de divorcios, depresiones nerviosas, afecciones cardiacas y muertes prematuras entre los trabajadores del astillero. Muchos de esos trabajadores fueron atendidos en hospitales psiquiátricos mediante un convenio amistoso conseguido por el comité de empresa con la Diputación Provincial, ya que en la Seguridad Social no contemplaba este tipo de tratamiento.”
El 1 de febrero de 1985, un año después de que el gobierno socialista decreta el fin de Ascón, el diario El País, recogía la noticia de una nueva víctima de la reconversión: “Un trabajador de los astilleros Ascon, Cándido Otero Collazo, apareció ayer ahorcado en la casa de una hermana suya, en la parroquia viguesa de Teis. Otero Collazo, que tenía 44 años, estaba casado y era padre de dos hijos, de 13 y 7 años, fue encontrado con una soga al cuello que había sido previamente sujeta a un listón de hierro, informa Efe. En un bolsillo de la víctima fue encontrada una nota en la que el trabajador señala que había tomado la determinación debido a los problemas por los que atraviesa su empresa.”
– Manifestante gravísimamente herida en Vigo
– Entierro de Elvira Parcero Rodríguez (La nota de agencia conserva la “mentira impune”)
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La transición ensangrentada… ABRIL
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