Trío relatos de Daniel de Cullá
Daniel de Cullá. LQSomos. Enero 2015
I.-Un volquete de putas
Estamos yo, virrey de Ná, mi amigo, marqués de Queteví, y Felipe, con Juan, que se dice descendiente del famoso Juan Gutenberg, el célebre impresor de la primera imprenta donde se imprimió la primera Biblia “de a cuarenta y dos líneas”. Hemos venido a la Casa de Campo, en Madrid, casa de campo consagrada a la diosa Puta, diosa de los arbustos, porque nos han avisado que está por llegar un Volquete de Putas, y queremos ver cómo se ven, y queremos saber cómo saben estas diosas.
Nos ha llegado la noticia desde un incunable que no se acuna, pero que se mece sobre un crisol puesto al fuego, gracias al grillo “Nikolas”, al servicio del Cuartel de la Inteligencia de zoquetes, zombis y extraterrestres, quien ha dejado filtrar en sus papeles “La Nasal” (moqueros) y, en confusión de lenguas por aquello de “arriba moco que el que chupo es poco”, una noticia de importancia y suma más resta gravedad, esta: “que están por venir a la Casa de Campo, en Madrid, un Volquete de Putas para trajinar, más buenas que el pan, “Jas” fabulosas, y mucho más ricas que las degustadas por Abderramán el Grande o los Ciempiés de san Luis, “vivos ejemplos, como dice el portador de la recua, caballero en ninguna, por mandato de un barón diestro en redoblar los naipes para hacer cual fullero una flor, para practicar el análisis de oraciones copulativas en viales de succión y micción a través de un análisis general y sexológico entre hojarascas, en el que la Anología es garante de ofrecer a profesores y alumnos una enseñanza “a Roblón”, clavo grueso destinado a ser remachado en caliente formándole otra cabeza en el extremo, después de haber atravesado el objeto que tiene que sujetar y asegurar”.
Hemos traído pan, vino y embutido pasado de fecha para merendar y ver y contemplar este “ganado” trashumante que, junto a los robles, nos mostraran su hermosura y esa abertura que lleva al paletón de nuestra llave de Amor a rodar en la plancha carnal que forma las guardas del Sexo, cuyo Arte amatorio lleva haciendo de las suyas más de cientos de miles de años de existencia, mucho antes de dios en cristo.
Olvidados los períodos, aprenderemos a formar oraciones y yaculatorias, sabiendo acentuar declinando e introduciendo la tilde por delante y por detrás, tris tras, de la Hermosura, conociendo el medio de que se valen los seres racionales e irracionales para manifestar sus ideas y sensaciones, en el ser humano, el lenguaje del Culo, en el Onagro, el Rebuzno, que se originan en virtud de ciertos movimientos orgásmicos y cómicos. Si estos movimientos orgásmicos y cómicos producen sonidos fónicos, el lenguaje sexual será oral; si dan lugar a signos gráficos, se denominará lengua fálica (ay, decía Gerineldo, seminarista en Madrid, escribir “Amor” en la punta del capullo con la lengua), y si constituye señas o gestos se llamara sexo mímico o cómico, como el que practican los sadomasoquistas.
En el despliegue de este Volquete de Putas y en su exposición, hemos visto putas monosilábicas, con coños que carecían de forma, cual simples raíces de un solo labio. A mí me parecieron coños chinos, y eso que no he visto alguno. Hay putas aglutinantes cuyo coño es prefijo sufijo de sus glúteos, como las culonas que vemos por televisión o Internet, cubanas y dominicanas. Hay putas flexionales, las que modifican los labios de sus coños en virtud de desinencias místicas o escrupulosas, como la española.
Un catador de coños, que viene con el guía de la recua, del que dicen que es afamado político estudioso de la cagada del lagarto y conocedor de la Gramática parda en esta Nación de Mancebía, antes de mostrárnoslas, pasó su lengua por el Chichi de unas italianas y griegas, según él por el sarro encontrado a su paso con sabor a Lambrusco y Retsina. También, lamió a una andaluza, una asturiana y una aragonesa, que lo eran, según él porque sus pedos sonaron a dialecto, que él conocía.
Mi amigo se acercó a mí excitado pidiéndome le diera o me diese un beso con lengua, diciéndole que, ahora, no estaba en disposición, aunque, recordándole, que la lengua es universal, global. Sábete, le dije, que Alfonso X “el Sabio” cepilló el felpudo del coño a sesenta mujeres al estilo provenzal, y a otras sesenta colonizadas de Oceanía. Cuentan que tenía un Pene sánscrito con pellejo latino y frenillo griego. También, y según unos escritos de María Magdalena encontrados en el Tibet y hoy escondidos en un diente de leche de un antediluviano que se encuentra en un cruce de caminos que va hacia Atapuerca, en Burgos, Jesucristo tenía un pene hebreo con frenillo arameo, lo mismo que Antipater y Herodes.
Un ruido como de risas atrajo nuestra atención. Parecían cohetes que dan muchos estallidos. Las putas, desnudas, correteaban por entre los arbustos, con risas y moviendo sus tambores o nalgas; unas, parándose, miraban a través de las hojas, otras, como relinchando tras las verdes banderas, reían tronchadas como en heráldica diagonal divididas por una línea que va desde la esquina diestra del Jefe a la siniestra de la punta, soñando el tallo la hortaliza en cada una de las aberturas o escotaduras por las que entran el perdulario y sus bolas, moviéndonos del sitio estas mancebas, damas, con su carnal elocuencia fogosa y apasionada, que jamás podrán anular los rastreros o trepadores que quieren cerrar sus Coños con mordaza. Retozando alrededor de los arbustos, como digo, cantaban:
“Cátame en Madrid, cátame en Ocaña
Cátame en todo el Mundo
Que aquí folló Sancha la bermeja
Y Madrid de mancebía se hizo dehesa”.
El grillo “Nikolas”, que anduvo y se metió en estos trotes, y otros análogos, de prisa y con prontitud salió de la Casa de Campo. Otros dicen que no, que se metió en su agujero. Sin embargo, a alguien se le escuchó decir:
–¡Ay, Grillo, y en qué confusión estás metido¡
II.- Jesús no sabe tocar la chicharra
María, en la comidilla de su gente, dice que le ha nacido un hijo pollino, asno nuevo y cerril. Un hijo sin padre, porque no se presentaba. Su madre le había dicho al marchar de casa:
–Cuídate, hijo mío, de tocar ciertas flautas semejantes, en el sonido bronco y vocinglero, al Rebuzno del Asno, como el que se escucha en el consistorio romano o en el sanedrín, pues el diablo lleva a las gentes a tocar tal instrumento.
Anduvo buscando colocación, pero trabajo no había. No tenía carnet de conducir, así que aprendió, de forma innata, a reatar, atar una caballería a otra para que vayan en pos, cual mula tercera que se añade a las del tiro de un carro o coche para ir delante de las que forman las parejas, llegando a ser una persona o ser predicador, que se expresaba en estilo gerundiano, sintiéndose siempre como ablativo absoluto.
Era un gerundio transformable en oración de relativo, adverbial, causal, y ello particularmente, pues el verbo que le acompaña es neutro y los “ovejos” que le siguen son de gerundio conjunto, como los que van tras los jefes de los partidos.
“Nunca llueve a gusto de todos”, “cada oveja con su pareja”, dicen que eran las frases que mejor decía. Y le era pesado el cargo de guiar a esa recua de ganado, que toda ella estaba en paro, aunque parecían bien comidos antes de las tres de la tarde. Todos llevaban colgada al cuello una cinta como corbata con una joya en cada uno de los cabos, que luego copiaron los de la estola. Con una traílla, cuerda o correa, él llevaba a sus amigos amarrados para soltarles cuando fuera necesario.
Saliendo de la ciudad al campo, sentábase en un banco de piedra y se las pintaba como quería. En un papiro robado, pintaba siempre al Cid luchando en Valencia. Un carbón hirviendo es la situación social en la que vive. Una sociedad que pasa la pena negra. Acuciado por las hambres, saltaron tapias, cual bandoleros, para robar peras, haciendo burla de los dioses tutelares de la casa o del hogar doméstico que habían asaltado.
Era parabolano, dado a hablar en parábolas. Venid a verlo, y escuchadle. Esta es una parábola:
“Quien creerme no quiera. Por mi parte, yo, de tejas arriba, lo confieso, ni una jota entiendo de estrellas; más, de tejas abajo, de caras de perro y de Jumentos a nadie voy en zaga. Mis estudios han sido ninguno, como los de los buenos príncipes y graves reyes. Sólo el Rebuzno despunta en los talentos, que a las gentes agrada y bendicen. Quince y falta más uno al más guapo darle puedo”.
El sabía de la oración que forma el verbo en gerundio, pero nada sabía de las oraciones con el verbo, tan sólo en gerundiano, penetrando las intenciones o pensamientos de uno. Así, cuando veía a un niño jugando, le atraía a sí, y le transformaba en un adjetivo o relativo, diciendo: “Este es un niño que me juega”; adelantándose a la pedofilia de clerecía.
En aquel tiempo, el gerundio de su padre admitió pasarle en modo personal, formándole como oración compuesta por subordinación adverbial (temporal, modal, concesiva, condicional o causal), y, a veces, como forma no personal del verbo, porque no se presentaba de un hombre, pues su padre era un derivado verbal que nada tiene que ver con las formas verbales.
Era un hablador con péntigo, cierta enfermedad cutánea caracterizada por ampollas. Pasaba mucho tiempo a la cola del buscador de empleo en el Instituto Nacional de Empleo, que espera el “maná”, como un “verboideo”, una forma verbal auxiliar, hasta que un día se decidió a pedir dineros, intentando sobornar al padre.
No ahorró un cuarto porque no había trabajado en toda su vida. Fue un charlatán, que había extraviado la llave y no supo hacerse una nueva. Fue una oración modal. Convidaba a muchos a un trago. Voceando, asustaba a la gente. Al final de sus días, dicen, que llegó malherido a las trincheras de la muerte. Una jocoseria más escrita en diálogo y no destinada a representarse en las tablas. Aunque se representó.
Fue abandonado por su padre. Vaya padre, si es que hay padres (¡majaderos¡), que era un rico cortijero de Andalucía con braceros de almas en pena que trabajaban todas las horas a trancos, de prisa y sin arte. Con estas almas, confundió las coordenadas adversativas, no sabiendo repararlas, injuriando a su hijo como si fuera un malvado.
–“Para mí, mi hijo es un dolor de muelas, como creo que lo son para todos los padres”, dijo el padre. Siguiendo:
–“Digo la verdad, así lo ahorquen”
Conmovido el padre, y vuelto del revés, se acercó al hijo y, en la prominencia que hay en la oreja delante del conducto auditivo, le habló:
–“Te daré dineros. ¿Cómo no he de dártelos? Sé que lo necesitas, pero…
Más, al instante, tomando un refrigerio de un líquido alcohólico, cambió la oración que iba a ser condicional, llevándole a la elíptica por si, como si, ¿cómo no? Y le dio un cachiporrazo con un palo o bastón con el puño en forma de porra, haciéndole quedar deslucido y humillado, viendo al padre vestido de botarga imitando la figura del diablo.
Vaya sarcasmo, santo cielo, hacer un padre con un hijo tal barbarie.
III.- Voy con mi turbo a más de un mitín
Escucho la letra “E” de su Rebuzno atronando con ella a todo partidario que allí ha acudido porque han encontrado el Burro bandolero que no habían perdido y que felices les hará de seguro en lance afortunado en el que siempre media dinero; y podrán exclamar con otros muy alegres: “lo que vale este Secretario”, no importándoles que a estos sumos sacerdotes “in fraganti” les hayan sorprendido robando, pues si en vez de un Asno secretario se encuentran con una gavilla de hipócritas aclamados, miel sobre hojuelas, pues es bueno, como dicen ellos, “encontrarnos en tiempo y hora cogidos en bandurria”, especie de red para pescar sallos, que los necios despreciables del contrario un Aria Rebuznal harán por no haber ellos empuñado la quijada del Asno que les hará gobernar, la misma quijada con la que Sansón, duodécimo juez de Israel, como cuenta Filón, el judío, llamado también el Platón judío, cual “bolero”, muchacho que falta a la escuela por quedarse jugando en el camino, dio razón y convincente a los filisteos que la tocaron como los fieles que vienen a tocar los huesos de aparecidas y santos con gran gusto, metiendo el dedo en la frente con esmero, con placer satisfecho, y diciendo: “no se ha cumplido el milagro, pero la envidia que el Rebuznar nos ocasiona es el mejor milagro, deseando desde este momento Rebuznar robando con reglas y mesura del modo que nos enseñan nuestros cuadrúpedos maestros tan diestros en Rebuznos, de quienes algunos de sus alumnos van haciendo mil progresos y felices se conducen con su Mas Turbo, sabiendo la dicha que les atrajo el Rebuzno que diera su Jumento secretario y, más, cuando , al lance las urnas, vean salir al contrario con su Rucio del gobierno, y el perro lameculos con su rabo entre las piernas. Oh, ¡qué alegría¡. ¡Qué momento¡ Y cantando:
“De La Parte de Urna
Nos viene un Asno
Ay, qué lindo y qué fuerte
Ay, qué milagro”
No sabéis la dicha que les atrajo el Rebuzno dado por el Secretario, para quien los lamentos de la gente no son más que de almas en pena, como el partido cree y el Vatic-Ano, pasándose por el forro de la bragueta sus lamentos.