Nestlé y el agua: la apoteosis del capitalismo inhumano y el cinismo de los depredadores del planeta

Nestlé y el agua: la apoteosis del capitalismo inhumano y el cinismo de los depredadores del planeta

 

Peter Brabeck-Letmathe está considerado uno de los ideólogos más preclaros del capitalismo de rapiña, al tiempo que uno de los más bocazas, y lanza sus frases para la historia sin escrúpulo alguno cuando viene al caso.
 
Aun así, como el mundo es de los que mandan, no resulta sorprendente la benevolencia que mantienen los falsimedio con este botarate, ya que, además de oficiar de bocazas-vocero del invento del capitalismo cínico, como digo, es Presidente y ex director General de Nestlé Group, y delfín y sucesor previsto del Ecclestone, ejerciendo de presidente in péctore de la “Fórmula 1”, que nos congrega ante la tele en domingos alternos.
 
Así funciona el rol del poder social al uso: capitalismo rapaz en la realidad, saqueando economías familiares y esquilmando recursos de territorios y países, teorizado con insultante desparpajo por sus ideólogos, los mismos que posan con glamour ante los flashes del falsimedio en el paddock y Pit-lane de Silverstone o Montecarlo junto a Alonso, Felipe Massa o Hamilton.
 
El tipo ha hecho su carrera en Nestlé, la multinacional de la alimentación satinada basura, de las pastas, el chocolate y confitería, los helados y los alimentos para mascotas (que de esto ni los perros se escapan), aromas y similares.
 
Ha resultado un lince en eso del marketing, ya digo, y ha engañado a medio mundo vendiendo sus bodrios. Un día apareció en el documental Nosotros alimentamos al mundo (impresionante, para verlo o bajárselo quien pueda) y en unos minutos (a partir del 1:29:00) dijo la suya; una de las apologías más señeras del invento del capitalismo, la misma que se recoge en este retazo:

Este gurú de la rapiña y el expolio nos espeta todo un tratado ideológico del capitalismo, sin ambages ni escrúpulos, ni mala conciencia, y resumido en unos gloriosos minutos. En concreto, nos dice que “la idea del agua como un derecho humano básico es 'extrema'" y que '"el agua debe tener un valor como cualquier otro producto alimenticio", afirmando a renglón seguido que “Nestlé es parte de la solución a la pobreza en el mundo ya que emplea a muchas personas...” (Buena idea sería dejarlo en el desierto con una cantimplora y tiempo para afinar sus convicciones).
 
Con estos antecedentes no es de extrañar que al individuo le concedieran en 2007 el “Premio Planeta Negro” de la Fundación para la Ética y Economía, galardón reservado para los campeones de la destrucción del planeta, señalando como sus méritos más notables (y los de Nestlé) la proliferación de alimentos contaminados para bebés, el intento de monopolio de los recursos hídricos y el uso del trabajo infantil en las fábricas de la multinacional.
 
Sabido es que la biología, en términos de pura física, es esencialmente egoísta y que lo humano, tristemente, no escapa a esa premisa. La historia de la humanidad, de hecho, es la de los crímenes y las guerras por la conquista de los recursos y bienes; desde un rebaño  a unas tierras, un regadío, unas minas, unos territorios, unas colonias, petróleo, fosfatos, determinaron las guerras y la muerte de miles de personas en aras de la rapiña y el saqueo. Así lo hizo Alejandro Magno, los romanos, los bárbaros, y a ello iban los ejércitos de Napoleón y las pretensiones de Hitler. En lo más moderno y reciente, en ello andan los USA IV Reich y las democracias occidentales (UK, Alemania, Francia) colonizando Iraq, Libia, Siria, Mali o donde se tercie que existan “recursos” naturales o humanos susceptibles de explotación input-output a cuenta de resultados.
 
Sin embargo, como elemento cultural, indicativo de la evolución y el progreso humano, de la civilización en suma, se venía manteniendo como valor la idea de unos elementales derechos humanos mínimos, y así consta en la Declaración Universal de Derechos Humanos, siendo uno de ellos el recogido en su “artículo 25: 1. Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación”. Así se dice y desarrolla en la Declaración Universal sobre la Erradicación del Hambre y la Malnutrición, aprobada el 16 de noviembre de 1974 por la Conferencia Mundial de la Alimentación y que hizo suya la Asamblea General de la ONU en su resolución de 17 de diciembre de 1974.
 
Todos dábamos por bueno que dentro de los males terrenales y de nuestra desdicha económica, al menos el aire y el agua eran libres hasta hartarse uno y, si el agua estaba saturada de nitratos u otras impurezas o sabía mal, siempre cabía el recurso de irse a beber al pueblo de al lado o acarrearla en garrafas de la Font l’Olm de La Dova.
 
Pero ahora resulta que no, porque en eso llegó Nestlé y entonces el agua ya no es libre… porque es de Nestlé..
 
Es el sino de los tiempos, el artificio del consumo por el consumo, el sustituir con el marketing la necesidad real por el deseo inducido, cuando son cosas diferentes, y en eso hace Nestlé su agosto. La destrucción del planeta y sus recursos sirven a estos farsantes para llenarse los bolsillos a costa de los sufridos consumidores. Ese y no otro es el mensaje del tipejo cínico que da origen al post; ¡Udes. cómprenlo, idiotas! ¡que nosotros primero se lo quitamos y luego se lo vendemos!
 
Para l@s incrédul@s, vean en imágenes de qué va la $$$$$estafa embotellada$$$$$

 

Ahora, de momento, andan entretenidos con el agua, pero el próximo paso de estos caraduras será vendernos el aire, el sol, las nubes…
 
 
 

LQSRemix

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