55 muertos
Por Miguel Martí
Cuenta Aisha (los nombres reales de esta historia han sido reemplazados) que la noche del primero de noviembre fueron 58 personas las que subieron junto a ella en una lancha neumática que zarpó de la costa africana rumbo a Lanzarote. Entre aquellas personas se encontraban su buena amiga Zahara y la prima de ésta, Nou.
Nou mantiene la cabeza baja y asiente.
Cuenta Aisha que el mar estaba en calma y que durante la travesía no hubo contratiempos hasta las dos de la tarde del sábado, cuando el hombre que manejaba el motor de la embarcación comenzó a navegar en círculos, negándose a continuar hacia Lanzarote por miedo a ser detenido y encarcelado. Sin embargo, tras una fuerte discusión, el hombre se comprometió a retomar el rumbo previsto al caer la noche.
Cuenta Aisha que, con la noche ya cerrada y el mar rizado de olas, el hombre continuó, impasible, navegando en círculos. Entonces, algunas personas le suplicaron que regresara a las costas africanas, lo que provocó una violenta trifulca entre los partidarios de continuar hacia Canarias y los de volver al punto de partida. Fue durante aquel tumulto cuando la lancha neumática se pinchó.
Nou no levanta la cabeza, tiene la mirada perdida.
Cuenta Aisha que todos acabaron en el agua sumergidos en un caos de gente desesperada por mantenerse a flote y que, aunque las tres mujeres llevaban puesto chalecos salvavidas, su buena amiga, Zahara, se ahogó. En cuestión de pocos minutos, la fuerte corriente y el gran oleaje dispersaron a los náufragos, separando también a Nou y a Aisha hasta perder todo contacto entre ambas.
Nou mantiene la cabeza baja y llora.
Cuenta Aisha que agarró con fuerza el chaleco salvavidas del cuerpo inerte de Zahara para que no se la tragara el mar y que un joven, llamado Hassam, se aferró a ellas desesperado tratando de no hundirse. En la completa oscuridad de una noche de luna nueva, Aisha se mantuvo once horas flotando en el océano hasta que fue encontrada en la madrugada del día 3 de noviembre, en un estado calamitoso, por la misma embarcación de Salvamento Marítimo que acababa de rescatar a Nou. Sin embargo, desgraciadamente, unas horas antes el joven Hassam, exhausto por completo, no había logrado mantenerse agarrado a la mujer y, mientras la corriente les separaba, se despidió de ella con un “Perdóname” que, en este momento, al pronunciarlo Aisha de nuevo, provoca el llanto de quienes estamos en la sala.
Nou alza al fin la cabeza y le da un pañuelo a Aisha para que enjugue sus lágrimas.
Durante la madrugada del 3 de noviembre murieron en tres naufragios al menos 55 personas, aunque el número total de desaparecidos puede que no se concrete nunca, mientras se dirigían hacia Canarias.
* Miguel Martí ha trabajado y residido en Camerún, Perú y Canarias realizando trabajos de ayuda humanitaria. Es autor de varios relatos, y tiene publicadas en el mercado dos novelas: Sísifo en el abismo y Hacia el este del río Congo. Participa en el espacio literario Desenfocados.
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