Alegres y contentos por Julian Assange, tristes y contrariados por Pablo González
Por Agencia Mp3
Pablo González es, como Assange, un cabeza de turco. Un rehén, como advertencia a cualquier periodista que pretenda cumplir con su obligación ética profesional, que es servir a la verdad, al Derecho ciudadano a la Información, consagrado en la Constitución español
El pasado lunes 24, Julian Assange abandonaba la prisión de alta seguridad británica donde estaba recluido, y en la que ha permanecido los últimos cinco años, desde que empezó su persecución política por contar verdades como revelar la criminalidad y salvajismo de las acciones militares estadounidenses. Un largo cautiverio que comenzó el 16 de agosto de 2012, cuando el gobierno de Ecuador le otorgó asilo político en su Embajada con domicilio en Londres, para librarle de la persecución estadounidense.
Con motivo de la libertad de Assange, el grupo de apoyo #FreePabloGonzalez ha emitido una nota de prensa en la que denuncia la situación en la que se encuentra el periodista Pablo González. La realidad manda y el denominado Gobierno más progresista de la democracia, incumple con su deber hacia un ciudadano español, y en especial su infausto Ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel Albares, no sólo por inacción, por dejación de funciones, sino además por sus insidias violadoras del derecho de Pablo González a la presunción de inocencia.
Nota de prensa:
Alegres y contentos por Julian Assange, tristes y contrariados por Pablo González
Sentimos una gran alegría por la liberación de Julian Assange, porque se ha puesto fin al calvario que ha sufrido estos 14 años. Un gran contento por él y por su familia porque, finalmente ha logrado salir libre.
Pero no se ha hecho justicia. Es más que comprensible que Julian haya aceptado la acusación de espionaje por haber publicado informaciones verificadas que documentaron los crímenes de los Estados Unidos en sus agresiones contra Irak, Afganistán o Siria, entre otras así como la vergonzosa sumisión de los países aliados.
Julian Assange, de cuya liberación nos alegramos enormemente, ha salido libre porque su caso era ya demasiado molesto para un Presidente Biden a punto de concurrir a las elecciones en Noviembre. Por la movilización popular y, por último pero no de escasa importancia, por la insistencia ante la Casa Blanca del Gobierno de Australia, en defensa del compatriota australiano Julian Assange.
Y precisamente ese factor tan determinante en el caso de Assange, es el que falta, clamorosamente, en el caso de Pablo González Yagüe, periodista español detenido en Polonia desde hace ya 28 meses; dos años y cuatro meses, y por el que el Gobierno de España no ha movido un dedo.
Assange ha pasado los últimos años en una prisión británica de alta seguridad, aislado 23 horas al día en su celda. Exactamente las mismas horas que pasa Pablo González Yagüe en una mazmorra de la prisión de alta seguridad de Radom, Polonia.
Assange ha sufrido un proceso prejudicial a la espera de su extradición, finalmente frustrada, a los Estados Unidos. Y sus abogados han podido conocer las acusaciones concretas contra él y preparar su defensa.
Pablo González, casi dos años y medio después de su detención cuando informaba desde Polonia para medios españoles sobre la huida de refugiados ucranianos de la invasión rusa, aun no conoce, ni sus abogados, las acusaciones concretas que pesan sobre él y no hay visos de que se vaya a señalar una fecha para su juicio. Entre tanto, Se le violan de forma constante sus derechos como ciudadano español y de la UE en un país miembro de la UE. Y esta situación no ha merecido para el gobierno español ni una nota de protesta ante el Gobierno de Polonia ni ante las autoridades europeas.
Pablo González es, como Assange, un cabeza de turco. Un rehén, como advertencia a cualquier periodista que pretenda cumplir con su obligación ética profesional, que es servir a la verdad, al Derecho ciudadano a la Información, consagrado en la Constitución española.
Señalamos al Gobierno español por incumplir con su deber y a su Ministro de Asuntos Exteriores por dejación de funciones y por violar el derecho de Pablo González a la presunción de inocencia. Podía, al menos, pedir a Polonia la aplicación de la norma europea que permitiría a Pablo González esperar en España a un juicio justo.
Y no tenemos más remedio que denunciar, con gran pena, el abandono generalizado, salvo muy honrosas excepciones, de los grandes medios de comunicación y de los profesionales españoles que han dejado y siguen dejando a Pablo en la estacada.
Nos alegra también que, finalmente, asociaciones de prensa y sindicatos de periodistas de todo el Estado hayan elevado sus voz y se hayan manifestado recientemente ante el Consulado de Polonia en Madrid. Y con ellos seguiremos luchando por esta noble y justa causa.
* Grupo de Apoyo #FreePabloGonzalez
– Libertad para Pablo – Free Pablo
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#PabloGonzálezLibertad #PavelAskatu #JournalismIsNotACrime!
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