Argentina: Los presos de Bragado

Argentina: Los presos de Bragado

Es preciso que nos entendamos
Yo hablo de algo seguro
Y de algo posible.
Seguro es que todos coman
Y vivan dignamente
Y es posible saber algún día
Muchas cosas que hoy ignoramos.
Entonces es necesario que esto cambie.
La luna con gatillo, de Raúl González Tuñón

“LEY N° 666 La Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires sanciona con fuerza de Ley:
EMPLÁZASE OBRA ESCULTÓRICA EN RECORDACIÓN A SANTIAGO MAININI, RECLÚS DE DIAGO Y PASCUAL VUOTTO, VÍCTIMAS DEL “PROCESO DE BRAGADO”. Buenos Aires, 27 de septiembre de 2001″

Santiago Mainini, Reclús de Diago, Pascual Vuotto.
Se los ha llamado “Los Sacco y Vanzetti argentinos” (1)

Pascual Vuotto, Reclus de Diago y Santiago Mainini eran tres decentes y humildes trabajadores. Vuotto era trabajador ferroviario, había pasado muchas penurias para conseguir ese trabajo. Su niñez había sido muy dura, y debió dejar la escuela para colaborar con la economía familiar. Tenía una formación autodidacta, y le gustaba muchísimo la lectura. Conocía los clásicos, leía permanentemente. Reclus de Diago y Santiago Mainini, obreros ladrilleros. Los tres sostenían ideas libertarias. Los tres trabajaban duramente para mantener a sus familias.

Se dice muchas veces que tal o cual época fue “de plomo” para la clase trabajadora. La clase trabajadora vivió siempre épocas de plomo, única forma en que las clases dominantes se aseguran sus privilegios, al no permitirles la más mínima situación de desahogo. Mantenerlos siempre al borde de la miseria y la ignorancia posibilita sus fines.

La historia de estos tres luchadores anarquistas es una mas de las injusticias acumuladas a lo largo de la historia y tiene algunos paralelos con las de Sacco y Vanzetti.

Durante la década del 70/80 conocí la historia de Vuotto, de Diago y Mainini, y comencé a buscar mas información. Escribí una pequeña defensa de sus nombres. La publiqué.

Pero me faltaba llegar a ellos ya que suponía que los podría entrevistar, deseaba conocerlos para manifestarles mi admiración y mi -aunque tardía- solidaridad y respeto.

No quiso el destino que Mainini y de Diago vivieran para entonces, pero Voutto sí. Aunque seguí indagando no pude dar con él.

Pero en la vida no hay casualidades…

Cierta tarde entré a husmear libros en una librería y me topé con un video: “El proceso de Bragado”, leí, realizado por Mariana Arruti.

Por supuesto que lo llevé. Al fin , con enorme emoción, pude conocer a Pascual Vuotto, pero también por ese medio me enteré que durante el tiempo que duró la filmación Vuotto había fallecido.
A pesar de la triste noticia que me golpeó, ya que conservaba aun la esperanza de encontrarme con Vuotto, sentí que algo había logrado, que había podido cumplir mi objetivo y conocer a uno de los presos de Bragado.

Fue entonces que me prometí divulgar la verdad de lo que les había ocurrido.
Aquí vamos.

La época

En 1930 un golpe de Estado sacó del poder al presidente constitucional Hipólito Yrigoyen. Al “Peludo” le tocó gobernar durante su segunda presidencia con un clima internacional adverso, provocado por la crisis que el sistema capitalista le trasladó al mundo. La “Crisis” exportada desde EEUU al resto de los “globalizados” (forma elegante y eufemismo por dependientes, dominados, sojuzgados, colonias), se tradujo en inestabilidad económica, caida de las exportaciones, desocupación, protestas, huelgas… represión.

El golpe, pergeñado por una alianza de radicales antipersonalistas (opuestos al sector radical liderado por Yrigoyen), a la que se sumaron los anti pueblo de siempre (conservadores, provenientes de la oligarquía terrateniente), llegó al poder de la mano del gral. José Félix Uriburu.

La enorme represión al sector obrero ahondó las penurias por las que atravesaba. Es de aquellos tiempos en que la “picana” eléctrica pasó a ser de uso corriente en las comisarías para lograr la confesión de los detenidos.

La dictadura fascista de Uriburu, llegó con su secuela de fusilamientos dirigidos, sobre todo, a los luchadores sociales que abrían camino y conciencias, cosa que asustaba al régimen y lo hacía más perversamente represor.

Fueron fusilados Joaquín Penina en Rosario, Severino Di Giovanni y Francisco Scarfó en la Penitenciaría de la calle Las Heras, entre otros, por aplicación de la ley marcial.

A otros, como José Santos Cires, José María Montero y FlorindoGayoso de la Unión Choferes adherida a la Federación Obrera Regional Argentina (FORA), se les conmutó la pena de muerte a último momento por la cadena perpetua a cumplir en el penal de Usuhaia.

En 1932, en unas pretendidas elecciones “Libres” que evidenciaron claramente la corrupción del régimen, llegó al gobierno, en lo que se conoce como Década Infame, el gral. Agustín P. Justo. Se levanto el estado de sitio, pero el control policial sobre el movimiento obrero continuaba. Fueron continuas las deportaciones de extranjeros, sobre todo italianos y españoles, socialistas y anarquistas.
En ese marco histórico se producen los procesos de Bragado contra Pascual Vuotto, Santiago Mainini, Reclus de Diago; también el de los ladrilleros de San Martín, CelioConti, Adelino Domínguez, Domingo Perotti y otros compañeros; los procesos de Asociación Ilícita a los afiliados de la Unión Choferes, Lavadores de Autos y Obreros Panaderas de la FORA. No por casualidad se producían estas persecuciones y represión sobre el movimiento obrero y anarquista.

Durante los años 1930 a 1943 se utiliza el “fraude patriótico”, recurso con el cual los corruptos pudieron conservar el poder y desde allí manejar no sólo sus intereses sino aplicar con violencia el “disciplinamiento” de la clase obrera que protestaba por la tremenda desocupación, la miseria del pueblo y la corrupción del poder.

Mientras, la FORA se reunía en las Reuniones Regionales de Rosario en 1934 y Diamante en 1938. En septiembre-octubre de 1932 se realiza en Rosario el 2º Congreso Anarquista Regional que aprueba la creación del Comité Regional de Relaciones Anarquistas (CRRA), que da paso en Octubre de 1935 a la Federación Anarco Comunista Argentina (FACA), que en la década del 50 se transforma en la Federación Libertaria Argentina (FLA). Aparecían con dificultades los periódicos “La Protesta”, “La Obra” (ex La Antorcha) Y “Organización Obrera” órgano de la FORA así como la revista “Nervio”. Son constantes las huelgas obreras. Cuando entran en huelga los frigoríficos el gobierno los ocupa militarmente, reprimen a los piquetes de huelga, detienen a unos seiscientos trabajadores y deportan a otros por la Ley de Residencia. En Berisso, se ocupan los barrios obreros. Se acentúa la represión en toda la zona de Berisso, Ensenada y La Plata. Huelga General de Masas de enero de 1936. Una huelga Metalúrgica de 1942. Participaron veintidós mil huelguistas, se desarrolló entre el 26 de junio y el 13 de julio.

Los hechos

1931. enfrentamientos entre conservadores y radicales. Un año antes había sido derrocado el presidente Hipólito Yrigoyen, y el vigente “fraude patriótico” no permitía que los radicales volvieran al poder. Los radicales contestaban con la actitud revolucionaria.

Los hechos se desencadenan cuando una bomba camuflada en una encomienda enviada bajo la forma de un cajón conteniendo manzanas, fue entregado en el domicilio de la familia de José Blanch (de origen conservador)

La explosión causó la muerte de María Enriqueta Blanch y Paula Arruabarrena, además de una tercera mujer herida.

Enseguida fueron detenidos dos punteros del comité radical, Melchor Durán y Juan Perutti. Este último intentó suicidarse mientras se encontraba en la cárcel.

La intervención de un comisario de afinidad política con los radicales, de nombre Germán Parissi, quien -se supo mucho después- fue el autor del anónimo acusando a los tres anarquistas, dio vuelta la investigación y desplazó el conflicto hacia la dirección que para los sectores de poder resultaba, si se quiere desde un punto de vista clasista, claramente “correcto”. Aunque se comprobó la falsedad del anónimo, la policía siguió adelante con la investigación. Los radicales quedaron en libertad, y comienza la caza de los anarquistas de la zona. Sus domicilios son violados, sus libros y pertenencias revisados y destruidos. Se los detiene y ya en la cárcel fueron torturados salvajemente.

Los tres anarquistas, ajenos por completo al hecho, tuvieron por defensores a Enrique Corona Martínez y a Carlos Sánchez Viamonte.

El comisario que los detuvo fue Enrique Williman, y el fiscal que los acusó sin pruebas fue Juan Augé. (con lo cual queda absolutamente demostrado que se los persiguió sólo por anarquistas, cuando, los que los acusaban, detenían, ofendías, torturaban y violaban sus elementales derechos, eran los únicos que deberían haber sido detenidos).

En un proceso sin garantías, sometidos a torturas policiales reconocidas en el juicio por el médico de la institución, Francisco Macaya -cuya dignidad y valentía contrastaron con la decisión del juez Juan Carlos Díaz Cisneros que anuló la declaración por falso testimonio-, los tres anarquistas fueron condenados a prisión perpetua.

Desde la cárcel, Vuotto siguió su lucha. Desde afuera llovían los apoyos. Su mujer era la encargada de llevarle los mensajes de solidaridad. Y cada visita constituía un nuevo mensaje que Vuotto hacía llegar al mundo para que se comprobara su inocencia.

Así se originó el periódico “Justicia”.

El apoyo de los obreros a los tres detenidos injustamente, llegó al punto de que se originara una gran campaña. Anarquistas, socialistas, comunistas, trabajadores independientes, organizaron giras, mítines, publicaron periódicos donde se difundía la situación por la que pasaban los detenidos de Bragado.
Hubo manifestaciones y reclamos de personalidades de todo el mundo. También exigencias llegadas desde Comités de Solidaridad.

En 1942, el entonces ministro Vicente Solano Lima promovió y logró el indulto firmado por el gobernador Rodolfo Moreno de estos inocentes.

Aunque habrían podido quedar libres, su dignidad y sus principios no les permitieron aceptar salir en libertad por perdón ni indulto. Si eran inocentes ¿por qué se los iba a perdonar o a indultar?.
Exigían un juicio limpio.

Las torturas, no sólo físicas sino sicológicas, la angustia acumulada por ver a sus familias pasar por tantas penurias, no los hizo bajar los brazos. Desde la cárcel Vuotto escribía y desde afuera recibía la fuerza del apoyo de sus compañeros. Sin embargo la injusticia fue el castigo mas duro. Alguien llegó a afirmar una vez que “del penal salieron tres sombras que luego se perdieron entre la multitud que los había ido a recibir”.

La verdad se supo. Alfredo Chulivert, un militante conservador y jefe de la estación Bragado, había enviado el artefacto explosivo por razones pasionales respecto a la cuñada de Blanch.
Pero el daño ya estaba consumado.

Eran tres

Debieron pasar 62 años para que, por un proyecto del socialista Dr. Guillermo Estévez Boero quedara convertido en ley por los legisladores de la provincia de Buenos Aires. Estévez Boero, siempre lamentó que Vuotto falleciera antes de la sanción de la ley.

La ley comienza diciendo: “Desagráviese el nombre y la memoria de Santiago Mainini, Reclus de Diago y Pascual Vuotto, por la injusta sentencia que recayera sobre ellos condenándolos a reclusión perpetua por el homicidio de María Enriqueta Blanch y de Paula Arruabarena”.

Las leyes no van sincronizadas con las necesidades humanas, sino que las preceden. En este caso la ley, que llegó tarde.

Los compañeros, no obstante, se encargaron de difundir la inocencia de los detenidos. Le legitimidad de la causa superó la legalidad tardía.

Me sirve y no me sirve

No existen leyes ni palabras que puedan reivindicar la barbaridad cometida contra estos tres mártires. Tampoco existen palabras que puedan contener y expresar lo que estos hombres sufrieron. No sirven las leyes que amparan a los corruptos porque fueran hechas por corruptos para perpetuarse.
Sí nos sirve el ejemplo de su lucha. Sus principios éticos. Su militancia.

Otro detenido, en esta situación, tal vez hubiera aceptado la limosna del indulto o el perdón, tanto mas agraviante que la situación a la que fueron condenados.

Ellos prefirieron salir recién cuando contaron con la seguridad de que no se los perdonaba de nada, porque nada habían hecho mas que tener una clara identificación ideológica que fue, en suma, lo que los llevó a ser condenados.

“Lo de Bragado fue un simulacro de juicio, se procesaron las ideas”, dijo Pascual Vuotto.

Por mas que la Legislatura bonaerense aprobó una pensión para Themis Vuotto(2), nacida, paradójicamente, aquél fatídico 1931.

Nos queda el deber, ineludible, de seguir dando testimonio a las generaciones que nos continúan, de la verdadera historia de estos tres inocentes. Debemos contarles a nuestros hijos de qué es capaz el sistema con tal de perpetuarse. De qué es capaz el egoísmo y la cobardía. De qué son capaces las elites para “cambiar algo y que nada cambie”.

Abran bien los ojos, estén atentos y lúcidos. Hay muchos Vuotto, Mainini y de Diago -menos mal!- todavía en la lucha diaria.

Para ellos, los que quiero recordar en esta nota, con admiración por su lucha, va:

  • Santiago Mainini ¡Presente!
  • Reclus de Diago ¡Presente!
  • Pascual Vuotto ¡Presente!

Notas:
1.- Osvaldo Bayer.
2.- Themis, significa Justicia.

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