Atragantados

Atragantados

El homínido prehistórico podía cazar y engullir un mamut, sin más problemas que los digestivos. Con el tiempo y la necesidad, de entre la nebulosa cerebral surgió la voz. Lo que antes eran sonidos guturales inconexos luego fueron las palabras. Nombrando las cosas se articulaba el lenguaje y la comunicación con los semejantes. La vida humana se iba haciendo más compleja. Por de pronto, ya podía pedir fuego y poner como hoja de perejil al vecino de la caverna de al lado; incluso criticar su mal gusto a la hora de elegir las pinturas parietales.

Todo ese fenómeno y la fabricación de herramientas ensancharon la capacidad, disminuyendo la obtusa pelambrera de la frente. A las nuevas habilidades se les dio el nombre genérico de inteligencia. Apareció la mente, el espíritu, la superstición, el rito tranquilizador. Dios.

Más tarde, en alguna parte del mundo moderno, alguien quiso soltar una perorata mientras comía una ensalada y se atragantó. Murió. El vinagre del aliño se había cobrado otra víctima. No pudo respirar. El, como muchos que se ahogaron en su vómito son las víctimas del precio a pagar por la evolución anatómica. El ser humano tiene una singularidad de la que carecen el resto de los animales mamíferos: puede engullir alimentos, respirar y hablar al mismo tiempo. Pero basta con que una miga de pan se atraviese en la traquea para que tengamos problemas.

El peligro mortal y los malos ratos son el precio a pagar por los saltos adelante de la evolución, esto es puro empirismo. Como se puede observar en el Museo de la Evolución Humana, ubicado en Burgos, un magnífico exponente derivado de los descubrimientos paleolíticos de Atapuerca, avanzar significa dejar cosas atrás. Situarse en la perspectiva de su tiempo.

Aplicando este principio a la caverna de la España del siglo XXI, Mariano Rajoy y su taparrabos del PP, por ejemplo, no son producto de la evolución del sino un ejemplo claro y grave de la involución y del atraso. Es prehistoria, Es un retrofranquismo que se atraganta en la tráquea de la sociedad y la impide respirar. Pagar el precio por avanzar parece lógico, pero no lo es ni mucho menos pagar por retroceder. Aunque lo llamen crisis.

* Director del desaparecido semanario "La Realidad"

Más artículos del autor

 

 

LQSRemix

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Nos obligan a molestarte con las "galletitas informáticas". Si continuas utilizando este sitio aceptas el uso de cookies. más información

Los ajustes de cookies de esta web están configurados para "permitir cookies" y así ofrecerte la mejor experiencia de navegación posible. Si sigues utilizando esta web sin cambiar tus ajustes de cookies o haces clic en "Aceptar" estarás dando tu consentimiento a esto.

Cerrar