Bajar la guardia


No es suficiente con la pérdida de soberanía, con la violencia a destajo, con las promesas hechas desde parlamentos desahuciados, con la miseria puerta a puerta, con la infancia columpiándose sin porvenir y sin letra, con una salud que pasa la cuenta, con una cultura de fábrica y sin conciencia, con unos trabajadores sin paga, con unos jubilados que no les alcanza, con una pobreza tan pobre, tan peregrina, que sólo puede ya salir a la calle a gritar a los culpables.
Pero no basta con gritarles, no, no basta con señalar uno a uno a los responsables, a los delirantes ideólogos de esta crisis que nos quiere a cuatro patas.
No es suficiente con deletrear sus nombres, con aullar a contraviento entre golpes y humo y cárcel.
Ellos tienen prevista la queja, la rabia, la propaganda.
Tienen prevista alguna marcha atrás para seguir avanzando a toda prisa.
Saben cómo manejarnos, sueltan un poco las cadenas y cuando, confiados, pensemos que ganamos, vendrán nuevas y más sofisticadas.
No bajar la guardia, ese es el desafío.
Hasta la victoria.
Viñeta de J. Kalvellido