Borrar todos los nombres
Palabras enlazadas para parir versos de nuestro compañero y camarada Francisco Rodríguez Amorín. Versos que hacen poesía o poesía que “Da a luz” versos. Mimetismos de texto, que se convierten en lenguaje, sin dictaduras de método. La Redacción.
Alegría
Vivo.
La sonrisa me manifiesta,
en pública gratificación.
BORRAR MI NOMBRE.
Profeta, en verdad, de verdad, ausente de la vida. Rebelde, amaestrado, sin sentido, sin cintura. Son por fuerza, una estrecha lista… Apuntad mi nombre para cerrarla, oblicuo artefacto. La cerradura comprende y nunca habla; su acertijo para la llave de hierro fundido, es un homenaje al que va y viene. Bien está la vista. La vida hilada, pierde el hilo; compra en el mar digital, navegando sin estrellas, una memoria con sus accesorios y sus panfletos esclavos. Mi voz ahogada; "que no interesa casi nada, a casi nadie", nos hace iguales. Pienso, libertina digestión, de mi mente enajenada.
Furia
Apasionado enojo, indignación viva,
que en privada contención,
destroza la calma.
Dislocación asamblearia
Hay mucho que heñir gritamos
desde los dos lados del espejo.
La función teatral para elevar la voz,
los ilusionistas que no vinieron se desdicen.
Es desilusionarse: “No reconocemos nada de nada…”
y en nadando, con la ropa expuesta, se ven
intenciones por las agallas.
En un castillo de naipes reina,
cultiva alcachofas para la voz y la vanidad.
Su palabra es santa o divina, y en su clarividencia
hace futuro. No se junta con quién trabaja
dificultosamente la masa gris de palabras.
Mánchate, ven, aléjate, estamos al cabo de la calle
sin salida. Para negarnos, nada de nada;
para reconocer, nos
hemos traído al pairo, como fantasmas
envalentonados, rogativas de centralismo.
Lloverán estatutos y palanganas…
Dejemos a los grillos en su caja,
hay mucho que heñir, de ganas, de sabores, de ritmos
que marcan pasacalles, bailes donde los brazos piden la palabra,
y los ojos no callan.
Tristeza
Hileras de piernas cansadas,
sentenciadas a muerte,
salen a pasear
con sus aflicciones y sandalias.
.
Fuera del nosotros
La minuciosa ingeniería de la estupidez nos mantiene unidos.
Cubiertos y al abrigo de las palabras, pasean las horas
empequeñeciendo el horizonte. Ni vamos, ni venimos;
somos estatuas llenas de ingenio, somos la esencia,
somos el reflejo de vida llena y sabrosa.
“Nunca quise ser más” preside, desde la presidencia,
con su actitud de prepotencia…
Pone en su sitio, el que se merece, al lenguaraz indolente
que a boca de costal, no refrena su apetito.
Desterrándonos aprietan las cuerdas; bajo
cuerda, nos dan cuerda, por no ser de su cuerda.
Fuera la compañía es compañía, la soledad es soledad.
Con el mapa trazado por el eco, escapan los recuerdos,
dejando sitio para poder abrir el oído, para la sonrisa,
quizás para la caricia.
La soledad es soledad y la compañía, compañía.
Miedo
Zozobra.
Daño para unos pies paralizados.
Engendro que tapona los caminos descalzos.
“Ex cáthedra”
Amalgama en magisterio de plata,
que por formula, no siempre de medicina;
las lecciones frecuentes de las esquinas
donde quiebran la recta, mata.
Magistral con ortografía angosta,
que entendiendo retuerce la vida,
y la vida de intención no es vida,
si acaso un pastel de fruta sinuosa.
Con dos mudas, encabritada mar sola,
sapos aéreos en el reloj desconcertado,
trabajando a coro con la gramola.
Repiten el estribillo, púlpito como paño,
habiéndolo que cortar con la hoja,
donde bien leer el magistral trazo.
Asco
Repugna el olor a ser humano:
cabizbajo arrastra sus piernas,
amoratadas cadenas.
El río sonríe
Grandes poetas del siglo veinte;
humanos, enojo y de buen corazón;
lo cierran en una máscara con tinte,
el claro cerebro en un caparazón.
El nosotros del que el bufón huye,
es un lugar común de fe pequeña,
capilla y santos propios, un hule
de colores para adornar la mesa.
El nosotros de las mañanas alegres
(“los niños nacen para ser felices”)
es un espejismo de futuro, miente.
Cuenta 246 millones de niñas y niños,
cuenta las alondras, las perdices…
este recuento acabara sin rimar…
Amor
La calidez que trasmiten las miradas,
minúsculas, atrapadas, insensatas,
de mi para ti,
en la fila arrasada.
Recuerdos
“La claridad absoluta no es claridad.”
Amanece un futuro imperfecto.
Verdad y orden: brote psicótico
Como ciclan… Como esclavo… Como la escalera… Como la enciclopedia… Sintiendo depauperado el sentir… Ocupando lashoras en ocupar… Como el dios Maat… Como un espectro… Como las diádicas sonrisas… Como la personalidad… Componiendo descalzas composiciones… Obsesionando las obsesiones… Ciega la luz camaleónica de un “Leonard Zelig” peregrino. En manos de los bajos instintos…
Francisco Javier Rodríguez Amorín
Rodriguezamorin(arroba)yahoo.es
Junio de 2009