Bruja en una escoba de tinieblas
Daniel de Culla. LQSomos. Enero 2017
En una pequeña aldea de Burgos
Que dicen llamar de Tinieblas
Habitaba una pobre mujer
Que dicen no podía besar a los niños
Por si acaso les comiera.
Pero sí dejaban a los críos
Mecerse del cura entre las piernas
Aunque sacase el pene afuera
Y en la frente se les pusiera.
Decían que era una bruja
Las malas lenguas de las fieras
Por eso, Regidores e Inquisidores
A todas partes la siguieran
Por ver si a ella podían metérsela
Más, como no pudieron con ella
Con mucho juego de mala fe
La han condenado a la hoguera
No sin antes pedir el Inquisidor
Para él solo, su tierna lengua
Y el Regidor, para él, su sesera
Aplaudiendo la maldita gente
Lo que estos asesinos hicieran
Y más, todavía, lo que dijeran:
“A las brujas se castiga
De esta bendita y cruel manera
Pues para ellas los niños son
Pan, sangre y manteca
Siendo el Demonio el único invitado
A su, sin freno, lujuriosa feria
Y si lo son vuestros maridos
Volverán a casa faltos de cabeza
Que pasaran de vuestro Chumino
Aunque tengáis rica cena.
De ningún modo entren en vuestra casa
Pues os agarrarán de los pelos
Con ellos barrerán las aceras
Y os maldecirán desde el ventanillo
Que está debajo de las tejas
Marchando por el cielo en volandas
Montadas en escobas bellas”.