Collage. Otra historia del Far West
Por Nònimo Lustre. LQSomos.
Abajo, a la drcha., diálogo entre milicos: “Mi general, el regimiento ha quedado diezmado; -¿Los indios?, -No, las vacas. Fuente, tebeo de autor desconocido.
Aunque es obvio que las matanzas de ‘pieles rojas’ fueron perpetradas por el Ejército gringo, sus paramilitares y los colonos, este tebeo propone una imposible culpabilidad en el genocidio: las vacas, ¡¿las vacas conquistaron el Oeste?! ¿Acaso quieren sus escribidores que el exterminio de los bisontes sea entendido como una venganza contra los rebaños de bóvidos domesticados que asolaron algún andurrial?
Jólibu -el cubil del showbizz- nos estuvo preparando para que aceptemos este retorcimiento anti-animalista. En sus mefíticas películas, las vacas padecen una irrefrenable tendencia a la estampida. Pero, ¿quién ha visto en el campo unas vacas que corran a tanta velocidad? Nadie las ha visto ni las verá porque la vaca no corre -sólo pasta y muge. Lo mismo que, a cinco metros, nadie acierta en una diana con ese revólver oxidado que es el único que está al alcance de unos vaqueros analfabetos más pobres que las ratas cuyo único sustento es la marihuana.
De ahí el retortijón actual de los peliculeros corruptores: como el bisonte goza de buena fama, han decidido vengarse en sus primas, las vacas. Pero, como saben que las manadas de reses ocuparán en breve el territorio del que han sido expulsados los indígenas y los bisontes, esos rumiantes de tebeo, tienen cuernos enormes pero no son peligrosos pues cumplen un papel dinámico en la gentrificación de las aldeas. Por su parte, el traidor arquetípico -el piel roja-, empuña su tomahawk para descalabrar a un ingenuo gaitero mientras que se esconde el dañino cacique local -el burgués del bombín. No se puede mentir más.
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