Colonos, pieles rojas y clanes

Colonos, pieles rojas y clanes

Por Nònimo Lustre

¿Por qué Israel es hermano de los EEUU y/o viceversa?, ¿qué rasgo de familia une a un país teocrático con otro aparentemente aconfesional? En (raras) ocasiones nos preguntamos el porqué de la fraternidad entre Israel y los EEUU, hermandad criminal pues controla y modula el genocidio en Palestina.

Todos conocemos sus causas inequívocas: los gringos están obsesionados con heredar y ampliar el Imperio Británico; Israel es un portaaviones terrestre incrustado en el corazón de Oriente Próximo gracias al cual se ha dirigido la total destrucción de Siria, Irak e incluso de los remotos Irán y Afganistán, etcétera. Pero, además, hoy añadimos un hecho incontestable: los millones judíos/gringos que viven en los USA, velis nolis se sienten herederos de la creación de los EEUU cuyo hecho fundacional es, para ellos, la conquista del Far West.

Los judíos conquistan el Far West

Nueva Amsterdam a punto de convertirse en Nueva York. Primer punto de llegada de las migraciones -salvo las asiáticas, las africanas y las latinoamericanas

Los judíos nunca llegaron a los EEUU sin robustos apoyos locales.

Un minero del oro, no necesariamente judío, fraternizando con las nativas ‘pieles rojas’

Entre otras, por simples razones de escasez demográfica, en realidad los judíos no conquistaron ni el Lejano Oeste ni ningún otro territorio USA: simplemente, se centraron en Wall Street. Pero, como el topos de la banca judía es sobradamente mentado, hoy nos centraremos en los inmigrantes judíos que se fueron ‘al monte’. El mundo rural, habitual señuelo de proyectos utópicos -que casi siempre terminan en distópicos-, tenía a finales del siglo XIX su máxima expresión en el mundo indígena. En este mundillo en franca y opresora decadencia, la figura de Solomon Bibo (1853-1934; ¡tiene entrada en Wikipedia!) es la más trabajada (cf. Solomon Bibo, a Jewish man from Poland, was a Chief of the Acoma Indians of New Mexico) el denominado por los ‘pieles rojas’ Don Solomono (sic), terminó como promotor inmobiliario en San Francisco su peripecia en el pueblo Acoma pero, probablemente, este nativo de Prusia, se adaptó con cierto éxito económico al ‘salvaje’ Oeste.

El que era conocido entre los ‘pieles rojas’ como Don Solomono Bibo, con Juana Valle, su esposa india.

La tienda del chief Bibo, en Acoma.

(para Gaza, cf. Gaza, Settler Colonialism, and the Global War Against Indigenous People, curiosamente disponible en el American Indian and Indigenous Studies Program, https://cals.cornell.edu/gaza-settler-colonialism-and-global-war-against-indigenous-people)

Julius Mayer, comerciante judío, con los Chiefs Red Cloud, Sitting Bull, Swift Bear y Spotted Tail. El pueblo Pawnee, llamó a Mayer como Box-ka-re-sha-has-ta-ka, o también como Curly-headed-white-chief-with-one-tongue.

Pero no debemos olvidar que, asimismo, fueron judíos buena parte de los alcaldes del Lejano Oeste: por ejemplo, en las ciudades de Deadwood, Dodge City y Tombstone. Ni tampoco que el famoso OK Corral tenía un jefe judío y que la esposa morganática de Wyatt Earp también lo era, igual que el médico que asaltó El Álamo, amén de una nómina inagotable de judíos mineros, comerciantes, leguleyos, políticos, vaqueros y pistoleros -estos últimos, algunas décadas después, culminaron en Meyer Lansky, el mafioso que hizo sombra a Al Capone.

Principios del siglo XX: postal de Rosh Hashanah en la que unos judíos ‘gringos’ (ricos) invitan a unos judíos ‘rusos’ (pobres) a que emigren a los EEUU. Entre 1881 y 1924, unos 2 millones de judíos rusos huyeron hacia los EEUU para escapar de los pogromos desatados por el Imperio del Zar. Ahora, con un siglo de retraso, los colonos ‘rusos’ están socorriendo al teocrático-belicista Estado de Israel.

Los colonos, colonialistas por antonomasia

Comencemos por lo superficial: para todos los colonialistas del mundo, lo más urgente es fijar sus propias señas de identidad. En el caso de los colonos israelíes, la principal seña exterior de la lábil identidad invasora, es el uso de la kipá (también llamada yarmulke) y de las tefilín (filacterias) (cf. Assaf Harel. 2019. “Under the cover of the kippah: on Jewish settlers, performance, and belonging in Israel/Palestine”; en Journal of the Royal Anthropological Institute (N.S.) 25, 760-777)

El conglomerado haredi (ultra-ortodoxo) exhibiendo su identidad a través de sus accesorios ornamentales

Arriba izqda.: Dos cajitas filacteria –tefilín en yidish- y, abajo centro, otros ornamentos dizque sagrados. Las biblias hebreas no mencionan los kipot (plural de kipá-kippah); es más, las primeras alusiones a la obligatoriedad de cubrirse la cabeza datan del amplísimo período geónico, años 589-1038, cuando los Gueonim de Babilonia comenzaron a regresar a la Tierra Prometida.

Jerusalén: tenderete de venta de kipot

La teoría colonialista

Para quien quiera ejercitar su inglés escrito y/o leer lo que ya sabía, hay dos libros disponibles en internet que guardan bastante relación con los temas enumerados en los anteriores párrafos: son Sharfman, Harold (Rabbi). 1977. Jews on the frontier. An account of Jewish Pioneers and settlers in early America, Chicago, 382 págs.; ISBN 0-8092-7849-9 y, en un plano generalista, Veracini, Lorenzo. 2010. Settler colonialism: a theoretical overview. 183 págs, ISBN 978–0–230–22097–3. No obstante sus aportes, queremos mencionar a dos sabios académicos europeos (Tocqueville y Stuart Mill) que, pese a que ninguno es trigo limpio, suelen recordarse como grandes especialistas en el liberalismo decimonónico y en su fatal correlato, el colonialismo:

Alexis de Tocqueville (1805-1859) Leído y escribido aristócrata a quien algunos politólogos y sociólogos del tardofranquismo tuvimos que aguantar por imposición de su insufrible admirador Luis Díez del Corral -un dizque liberal-neofranquista-despótico-contradictorio pero ansí era semejante fauna. Cuando conseguimos eludir su ‘afable’ -es un decir- dictadura académica, supimos que Tocqueville fue un tremendo genocida que justificó las matanzas perpetradas por Francia durante su conquista de Argelia: ¿Por qué arruinó para la posteridad su fama de liberal igualitario? Evidentemente, por dinero y porque el gobierno francés le encargó una abyecta tarea: incitar su chauvinista imperialismo asiático-africano-oceánico y, en especial, aplacar al movimiento revolucionario sindical -el Héroe del señor Alexis fue Alejandro Magno, un psicópata buscapleitos precursor de la guerra de las civilizaciones.

Pero las desgracias nunca vienen solas: el fundador de esa lacra universal que son las actuales Olimpíadas, fue un dilecto discípulo de Tocqueville: Pierre Fredy de Coubertin (1863-1937), el innoble (sic) barón de Coubertin -entre aristócratas andaba el juego.

John Stuart Mill (1806-1873) Reza el resumen de un ensayo del año 2008 sobre esta luminaria de la Civilización (occidental, ¿hay otra?): ”J.S. Mill’s support for colonialism and empire has attracted recent critical attention in the context of debates about his status as a modern egalitarian liberal, and liberalism’s historical justification for empire. While Mill defended imperialism for most of his life on the grounds that it brought progress and civilization to historically backward peoples, his later correspondence reveals that he became increasingly concerned that settler violence against subordinated populations, notably in New Zealand, India and the West Indies, undermined the civilizing mission. Mill had been a strong advocate for settler societies in Australia and New Zealand, but came to fear that colonial abuses of power over indigenous peoples would vitiate the utilitarian benefits of colonial self-rule.” (cf. Smits, Katherine. 2008. “John Stuart Mill on the Antipodes: Settler Violence against Indigenous Peoples and the Legitimacy of Colonial Rule”; en Australian Journal of Politics and History: Vol 54:1; pp. 1-15) En otras palabras: el imperialismo es bueno porque ha llevado el Progreso a los pueblos históricamente ‘atrasados’; pero los excesos que perpetran sus principales agentes -los colonos-, pueden terminar con sus beneficios. Estimado Mr. Mill: ¿podría darnos un ejemplo -con sólo uno nos conformamos-, de colonos que no hayan ‘abusado’ de su poder? Item más, ¿podría explicarnos porqué los pueblos ‘colonizados’ se opusieron a los invasores pese a saber que, con su temeraria hidalguía, corrían gravísimo peligro de represión y de exterminio?

Coda

Los colonos, padecen la furiosa ansia del converso -eso les distingue del mundo haredi– y, por ende, creen en que el Gobierno Universal les pertenece. A la postre, los únicos que todavía creen en los Protocolos de los Sabios de Sión (1902, en adelante PSS) son los sionistas. Y es natural que se inspiren en un libelo redactado por el servicio secreto zarista -la Ojrana. De policías a policías, Yavé los cría y ellos se ajuntan. Aunque, claro está que entre ellos hay fricciones porque compiten por aumentar sus respectivas clientelas. Pero no son roces sustantivos sino menores, como los que separan a la Pepsi-cola de la Coca-cola -sólo quieren menoscabar la competencia.

Ahora bien, el sadismo que los sionistas ejercen contra los beduinos y los palestinos señala claramente el peligro universal de exterminar a los Otros pueblos. Y es que partimos de una experimentada convicción: la igualdad real de cualquier sistema que presuma de ser ‘democrático’, se mide por el respeto que tengan para con sus minorías. En este sentido, los pueblos renuentes -los indígenas, por ejemplo-, son como el canario en la mina: el mejor vigía para alertar sobre la pudrición del aire social y de la general salud pública.

Los nazis asesinaban con demasiada prisa. Los sionistas, van con paciencia pero no porque hayan pospuesto su proyecto de Dominación Universal (propio de muchas otras culturas y países) sino porque gozan con el sadismo del gato y el ratón. Como el verdugo y el juez que dilatan la ejecución en el cadalso, su obsesión es matar a sangre fría. Desde que las comenzamos, nuestra preocupación a la hora de redactar estas notas gazatíes ha sido denunciar que el proyecto sionista ha mejorado el proyecto del III Reich milenario. Hoy, observamos horrorizados que la limpieza étnica, el militarismo a ultranza, el exhaustivo control social, la clandestina disuasión por propaganda, el psicopático consumismo y tantas otras características de la actual coyuntura política mundial, instauradas o solo inspiradas por el sionismo, se han constituido en la columna vertebral del totalitarismo.

Por todo ello, creemos que amerita observarse el libelo más famoso del siglo XX. De los 24 protocolos que estructuran los PSS, citaremos sólo unos párrafos:

El derecho sólo está en la Fuerza (Protocolo 1) De todos los males más o menos transitorios que hasta hoy nos hemos visto obligados a causar, nacerá el bien de un gobierno inconmovible que restablecerá la marcha normal del mecanismo de la existencia nacional, perturbada por el Liberalismo. El éxito justifica los medios… Cada uno de los nuestros que ha sido sacrificado vale ante Dios por millares de Gentiles (Otros Protocolos, hasta el nº 24: Consolidación de la estirpe del rey David)

Portada de una de las numerosas ediciones en castellano de los PSS. ¿Hubiera aprobado Salvador Dalí que su Cristo Crucificado fuera utilizado por los nazis-falangistas-franquistas españoles?: si hubiera percibido regalías por su copyright, seguramente.

En la segunda fila de esta conocida foto, en su centro, identificables porque no llevan brazalete revolucionario, figuran unos torturadores de la Ojrana.

Previsible suerte de los asesinos de la Ojrana.

Apéndice gráfico

Rubio descalzo aplastado contra el suelo, soldado sionista con botas y consuetudinario comportamiento ‘gatillo alegre’ –happy trigger.

Feminismo sionista

Protegidos por el Tsahal, colonos violentando a palestinos. Una foto edulcorada porque no sólo los violentan: los asesinan.

Máxima violencia para erradicar (“sembrar con sal”, frase bíblica) los huertos de los palestinos

Últimas noticias

Un apunte de antropología política que merece más investigaciones: obviamente, no conocemos datos fidedignos sobre las luchas intestinas que salpican a los clanes gazatíes y a Hamás e incluso la participación en ellos de Al Fatah-Ramallah-Abbas. Tampoco sabemos hasta qué punto éste es un conflicto actual o se arrastra desde antaño -como suele suceder entre indígenas y sus ‘aliados’ déspotas ilustrados. Sólo hemos sabido que hay discrepancias entre estos dos (o tres) agentes fundamentales -hoy, dejamos aparte a otras fuerzas resistentes: la Islamic Jihad (tras Hamás, segunda potencia), el Popular Front for the Liberation of Palestine y, en menor medida, incluso la Palestinian National Initiative.

Desde ‘tiempo inmemorial’ (pésima expresión porque, si algo caracteriza al parentesco extendido, es precisamente la memoria), los gazatíes se articulan en clanes que pueden alcanzar los 20.00O miembros. Los más influyentes son los Sinwar (Yahya Sinwar, uno de sus parientes es actualmente la bestia negra de Israel), los Hilles, los Dughmush, los Radwan y los al-Masri. En 2007, cuando Gaza pasó a manos gazatíes, Hamás comenzó a gobernarla casi obviando a los clanes. En 2008, el trance armado, pasó de ser latente a patentemente letal.

Para académicos más o menos belicistas como Yohanan Tzoreff (Tel Aviv Institute for National Security Studies), “los clanes son cosas del pasado”. En realidad, no lo son pero los ‘asesores’ del Tsahal, siempre incómodos con la antropología, buscan a toda costa que Gaza termine en manos de Al Fatah -léase, que acabe llamándose Fatahstán. Sin embargo, otros analistas creen que el plan del gobierno sionista de propagandear a los patriarcas de los clanes no tiene ningún porvenir puesto que cualquier líder gazatí que coopere con Israel será inmediatamente deslegitimado e incluso asesinado -en su argumentario recuerdan que algo similar intentaron los EEUU en Irak sólo para comprobar que, veinte años, después, el ‘experimento’ fue contraproducente para la hegemonía de Washington.

Observando con minuciosa atención las gacetillas de la prensa israelí, esos conflictos que hemos calificado como propios de la antropología política, culminaron con la muerte (asesinato para unos, justicia para otros) del líder (¿patriarca, imán?) del clan Doghmush (cf. infra, noticia 14 marzo) Ojeemos siete titulares nos guían en la selva cronológica:

Sin policía, la seguridad de Gaza la llevan adelante agentes enmascarados (06 marzo Ynet)

Milicia de los Comités de Defensa del Pueblo (CDP)

CDP’s armados, ¿con fusiles o con palos? Ambas fotos, 06 y 07 marzo 2024.

Un grupo de hombres, sin identificación y armados -enviados por Hamás- deambulan por Gaza. Según residentes, el “Comité de Defensa del Pueblo” tiene como objetivo presionar a los comerciantes que se aprovechan del caos (07 marzo, Ynet) Primera manipulación: no son “enviados por Hamás” sino todo lo contrario. Segunda manipulación: van enmascarados porque “temen que Israel los identifique como partidarios de Hamás”. Al revés, son parte de la guerra sucia de Israel contra Gaza.

Relying on local clans to run postwar Gaza should be off the table, experts warn (12 marzo 2024, TOI) Los inevitables “expertos” creen que no funcionará una Gaza post-genocidio gobernada por clanes locales.

Hamas said to execute leader of Gaza’s powerful Doghmush clan. Clan leader reportedly killed in family’s compound, allegedly for stealing humanitarian aid for resale and suspected ties to Israel (14 marzo 2024) En la ciudad de Gaza, los Doghmush habitan el barrio Tel al-Hawa y también son notorios en Sabra, Gaza oriental.

Gallant [ministro de Defensa] says having PA-linked locals rule Gaza is least bad alternative to Hamas (16 marzo, TOI: PA = Palestine Authority, Fatah-Ramallah, nunca Hamás que también es autoridad puesto que es el partido gobernante en el Parlamento de Gaza, hoy arrasado)

Fatah slams Hamas for ‘returning Israeli occupation to Gaza’ with its Oct. 7 ‘adventure’. Abbas’s party hits back at Hamas and other Palestinian groups after they criticized ‘divisive’ appointment of new PA prime minister (17 marzo 2024, TOI) El president M. Abbas ha nombrado Primer Ministro a Mohammad Mustafa, buen amigo de la Gran Banca.

Aid distributed by powerful clans in northern Gaza, Hamas-linked media reports (17 marzo, Haaretz) La ayuda humanitaria, clave diaria del genocidio.

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