Desaparición y muerte de Santiago Maldonado

Mónica Oporto*. LQS. Enero 2020

La Patagonia argentina fue escenario de luchas sociales de trabajadores rurales en la década de 1920. La oligarquía, propietaria de grandes extensiones de tierras contó, para “poner orden”, con la anuencia del gobierno nacional que envió tropas para reprimir. Osvaldo Bayer recogió esa historia en su indispensable obra Los Vengadores de la Patagonia Trágica, que también se llevó al film.

Casi un siglo después volvió a ser esa tierra el escenario de reclamos sociales ancestrales. Comunidades mapuches -en la lengua madre, el mapudungun, mapuche significa mapu: tierra y che: gente- que se hallaban y hallan en un reclamo constante por recuperar las tierras que ocuparon sus ancestros originarios, fueron reprimidos “para poner orden, con la anuencia del gobierno nacional que envió”… a la gendarmería.

Para liberar un corte de ruta -un hecho no legal- utilizaron mecanismos propios de la represión ilegal. Entrar a la comunidad sin autorización del juez, reprimir y quemar pertenencias y viviendas. En medio de esa represión -con armas, como da cuenta el material de esta película que, además, es el entregado por la misma fuerza de seguridad- desaparece una persona: Santiago Maldonado.

Ahí comienza la pregunta, sostenida por una importante parte de la sociedad: ¿dónde está Santiago Maldonado?

A esa pregunta se irán sumando nuevos interrogantes

¿Quién atendió el llamado que el amigo realizó a Santiago Maldonado? esos veintidós segundos en que se escuchan pasos, fue Santiago el que atendió el teléfono y no pudo hablar? atendió alguien que lo tenía capturado?

¿Cómo pudo aparecer su cuerpo -78 días después- “300 metros río arriba” del lugar donde fue visto Santiago Maldonado por última vez? ¿Cómo puede ser que el cuerpo haya subido por el río contracorriente, desafiando las leyes de la física?

¿Por qué si el cuerpo de Santiago siempre estuvo allí no lo encontraron en rastrillajes anteriores, porque hubo cuatro y nunca lo vieron los mismos que luego “lo hallaron”?, ¿por qué nunca fue llamado a declarar Pablo Noceti, ni se peritó su teléfono?, ¿por qué nunca se rastrilló la estancia Leleque de Benetton?, ¿por qué el Estado espía a la familia Maldonado a quienes se ha hecho objeto de campañas sucias para deslegitimar su reclamo de justicia?, ¿por qué los gendarmes que participaron de la represión se quedaron hasta las 5:30 am del día siguiente?, ¿por qué el comandante del Escuadrón 36, Juan Pablo Escola, mintió durante un mes que los efectivos nunca llegaron al río?

Muchas preguntas sin respuesta veraz. La desaparición y la muerte de Santiago aun sin develar, el asesinato por la espalda de Rafael Nawel, la doctrina Chocobar -continuación de aquél asesinato pero en otro contexto-, el asesinato de Francisco Burgos (de 12 años) de un disparo por la espalda, la represión contra una murga de chicos en la Villa 1-11-14 -febrero de 2016, ni bien asumió el gobierno de Cambiemos- , la feroz represión a jubilados y jubiladas desatada por la protesta contra el cambio en el sistema de actualización de sus haberes… y muchos otros hechos mas configuran lo que la ministra de “seguridad” anunció como “cambios necesarios” y que quedan a la vista en la película.

Recomendamos ver El Camino de Santiago como un acto de solidaridad –la misma solidaridad que llevó a Santiago Maldonado a acompañarlos en el reclamo- con las comunidades mapuches, y para conocer la historia de su despojo territorial y de la marginación y estigmatización de que fueron y son víctimas. Pero fundamentalmente para saber, recordar y reclamar por Santiago Maldonado.

#ElCaminoDeSantiago
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