Desordenados poemas

Desordenados poemas

Vari@s autor@s. LQSomos. Noviembre 2015

poesia151

En el grito del silencio

Como ola que suspiro y crece de un susurro en la lejanía.
Como el rugido que rompe en la escollera y eres mi ausencia.

Te vuelves voz …
Te deshaces como un rumor que traga el mar.

Nada es lo que parece en el silencio.

El recuerdo se hace grito y te siento respirar.
Vive conmigo en las palabras que te escribo,
y veo tu sombra cruzar en algún verso.

Tu latido parpadea en el papel donde navego,
como brisa que me abraza y se va.

Como un viento aventurero que se sabe rumbo.
En la estela que dibujas en mi corazón,
y que ocultas en secreto sin tenerte que nombrar.

Benjamín Lajo Cosido

.-.-.-.-.-.

El Abrazo
Mi querida ciudad

En Duque de Alba un colchón
en el colchón una pareja
en la pareja una manta
sólo una
corta manta
que sólo da para uno.

Cómo fue, no se sabe
quizá él dijo: para ti
quizá ella dijo: para ti
pero al final la noche
y ella se quedó dormida
y él se la echó y se durmió.

Una manta en medio colchón
una manta en media pareja
media ciudad en la calle
ya llega el frío
brazos que son abrazo
y lo que suenan son sirenas.

Jesús Gómez Gutiérrez

.-.-.-.-.-.

Genocidio en A

Genocidio: Exterminio o eliminación sistemática de un grupo social por motivo de raza, de etnia, de religión, de política o de nacionalidad.
Ni siquiera la propia definición de la RAE nos incluye.

Es decir, se nos mata, sin importar fronteras, ni pobrezas, de manera sistemática, por los siglos de los siglos sólo por ser mujeres y ni siquiera somos visibles en unas cuantas palabras que definen el horror de la humanidad.
Somos la mitad, pero la mitad hambreada, violentada, asesinada.
La mitad que no cuenta.
La mitad que vive el horror en la misma entraña.
En las guerras se nos viola.
En el trabajo se nos humilla.
En las calles se nos desprecia.
En la política se nos ignora.
En las casas, ay, en las casas, intramuros, en silencio, muchas viven en jaulas donde nadie canta.
El sistema produce monstruos.
Ancladas en un amor tóxico, chantajeadas, atrapadas en la ciénaga del insulto y el desprecio, del golpe y las cicatrices, su porvenir es sobrevivir a duras penas.
Y da igual blancas, negras, madres, hijas, aquí o fuera.
Da igual jóvenes, viejas, guapas, feas, ricas, mendigas, obreras.
Da lo mismo, se nos mata por ser hembras.

Silvia Delgado

.-.-.-.-.-.

12 de octubre 1492

… entraron con sus cruces y sus lanzas,
y los de aquí sólo éramos personas.

Y un imprevisto amanecer vinieron y llegaron,
jineteando en el lomo del mar estrepitoso.
Del mar, motín de sal y oquedad milenaria
inmemoriales hombres pisaron nuestra playa.

Aquí vagaría el sol desflorando la sombra,
satinando la pampa que era una resonancia.
Interminable y sola extraviada en los mapas,
la pampa indoblegable de todas las centurias.

De metales y arneses vinieron y llegaron
y aquí sólo había silencio a dioses y verdades.
Nuestra verdad en silencio que repiten los tiempos
sin sermones confusos ni discurso inventado.

La inmensidad, un delirio, ensueño y desmesura
quebrada por navíos que llegaron de lejos…

Y dicen, no se sabe todavía,
que por aquí no había eco de los galopes
de caballadas potras, crin al viento y relincho.
Ni siquiera el arrullo rasguido de una viola
conmovería la calma de los anocheceres.

Llegaron esos hombres de metales y arneses
a tanto territorio de soledad muy sola.
A esta incesante fragua de agobiadores soles
y enrojecida siesta demorando el paisaje.

Vinieron y llegaron cuando cada montaña,
peldaño de misterio,
colgaba de los aires su racimo de aroma.
Más los ríos libertarios disponían del reflejo
y el contracanto al canto de pedregal y orilla.
Sí. Aquí soltaría el viento su natural capricho
cargando los pulmones de albedrío pajarero.
Bailaba la hojarasca del repleto follaje
y tronaba a prodigio nuestra mágica lluvia.

Esos hombres llegaron y en la playa, nosotros.
Nosotros en la playa del tiempo que les digo,
achicados de asombro por la grandiosa nave
y metálicos seres venidos desde el agua.

Tanto temor callamos que ni apenas dijimos,
que tal vez allí mismo haya empezado el hambre.

Y ocurrió ciertamente: de una choza a la otra
con palabras invictas hablamos del suceso,
contamos la noticia.

Bien teníamos palabras que unidas a las nuevas,
traídas en los barcos,
son memoria y enigma del saber quienes somos.

Eduardo Pérsico

.-.-.-.-.-.

Poema en cuarteta

El hombre virtuoso, el sabio o el artista
Dos vidas tienen, no una, y se suelen reír
Del ocio de los tontos. No obstante, igual que ellos
Acabarán sin ruido convertidos en polvo.

Abú Alí Ibn Sina

.-.-.-.-.-.

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