El imperio cambia de administración ¿qué esperar para América Latina y el Caribe?
Por Paula Giménez y Matías Caciabue*
El martes 5 de noviembre, Estados Unidos vivió una jornada electoral que pasará a los libros de historia. En un evento sin precedentes, el expresidente Donald Trump, magnate ligado a la industria inmobiliaria y la construcción, logró una contundente victoria, ganándose un segundo mandato, no consecutivo, y demostrando que el impulso neoconservador sigue fuerte en un contexto de polarización ideológica. Este evento marca un hito, no solo dentro del ámbito político estadounidense, sino también en el orden geopolítico mundial. También deja en evidencia una crisis estructural de orden multidimensional, que abarca aspectos económicos, sociales y tecnológicos.
La pugna al interior del bloque GAFAM (grandes tecnológicas), entre globalistas y neoconservadores, refleja no solo diferencias ideológicas, sino también estrategias divergentes para enfrentar los desafíos de un mundo en rápida transformación.
Trump vuelve a la Casa Blanca. Aún con algunos cómputos estatales incompletos, el panorama de las elecciones en Estados Unidos ya lo tiene como claro ganador en la carrera presidencial. Trump superó los 270 votos electorales necesarios y obtuvo el triunfo con 301 electores, llegando al 50.5% del voto popular (74.264.469 votos), frente a los 226 electores y el 47,9% (70.357.216) de Kamala Harris. Este resultado, además, tiene fuertes implicaciones para el Congreso: en el Senado, los republicanos lideran con 52 escaños sobre los 46 demócratas, y en la Cámara de Representantes, mantiene una ligera ventaja con 213 representantes contra los 204 demócratas. En cuanto a las gobernaciones, el Partido Republicano controla 27, mientras que el Partido Demócrata retiene 23.
La mayoría republicana en el Congreso y en los gobiernos estatales refleja un sólido respaldo que le permitirá al partido impulsar su agenda política neoconservadora. A esto también contribuye la mayoría conservadora en la Corte Suprema de Justicia. Un escenario que, de conjunto, hace presumir a un Donald Trump llegando nuevamente al despacho oval, ahora con mucha más fuerza. Por supuesto, su gestión no se hará sin la resistencia y el permanente contraataque de los hoy derrotados demócratas, de los actores económicos y estratégicos del globalismo, e incluso del “deep state”, los intereses permanentes del Estado profundo angloamericano.
Trump y el Bloque Neoconservador presidiendo Estados Unidos
El impacto económico de la presidencia de Biden seguramente es uno de los factores que explican el triunfo de Trump. Un Estados Unidos caracterizado por una inflación elevada y despidos masivos en el sector tecnológico, dejó una situación de incertidumbre para muchos estadounidenses. Las empresas tecnológicas, como Intel, Dell y Tesla, han realizado recortes significativos, lo que apunta a una fase de ajuste en la economía digital que afectará el empleo. El gobierno de Joe Biden logró un modesto aumento en los ingresos medios por hora, pero los efectos de la inflación han opacado estos avances. La subida de precios, que alcanzó un pico de los más grandes de la historia (con el 9,1% en 2022), marcó un desafío persistente para la clase media y trabajadora, que aún enfrenta un costo de vida elevado.
Situación que centró los argumentos del senador Bernie Sanders ante la victoria de Trump, asegurando en un comunicado que “no debería ser una gran sorpresa que un partido demócrata que ha abandonado a la gente de la clase trabajadora descubra que la clase trabajadora le ha abandonado”.
“Primero fue la clase trabajadora blanca, y ahora son también los trabajadores latinos y negros. Mientras el liderazgo demócrata defiende el status quo, el pueblo estadounidense está enojado y quiere un cambio. Y tienen razón. Hoy en día, mientras que a los muy ricos les va fenomenalmente bien, el 60% de los estadounidenses viven al día. Tenemos más desigualdad de ingresos y riqueza que nunca. Increíblemente, los salarios semanales reales, descontada la inflación, para el trabajador estadounidense promedio son en realidad más bajos ahora que hace 50 años”, agregó el Senador por el estado de Vermont.
La administración de Trump llega con una promesa de “restaurar la estabilidad económica”. El foco de su política económica probablemente se centrará en fortalecer el dólar y el sistema de la Reserva Federal, a partir de impuestos a las importaciones (en especial a los autos de origen chino) buscando el dominio estadounidense en los mercados.
Trump y sus aliados ven en la reactivación de las alianzas tradicionales con Israel y la reafirmación de la OTAN una vía para contrarrestar a China, su principal rival. El retorno de Donald Trump a la Casa Blanca implica una reafirmación de las fuerzas neoconservadoras y su agenda imperialista. Su enfoque de política exterior, abiertamente unilateral, y las prioridades que plantean para América Latina y el resto del mundo, configuran una estrategia de poder que difiere de la actual.
En lo que respecta a las políticas para con América Latina se espera que las medidas económicas unilaterales, mal llamadas “sanciones”, los bloqueos y las estrategias de presión injerencista se intensificarán, apuntando principalmente a Venezuela, un país que concentra recursos estratégicos y se enfrenta a Estados Unidos con una postura soberanista. Estas acciones no solo son un recordatorio del dominio estadounidense basado en su poderío militar y su control de la moneda para el comercio internacional, sino que subrayan la importancia como política de Estado que las presidencias estadounidenses otorgan a la preservación de su influencia en América Latina frente a la expansión de China.
* Publicado en El Destape
Matías Cacciabue es licenciado en Ciencia Política y Secretario General de la Universidad de la Defensa Nacional, UNDEF en Argentina.
Paula Giménez es Licenciada en Psicología y Magister en Seguridad y Defensa de la Nación y en Seguridad Internacional y Estudios Estratégicos.
Comparte este artículo, tus amig@s lo agradecerán…
Mastodon: @LQSomos@nobigtech.es; Bluesky: LQSomos;
Telegram: LoQueSomosWeb; Twitter (X): @LQSomos;
Facebook: LoQueSomos; Instagram: LoQueSomos;