“El sistema financiero tiene problemas estructurales que muestran una gran fragilidad”
Por ELA*. LQSomos.
Los bancos centrales se han alineado con la política de subir los tipos de interés para, teóricamente, bajar la inflación. Creemos que a estas alturas ya todo el mundo sabe, incluso el propio Banco Central, que eso es una política que no reduce la inflación pero que lo que sí hace es empobrecer a la mayoría de la población, y en especial a quienes tienen o aspiran a tener un crédito hipotecario
La crisis financiera vuelve a resonar tras la caída de varios bancos durante las últimas dos semanas. Primero en Estados Unidos, con los casos de Silicon Valley Bank (SVB), Signature Bank y First Republic Bank. Posteriormente, en Europa, con la caída de Credit Suisse en Suiza y el Deutsche Bank en Alemania. A pesar de que instituciones como el Banco Central Europeo (BCE) aseguren que son hechos aislados, son evidentes los problemas estructurales del sistema bancario que vienen desde la crisis del 2008 y que no han sido corregidos: la baja capitalización de los bancos, las políticas monetarias adoptadas por los bancos centrales, la financiarización de la economía o la falta de regulación. Los miembros del Gabinete de Estudios de ELA, Xabier Zabala y Aitor Murgia, hablan sobre la actual crisis bancaria desde un perspectiva global, analizando las consecuencias que la política monetaria de subida de tipos de interés está teniendo en el sistema bancario y en la economía, y muestran cuál podría ser el camino a seguir en materia financiera.
Estos días se está volviendo a hablar mucho de bancos en situación insostenible, en Estados Unidos, en Suiza, en Alemania, … ¿Cómo veis la situación?
XZ: Cada banco que ha caído, o que está viendo rebajada su cotización en bolsa, tiene sus particularidades. Pero más allá de eso es evidente que el sistema financiero tiene problemas estructurales que muestran una gran fragilidad: bajos niveles de capitalización, disposición muy pequeña de liquidez para hacer frente a una hipotética retirada de los fondos (los bancos tienen menos de un 1% del dinero que los depositantes tienen), un negocio bancario encaminado a la maximización del beneficio a través de ir al límite con la especulación…
AM: Es importante tener en cuenta que estos problemas afectan a todas las entidades financieras, en mayor o menor medida, por lo que la actual crisis, que es una crisis de solvencia y confianza generalizada, afecta a toda la banca.
¿Esta crisis financiera se puede analizar de manera aislada?
AM: Es nuestra responsabilidad no caer en la trampa de limitarnos a hacer análisis meramente técnicos. La actual crisis financiera se enmarca en una crisis económica más amplia. Por ejemplo, no se puede desligar de la desaceleración económica que se viene produciendo a nivel internacional. Más allá de debates estériles sobre recesión o crecimiento bajo del PIB, se constata que se está estancando la economía, y eso afecta también al sistema financiero.
XZ: Junto a ello también hay que tener en cuenta que la crisis de la banca viene de lejos. Y que, además, la solución que se dio a la crisis de 2008, que fue reducir drásticamente los tipos de interés oficiales para inundar de dinero el sistema financiero, prestando dinero gratis a los bancos para que ganasen dinero prestándonos ese dinero a las personas, las empresas y los gobiernos, está detrás de la crisis actual.
¿Por qué dices eso?
XZ: Bueno, todo el mundo sabe que de esta manera se ha mantenido con respiración asistida la economía y la banca. Y ahora que los bancos centrales han decidido que hay que subir los tipos de interés para acabar con la inflación, la banca, que ha acumulado ingentes cantidades de deuda pública y privada a tipos bajos, ve que el valor de estos títulos cae, y mucho en el caso de títulos a largo plazo. De esta manera, en la medida en que se ve obligada a tener que vender esos títulos para tener liquidez, tiene que reconocer unas pérdidas que estaban ahí pero que se les permite no tener que reconocerlas.
AM: Nos encontramos ante una paradoja. La banca ha aumentado mucho sus beneficios porque ha subido los tipos de interés de los créditos pero se ha negado a pagar más por los depósitos. Eso ha hecho que haya habido una tendencia de sacar el dinero de la banca para invertir en, por ejemplo, deuda pública nueva que paga mayores tipos de interés, y ciertos bancos no han podido responder a esa demanda de dinero.
¿Querríais destacar alguna cosa más sobre las características de la crisis actual?
AM: La crisis financiera de 2008 se debió a las inversiones en activos especulativos. En 2023 la crisis está siendo muy diferente, ya que, como hemos dicho, tiene más que ver con la pérdida de valor de títulos de deuda que son seguros, no elementos especulativos. Esto confirma los propios límites de la actividad financiera. Además, es un sector infra-regulado: parece que la gran recesión de 2008 no fue suficiente para establecer unas normas que permitan poner coto a los excesivos privilegios de los que gozan los bancos. Y eso dice mucho del poder del que disponen.
XZ: Y no debemos obviar que todo esto es el resultado de una cada vez mayor financiarización de la economía. Las inversiones financieras son más rentables que las inversiones en la esfera productiva. Y esta búsqueda de la rentabilidad inmediata está provocando que los bancos realicen inversiones con cada vez más riesgo con el dinero de sus clientes, en vez de prestar ese dinero a las familias o la inversión en las empresas.
¿Se ve a la banca preocupada?
XZ: La preocupación de la banca es dar una imagen de confianza. Por eso, cuando hay una crisis nos repiten mensajes del tipo “nuestros bancos están bien”, “la regulación en Europa funciona mejor”, “las cosas han cambiado”. Pero la realidad es que saben perfectamente que no es así. Como hemos dicho anteriormente, hay problemas estructurales que, además, son inherentes al sistema financiero tal y como está concebido.
AM: Por otro lado, el nivel de preocupación les baja mucho cuando saben a ciencia cierta que los gobiernos y los bancos centrales están dispuestos a poner todo el dinero que sea necesario para salvar a la banca. Los rescates bancarios, pagados con el dinero de nuestros impuestos, son la forma de solucionar los problemas del sistema financiero. Lo pudimos ver después de la crisis de 2008. Es algo escandaloso que a quienes se les llena la boca todo el día hablando de los mercados o del libre mercado no les cambie el tono de voz a la hora de exigir o alabar que haya dinero público sin límites para salvar a la banca.
XZ: En este sentido, lo ocurrido ahora en Estados Unidos o en Suiza, o lo anunciado por el Banco Central Europeo, confirman que cuando la cagan los bancos llegan los gobiernos para tapar los agujeros. Preocupación cero.
AM: Es más, la solución adoptada en Estados Unidos y en Suiza es la “compra” de las entidades bancarias en quiebra por otras, profundizando en el proceso de concentración bancario y en la dinámica de construir bancos cada vez más grandes y cuya caída sería cada vez más “inaceptable” para el sistema (ahí está en concepto de demasiado grandes para que nos podamos permitir que caigan). Este proceso hace el monstruo financiero cada vez más peligroso.
Volvamos un momento a algo que habéis mencionado antes, que es la política actual de los Bancos Centrales de subir los tipos de interés. ¿Creéis que se va a revisar, a la vista de sus resultados?
AM: Los bancos centrales se han alineado con la política de subir los tipos de interés para, teóricamente, bajar la inflación. Creemos que a estas alturas ya todo el mundo sabe, incluso el propio Banco Central, que eso es una política que no reduce la inflación pero que lo que sí hace es empobrecer a la mayoría de la población, y en especial a quienes tienen o aspiran a tener un crédito hipotecario.
XZ: No parece que los bancos centrales quieran cambiar esta política. Tras el derrumbe de varios bancos los tipos de interés han vuelto a subir en Europa y en Estados Unidos. Veremos en los próximos meses cómo evoluciona la situación, pero claro, poco se puede confiar en quienes pretenden atajar la fiebre (la inflación) matando a la paciente (llevando la economía a la recesión).
¿Cuál tendría que ser el camino a seguir?
AM: Hay que dar un giro radical al sistema financiero. Por un lado habría que hacer énfasis en la necesidad de una banca pública. Como acaba de señalar el economista Michael Roberts: “lo que nunca se plantea es convertir la banca moderna en un servicio público, al igual que la salud, la educación, el transporte, etc. Si los bancos fueran un servicio público podrían mantener los depósitos de los hogares y las empresas y luego prestarlos para invertirlos en la industria y los servicios o incluso al gobierno.” Junto a ello, la banca ética es la otra pata, en la que la economía social transformadora tiene un papel importante. Como se ve, hay que sacar el sistema financiero de la lógica del mercado.
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