En Ghana las mujeres crean su propio banco

En Ghana las mujeres crean su propio banco

Que los bancos den la espalda a las mujeres, sobre todo si son pobres y viven en zonas rurales, no es ninguna novedad. Pero sí es nuevo que esas mujeres se organicen y creen su propia cooperativa bancaria, como está ocurriendo en el norte de Ghana.

Dunwaa Soayare, una pequeña agricultora de 45 años, viuda y con cinco hijos, no podía obtener créditos en las instituciones bancarias de este país.

No contaba con cuenta bancaria ni garantía. No podía dar tres comidas diarias a sus hijos, y mucho menos pagarles sus estudios.

Pero su vida cambió radicalmente cuando se integró al Grupo de Mujeres Asong-taaba, una cooperativa situada en Denugu, en la norteña región Alta Oriental.

No solo pudo abandonar la choza de barro en la que vivía con su familia y mudarse a una casa de ladrillos que ella misma construyó, sino que también pudo asegurar una educación terciaria a sus hijos. Dos de ellos ya son maestros.

“Aparte de poder encargarme de la educación de mis hijos, amplié mis cultivos de media hectárea a dos. Ahora planto una hectárea de maíz, media de mijo y otra media de maní”, dijo a IPS.

Soayare explicó que cosecha 15 sacos de 84 kilogramos por hectárea, que vende a 70.000 cedis (380 dólares), un muy bien precio.

La cooperativa creada en 2008 pudo juntar 5.000 dólares en 2013 gracias a la contribución semanal de sus 25 integrantes, casi todas agricultoras y encargadas de mantener a sus respectivas familias.

Cada lunes, las mujeres se reúnen bajo un árbol de karité y pagan sus aportes, que varían entre 50 centavos y cinco dólares. Como socias pueden solicitar un préstamo para financiar negocios alternativos si sus cultivos no dan los resultados esperados.

Soayare y su familia ya no son vulnerables en las épocas de escasez. La temporada de lluvias en la región Alta Oriental generalmente comienza en mayo y termina en octubre. Pero por los cambios del clima, las precipitaciones están llegando mucho más tarde.

Cuando las lluvias demoran y los cultivos sufren, Soayare pide un prestado al grupo para fabricar jabones y comprar vegetales para su reventa.

“No sé qué habría hecho sin esta iniciativa de ahorros”, señaló.

Asong-taaba es apenas uno de los 500 grupos de su clase en el distrito de Garu Tempane, que benefician en total a casi 12.000 personas.

Estas cooperativas nacieron gracias a la iniciativa de la organización Care International Asociación de Ahorro Mejorado y Crédito para la Erradicación de la Pobreza.

Soayare y otros miles de mujeres viven mejor gracias a estas cooperativas.

Una encuesta realizada por los Servicios Estadísticos de Ghana en 2011 concluyó que 31 por ciento de los hogares del país estaban encabezados por mujeres.

El director regional del Consejo Nacional de Población, Zangbalum-Bomahe Amadu, explicó que las costumbres polígamas en el norte de Ghana permiten que los hombres se desvinculen de la crianza de sus hijos, dejando toda la carga a las mujeres.

“La situación se complica si el hombre muere… La mayoría de las mujeres, que generalmente en las áreas rurales son analfabetas, deben esforzarse por cubrir todas las necesidades de sus hijos”, dijo a IPS.

Musah Abubakari, vicedirector coordinador del distrito de Garu Tempane, dijo a IPS que las cooperativas han ayudado a reducir la pobreza.

Las mujeres “se dedican a diferentes formas de actividad económica. Muchas se preocupan por la educación de sus hijos, y por eso la matriculación escolar aumentó en los últimos tres años”, destacó.

Collins Kyei Boafoh, experto en programas comunitarios de la organización Desarrollo Cooperativo Agrícola Internacional/Voluntarios en Asistencia Cooperativa en el Exterior (ACDI/VOCA, por sus siglas en inglés) , dijo a IPS que el concepto de ahorro y préstamo en las aldeas fue clave para mejorar el sustento de las mujeres y sirvió como medida de adaptación al cambio climático.

“Es sabido por todos que, en los últimos cinco años, el cinturón de la sabana en Ghana, que abarca las regiones Septentrional, Alta Oriental y Alta Occidental, sigue sufriendo escasez de lluvias y largos periodos de sequías. Esto no ayuda a la agricultura, que da empleo a 80 por ciento de la población de la región”, explicó.

Boafoh dijo que las cooperativas de mujeres ahora usan sus fondos para aventurarse en otras actividades, como el comercio minorista, para complementar sus ingresos.

“Después de los cortos periodos de cultivo, las mujeres reúnen el dinero de los ahorros comunitarios y se ofrecen mutuamente pequeños préstamos para comerciar y procesar (productos). Esto les da un ingreso sostenido y seguridad laboral”, dijo.

Boafoh sugirió que el gobierno debería adoptar, modernizar y expandir la iniciativa para reducir la pobreza en las regiones Septentrional, Alta Oriental, Alta Occidental y Central.

Solomon Atinga, gerente de programas en la Estación Agrícola Presbiteriana en Garu Tempane, otra cooperativa de Care International, estima que la iniciativa se ha expandido a 100 comunidades del distrito y que ha tenido un impacto positivo en la vida de las mujeres, que ahora pueden cuidar a sus hijos y mantener a sus familias.

“De hecho, el nivel de vida de las mujeres mejoró enormemente”, añadió.

“Se trata de un proyecto pequeño con un impacto grande. Aun siendo pobres, podemos ahorrar. Lo mínimo que recolecta un grupo asciende a fin de año a 2.000 dólares”, dijo.

* Inter Press Service

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