Estancamiento económico, desempleo y mercado laboral
Las últimas proyecciones sobre la economía española y europea son alarmantes. Se prevé que la tasa de paro seguirá creciendo. Esto debería inquietar a la gente ya que significa que millones de personas verán arruinadas sus vidas. Los trabajadores que no consigan encontrar un trabajo digno no podrán ayudar a sus familias, y se incrementarán la miseria, el estrés y las rupturas.
La razón por la cual la economía no está creando puestos de trabajo es bastante sencilla. De momento no hay ninguna fuente de demanda capaz de sustituir la demanda que en su momento creó la burbuja inmobiliaria. Al no haber capacidad para reemplazar esta demanda, las empresas no tienen necesidad de aumentar la producción y no contratan a ningún nuevo trabajador. Además, una buena parte de las empresas aprovechan la situación de confusión y de pánico para despedir, reducir plantillas, intensificar los ritmos de trabajo y alargar la jornada laboral.
El gasto gubernamental también es una fuente de demanda. Sin embargo, este grifo se ha cerrado debido a la obsesión por el déficit y por las políticas de austeridad. Tenemos miles de personas que parecen convencidas de que si el gobierno deja de gastar dinero, despide a una parte de los empleados públicos y degrada aún más los derechos laborales, entonces el sector privado aumentará la producción y se animará la contratación laboral.
El gobierno del PP se está comprometiendo a reducir el déficit público, cueste lo que cueste, e intenta ser el alumno más aplicado en materia de austeridad. Se nos quiere hacer creer que estas medidas darán un gran impulso al sector privado. En realidad, los datos recientes nos alertan que en los países donde se han aplicado las políticas de austeridad más duras, está pasando justamente lo contrario y eso, incluso, lo ha tenido que reconocer el FMI.
Desgraciadamente, desde los círculos gubernamentales y empresariales, se intenta esconder esta y otras realidades y no se hace otra cosa que acusar a la legislación laboral de ser el responsable directo de los actuales niveles de desempleo. Pero, como acabo de explicar más arriba, esto es una temeridad. Desde hace algunas décadas, el mercado de trabajo español ha sido uno de los más movidos y flexibles de la zona del euro: En la época de bonanza económica fue perfectamente capaz de cubrir millones de nuevos puestos de trabajo. Esto permitió una transformación profunda de la economía española y de la sociedad, ya que muchos de estos puestos de trabajo incorporaron a mujeres y a trabajadores extranjeros.
El problema de los años de bonanza económica vino, en todo caso, de los contenidos precarios de buena parte de los puestos de trabajo de nueva creación y de la precarización de buena parte de los que existían previamente. La precarización no se deriva de la "rigidez" sino que precisamente es una consecuencia directa de las políticas laborales desreguladoras.
Aunque actualmente tenemos unos volúmenes elevadísimos de paro, todo indica que el mercado de trabajo español será capaz de cubrir los nuevos puestos de trabajo cuando la demanda aumente. No podemos culpar a la legislación laboral del paro y de la inestabilidad del Euro. Estos problemas se deben buscar en otros lugares si de verdad se quiere resolverlos.