Hecho por un preso en Guantánamo
Por Arturo del Villar. LQSomos.
Se acaba de inaugurar en Karachi (Paquistán) una exposición de las obras que sus guardianes le permitieron llevarse a Ahmed Rabbani al liberarlo del campo de exterminio que la CIA estadounidense mantiene ilegalmente en la bahía cubana de Guantánamo. Era taxista en Karachi, cuando fue detenido en setiembre de 2002, secuestrado y llevado en secreto a la base ilegal que la organización imperialista gringa controla contra todo el Derecho Internacional en la isla cubana. Allí nunca fue juzgado, pero sí encerrado y torturado. Estuvo esclavizado en ese lugar siniestro desde setiembre de 2002 hasta febrero de 2023, tiempo atroz en el que resistió el horror de la cautividad sin motivo gracias a la pintura.
Aquel espanto sin explicación imaginado por Kafka en su obra onírica El proceso, lo padeció realmente Rabbani en el último campo de exterminio persistente en el mundo todavía, por la complicidad de los tribunales internacionales de Justicia sometidos al país más agresivo y criminal que existe y existió en toda la historia inhumana, los Estados Unidos de América.
Titula esta muestra del horror en un campo de exterminio tolerado en el siglo XXI “The Unforgotten Moon: Liberating Art from Guantánamo Bay”, traducido por “La inolvidable Luna: el arte liberador en Guantánamo”. Durante su inicuo cautiverio sin proceso le salvó de la desesperación la pintura, realizada por medios muy primitivos, porque es impensable que los sádicos guardianes torturadores le facilitaran lienzos y colores. Utilizó como soporte trozos de telas tomados de vestidos, como pinceles los dedos, y como colores tierras, posos de café y cúrcuma sacados de la pobre comida que le facilitaban.
Con tan reducidos elementos en los veinte años de secuestro y cautividad ilegal realizó muchas obras, pero sus guardianes sólo le permitieron llevarse veinte al liberarlo sin ninguna explicación. Son las que expone estos días, junto con otras realizadas por artista locales, que protestan de este modo contra la existencia de campos de exterminio y reclaman la libertad para los presos. El autor de este escrito se une a la protesta y exige que el Tribunal Internacional de Justicia juzgue y condene a los responsables de este continuado delito. Exigencia inútil, pero requerida por la conciencia.
Al parecer Rabbani, un humilde taxista en Karachi, fue confundido con un patriota árabe contrario a la invasión continuada de países llevada a cabo por los gringos imperialistas, llamado Hassan Ghul. Para los occidentales todos los árabes se parecen. A causa del parecido Rabbani fue secuestrado en setiembre de 2002 por dirigentes paquistaníes y vendido a la CIA, un procedimiento mafioso y terrorista, porque no hay ni ha habido organización más terrorista que la CIA gringa. Lo demás ya está contado.
Terminada la segunda guerra mundial se constituyeron dos bloques políticos, uno liderado por la Unión Soviética que fue propiciando la independencia de las antiguas colonias, hasta su desaparición causada por enemigos infiltrados, y otro por los Estados Unidos de América que extendió su dominio colonialista por Latinoamérica, África y Asía, y se ha convertido en el Imperio de nuestro tiempo.
En 1903 los Estados Unidos decidieron por su voluntad todopoderosa adueñarse de un territorio en la recién independizada República de Cuba, la bahía de Guantánamo, para instalar una base naval desde la que controlar la zona. Dado el poder omnímodo del Imperio gringo, han sido inútiles los intentos de liberarla. Y así tristemente en la radiante isla de Cuba se mantiene ilegalmente un territorio dominado por el imperialismo gringo, que lo utiliza como campo de exterminio en el que encierra a presos de cualquier nacionalidad sin juicio ninguno, sometidos a torturas y humillaciones.
El nombre de Ahmed Rabbani en libertad es una condena al imperialismo gringo. Si no podemos visitar su exposición en Karachi, hagámosle llegar el testimonio de nuestra solidaridad con él y todos los presos, y el sentimiento de desprecio a los métodos del imperialismo gringo. ¡Libertad para el arte y los artistas!
– Fotografía de © France Press
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