¡Ay!, UNICEF….
Campaña de fomento de la lactancia materna.
El slogan en sí ya me espeluzna, me reduce a la categoría de envase de producto. Vip, pero producto al fin. Me dice que, como mujer, no es demasiado lo que puedo darle a un hijo por fuera de lo estrictamente biológico. Esencialismo que sigue con inusitada vigencia, y nos remarca a las mujeres eso de que la biología es nuestro destino.
Me pregunto –a partir de esta consigna- si tenía algún sentido la maternidad antes de la modernidad, momentos en que los niños eran amamantados por nodrizas…
Me pregunto hasta cuándo deberemos soportar las mujeres todo un andamiaje pseudo-científico que respalda la imperiosa necesidad de recluirnos en la esfera privada…sacarnos de la cancha por un tiempo, para ser más gráfica.
Médicos, psicoanalistas, pedagogos, unidos en la noble tarea de inculcarnos el temor y la culpa…
Referentes de la cultura popular que se prestan a reproducir esos “saberes” sin llegar a comprender cuánto daño pueden causar a las mujeres.
Observatorios de género dispersos por aquí y por allá – porque es “cool” ocuparse de las cuestiones de género – calladitos. No entiendo si por temor a meterse con UNICEF o porque también sus integrantes han sido colonizados por la idea de la maternidad como único destino posible para las mujeres.