India, los BRICS y América Latina
Por Patricio González Ramírez* y Oscar Ugarteche*
India y China compiten con Estados Unidos por su influencia en América Latina. Los gigantes asiáticos son parte de los BRICS, el foro político y económico de los países emergentes, con Brasil como miembro destacado.
En las últimas décadas, muchas empresas estadounidenses han terciarizado (práctica por la que una empresa paga a otra por personal cualificado para realizar determinadas actividades especializadas) diversos servicios a India, sobre todo en ámbitos como las tecnologías de la información (TI), los servicios de atención al cliente, el procesamiento de datos, la contabilidad y, más recientemente, sectores como la sanidad y el diseño de programas informáticos. Esto ha dado lugar a la percepción de que es un país donde las empresas internacionales pueden encontrar mano de obra cualificada a costes relativamente más bajos. Este capital extranjero ha contribuido a su crecimiento económico y ha dado empleo a muchas personas al estimular el desarrollo de industrias específicas. China desempeña el mismo papel en el sector manufacturero y ambos pertenecen a un nuevo grupo de países denominado BRICS.
BRICS denota un consorcio de colaboración formado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, emblema de cinco destacadas economías emergentes. Distinguidos por su demografía expansiva, sus dinámicas trayectorias de crecimiento económico y su creciente relevancia geopolítica, estos países ejercen colectivamente una influencia considerable en las esferas regional y mundial. Recientemente han incorporado a Arabia Saudí, Irán, Egipto, Etiopía y Emiratos Árabes Unidos. El principal objetivo de los BRICS es fomentar el compromiso sinérgico entre sus integrantes en ámbitos polifacéticos que abarcan la economía, las finanzas, la política y el intercambio cultural. Las cumbres periódicas sirven como foros fundamentales para deliberar sobre intereses compartidos y elaborar estrategias de acción concertada en asuntos de importancia mutua. Revisaremos el papel de India dentro de los BRICS.
Su destreza en la terciarización se extiende más allá de las relaciones con Estados Unidos y Europa, y abarca naciones como Japón y Corea del Sur. Esta tendencia a la subcontratación, impulsada por la eficiencia y la reducción de costes, prospera especialmente en los sectores de alta tecnología. Sus lazos con Occidente abarcan el comercio, la inversión y la colaboración en ciberseguridad, que refuerza su papel como fuerza económica mundial. Los volúmenes comerciales con Occidente y las regiones vecinas, especialmente América Latina, han aumentado vertiginosamente.
En 2022, las exportaciones estadounidenses al mamut asiático alcanzaron los 73.000 millones de dólares, mientras que las importaciones ascendieron a 118.800 millones de dólares, lo que se tradujo en un importante déficit comercial para Estados Unidos. A pesar de las tensiones comerciales y las disputas regulatorias, EEUU sigue siendo un socio comercial crucial para ella, con el presidente Trump que le facilitó la venta de armas. Existen algunas tensiones debido a las disputas comerciales presentadas por el mamut asiático ante la OMC, sobre diferencias en las políticas regulatorias, y disputas por prácticas desleales contra EEUU.
Las inversiones directas de EEUU en este país se dispararon desde los 28.000 millones de dólares en 2014 y aumentaron, hasta culminar en una entrada acumulada de IED de 49.300millones de dólares en 2022, lo que convertiría a EE.UU. en su cuarta mayor fuente de capital extranjero. Entre estas empresas se encuentran Google, Apple y Microsoft y General Energy, con el apoyo de ambos gobiernos.
Por el contrario, las empresas indias del país asiático, como Wipro, Tata Consulting Services, Sun Pharma y HCL Technologies, buscan activamente oportunidades de inversión en EE. UU. y América Latina, lo que pone de relieve la búsqueda de oportunidades económicas en medio de la globalización. Incluye la terciarización de la producción de alta tecnología a la nación asiática y la migración de mano de obra calificada a EEUU, predominantemente en el sector tecnológico, y constituyen esos nuevos inmigrantes el segundo grupo anual más numeroso de EEUU.
América Latina es testigo de una creciente presencia de empresas del país asiático en diversos sectores, lo que fomenta el estrechamiento de los lazos económicos. Sin embargo, esta dinámica también introduce complejidades, como la competencia con China por los mercados y los recursos. Su compromiso de inversiones con América Latina, y en particular con México, como el más importante, subraya su posicionamiento estratégico frente a China. Las inversiones del país asiático en México abarcan los sectores de las tecnologías de la información, farmacéutico y automovilístico, lo que refleja una floreciente asociación económica. Cultiva activamente lazos comerciales y diplomáticos en todo el continente americano para reforzar su presencia global y diversificar sus alianzas económicas, en medio del dominio de China como socio comercial en las Américas, la relación trilateral navega por un paisaje de colaboración y competencia.
La subcontratación de mano de obra al país asiático por parte de empresas estadounidenses refuerza los lazos económicos entre ambos, mientras que sus inversiones en América Latina son un espejo de la trayectoria de China, y abre nuevas vías de cooperación regional. Sin embargo, esta dinámica conlleva retos como la competencia en el mercado y las preocupaciones medioambientales.
La competencia entre los dos gigantes asiáticos y Estados Unidos por la influencia en América Latina, especialmente en mercados clave como México, Brasil y Argentina, es palpable. El comercio y las inversiones bilaterales se han disparado, y México se perfila como un destino importante.
Las inversiones de los países asiáticos en México abarcan diversos sectores, como las tecnologías de la información, la industria farmacéutica y la automovilística, impulsadas por empresas como TCS, Infosys y HCL Technologies. Todos ellos ven a México como un destino de inversión significativo debido a su acceso al TMEC, mientras que los otros mercados latinoamericanos, son buscados por su tamaño.
Su relación con Estados Unidos y América Latina evoluciona moldeada por diversos factores económicos, políticos y sociales. Su interacción en la escena mundial refleja la complejidad e interdependencia de la economía global, y presenta tanto retos como oportunidades derivados de la creciente integración entre regiones y continentes.
Además, el intercambio académico y científico entre instituciones educativas y centros de investigación de estas regiones impulsa la innovación y el progreso en campos como la ciencia, la tecnología, la medicina y la ingeniería. La colaboración en proyectos de investigación conjuntos y el intercambio de estudiantes y profesionales fomentan el desarrollo de soluciones a problemas globales y la creación de redes internacionales de conocimiento.
Dentro del grupo BRICS, ha establecido importantes relaciones comerciales con cada uno de sus miembros. China, en particular, es uno de sus principales socios comerciales y un destino clave de sus exportaciones. A pesar de la complejidad de su relación, dadas las preocupaciones geopolíticas y de seguridad, el comercio entre ambos ha crecido constantemente a lo largo de los años.
Brasil, a su vez, es un socio comercial crucial para el mamut asiático, especialmente en agricultura, energía y manufactura. Ambos países se han reforzado su cooperación en áreas como la tecnología agrícola, las energías renovables y la exploración espacial. El país sudamericano es uno de los principales productores y exportadores de productos agrícolas como la soja, la carne de vacuno y el café, y satisface su creciente demanda, lo que se traduce en un aumento del comercio agrícola entre ambas naciones. Además, colaboran en campos como la biotecnología, la gestión del agua y la producción sostenible de alimentos, esenciales para afrontar los retos mundiales relacionados con la seguridad alimentaria y el cambio climático.
Aunque Estados Unidos es una potencia líder, presenta cierto retraso tecnológico en comparación con otros países. Este desfase ha dado lugar a una interesante dinámica entre ambas naciones, con una activa política de migración profesional. Igualmente, desde la perspectiva estadounidense, puede ser un potencial contrapeso a la creciente influencia de China, percibida como una fuerza imparable en la escena internacional. En este sentido, es un aliado estratégico en su esfuerzo por mantener su posición dominante en el actual orden mundial.
Otras notas de Patricio González Ramírez
Otras notas de Oscar Ugarteche
* En OBELA
Comparte este artículo, tus amig@s lo leerán gratis…
Mastodon: @LQSomos@nobigtech.es Telegram: LoQueSomosWeb
Twitter: @LQSomos Facebook: LoQueSomos Instagram: LoQueSomos