Isy Obed: un primer paso en el camino hacia la justicia
Por Giorgio Trucchi*
Detenidos ex jefe de las fuerzas armadas hondureñas y otros ex altos mandos militares por el asesinato del primer mártir de la resistencia contra el golpe de estado de 2009
Las ráfagas rompieron el bullicio del aeropuerto Toncontín en Tegucigalpa. Comenzaron mientras la multitud en resistencia esperaba la llegada del avión que traía de regreso al presidente Manuel Zelaya, víctima de un golpe de Estado cívico-militar que lo había derrocado una semana antes.
Me puse a correr con otros colegas hacia la plazoleta donde una simple malla metálica separaba la calle de la pista de aterrizaje. El despliegue militar era impresionante y las ráfagas no cesaban.
Cuando llegamos había sangre, mucha sangre en el suelo, mucha confusión, gritos de enojo y de indignación. En medio de la tensión ya se hablaba de uno, tal vez dos muertos por las balas asesinas de francotiradores.
Desafiando el fuego de decenas de militares tumbados en el suelo, la gente enardecida quería avanzar hacia la pista, donde los golpistas habían puesto varios vehículos para impedir el aterrizaje del avión que traía al presidente legítimo de Honduras.
Las noticias confirmaban el asesinato de un muchacho de 19 años con un tiro en la nuca. Otra persona estaba gravemente herida. Su cuerpo fue cargado en la parte trasera de un camión que se lanzó a toda velocidad hacia un hospital.
Comenzaba así la matanza impuesta por la narcodictadura y el golpismo cívico-militar durante más de doce años.
Isy Obed, siempre joven
Isy Obed Murillo Mencías se convirtió en el primer mártir de esta histórica gesta de resistencia popular.
Hace casi 5 años, cumpliéndose 10 años de aquel trágico evento, volví al lugar donde la familia del joven y el pueblo en resistencia intentaban conmemorar su memoria y la de los cientos de víctimas del golpe. Una vez más, el intento fue obstaculizado por militares y policías.
En un artículo que escribí el mismo día (lo pueden leer aquí) detallé una entrevista que le hice a la mamá de Isy Obed, quien, junto al padre del joven, tenían una década exigiendo verdad y justicia
“Los recuerdos duelen. Para mí que soy su madre no es fácil hablar de él. Han pasado diez años y el dolor sigue intacto. Su recuerdo lo guardo aquí en el corazón. Isy era un joven ejemplar, comprometido con la lucha contra el golpe. Nosotros le enseñamos a ser socialmente activo, a defender al pueblo”, decía Silvia Mencías.
Era un domingo y la señora estaba en la iglesia. Cuando terminó el culto comenzó a llamar a su marido para saber cómo estaba la situación en el aeropuerto.
“Estuve llamando varias veces pero a partir de las cuatro ya nadie me contestó. Estaba desesperada. Seguí intentando hasta que finalmente pude hablar con Christian, mi hijo mayor”.
Silvia recuerda que el muchacho estaba llorando. Le dijo que él estaba bien y que se encontraba junto a su papá y a su otro hermano Byron.
– ¿Christian por qué llorás?
– Ay mami…
– ¿Qué tenés? ¿Estás herido? ¿Dónde estás?
– No, estoy bien. Estoy aquí con mi papi y Byron.
– Y dónde está Isy?
– Ay mami, Isy…
– ¿Qué pasó con Isy?
– Mami, que le diga mi papi…
David Murillo agarró el teléfono.
– Mira amor, ahora tenemos que ser fuertes, pero a Isy lo mataron…
“Ese fue el momento más duro de mi vida y la prueba más grande a la que me he enfrentado. Y lo que más duele es que su asesinato quedó en total impunidad”.
Rompiendo impunidad
El pasado 5 de enero, más de 15 años después, Romeo Vásquez Velásquez, exjefe del Estado Mayor Conjunto, convertido sucesivamente en político aliado de la narcodictadura, fue apresado junto a otros ex miembros del alto mando del Ejército de aquella época.
Son acusados de ser responsables de los delitos de homicidio y lesiones graves contra los ciudadanos Isy Obed Murillo Mencías y Alex Roberto Zavala Licona.
De acuerdo con las investigaciones del Ministerio Público, las actuaciones de los militares “fueron brutalmente desproporcionadas, ya que dispararon de manera indiscriminada con fusiles de alto poder y grueso calibre contra ciudadanos que ejercían su derecho a manifestarse pacíficamente”.
“Dichas acciones, que resultaron en muertes y graves lesiones”, continúa el comunicado del Ministerio Público, “no fueron actos aislados, sino crímenes ejecutados por elementos de las Fuerzas Armadas bajo órdenes directas del jefe del Estado Mayor Conjunto, el subjefe y el director de Operaciones Espaciales”.
Para la Fiscalía de Derechos Humanos, no sólo no supervisaron lo que estaba ocurriendo, sino que permitieron y facilitaron estas atrocidades.
“Su negligencia e inacción configuraron graves violaciones de derechos humanos, dejando a los manifestantes a la merced de una fuerza militar que actuó con una violencia inhumana y desmedida”.
Por primera vez, la justicia hondureña se atreve a poner en el banquillo de los acusados a los perpetradores del sangriento golpe de Estado de 2009.
El pueblo hondureño espera que sólo sea el inicio de un largo y necesario camino hacia la verdad, justicia, reparación y la no repetición.
Responsables directos y co-responsables por acción y por omisión de tantas muertes, desapariciones, exilios, encarcelamientos, torturas y tratos inhumanos no fueron solamente los militares, sino un sinnúmero de personas vinculadas a la política partidaria, instituciones, empresa privada, sectores religiosos, medios de comunicación y la mal llamada ‘sociedad civil’.
Hasta no saldar la enorme deuda histórica que el Estado de Honduras tiene con su pueblo en materia de violación derechos humanos, el país no podrá proyectarse hacia un futuro libre de fantasmas y de heridas profundas, que tardan a sanar y son legados de un pasado aún sin resolver.
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– Honduras – LoQueSomos
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