¿Tiene usted miedo, Sr. Rato?
Los duros reproches que están cosechando estos días los diputados que se atrevieron a tratar a Rodrigo Rato como se merece, vienen amasados por una supuesta superioridad moral fabricada en un Sinaí en el que cohabitan, al parecer, tanto el vengativo Moisés como el esteta Beau Brummell y sus comportamientos exquisitos. El País, en modo ditirambo a Rodrigo Rato, sentencia que la peor conducta parlamentaria es deslegitimarse a uno mismo y a la institución que representa con “insultos, amenazas y gesticulaciones tabernarias en vez de utilizar argumentos, preguntas o conclusiones”. Eso debería ser así, niños y niñas, si El País no fuera perfectamente consciente de que con argumentos, preguntas y conclusiones que respetan el compás 3/4 del minueto parlamentario se han reído impunemente de los parlamentarios de buena fe tanto las élites que sobrevuelan despojos y basura como los grupos políticos que se suman a la farsa. Y aunque El País denunció la tragicomedia en el caso de la comisión de investigación de las corruptelas en sanidad del Parlament de Catalunya, no puede sino ponerse en plan “chevalier servant” del poder cuando quien comparece (aunque se comporte igual o peor que los Padrosa, los Prat o los Crespo) es D. Rodrigo de Rato Figaredo, de quien se ensalza su grandeza ya que “aunque moralmente debiera acudir, no tenía obligación jurídica; asistió voluntariamente a la sesión por el impacto social de la entidad que dirigía.” Y es que la grandeza que confiere el sentimiento de impunidad se lleva en la sangre, aunque la historia familiar por conseguir doblones, además de blasones, también implique manchones.
Tanta magnanimidad y “savoir faire” por parte de Rato no podían ser correspondidas con comentarios que contienen las descripciones perfectamente ajustadas de lo que es y representa. Ni mucho menos se le podía equiparar al común de los mortales preguntándole si tiene medio a perder lo que tiene… como les está sucediendo a miles y miles de hombres y mujeres de este país que confiaron en Bankia. Tampoco se le podía recordar un número que le pareció excesivo de familias que han perdido su hogar desahuciados por Bankia (y quedó en el aire cuántos desahucios le parecen a Rato moral y éticamente aceptables). Y ya cansa tanta mentida repetida para esconder lo esencial, y es que las preguntas que David Fernández transmitía de La PAH y de #15MpaRato daban en el hueso y hurgaban en la herida. Nadie “blandió” de manera amenazadora ninguna sandalia (esta prenda de David Fernández estuvo a la vista, sí, pero mucho más quieta que la mano de Rodrigo Rato). Y nadie habló a gritos, como acusó Juan Rosell, el Presidente de la CEOE que debe tener mucho cuidado en no seguir el turbio camino de sus antecedores… Y ni mucho menos, nadie hizo nada que pudiera calificarse de “zapatazo”, como oí ayer tarde en La Sexta. Los periodistas de la derecha se quejaban de que la sandalia (que vieron incluso sucia) había desviado la atención de las respuestas inanes de Rato, cuando lo que importaba era la pregunta de David Fernández, porque en este escenario de precariedad y temor en el que nos quieren instalar como símbolo de su victoria en la desigual lucha de clases que se está librando, era la única pertinente: ¿tiene usted miedo, Sr. Rato?
Rodrigo Rato no contestó, y la Presidenta de la Comisión parloteó para que no se oyera la despedida… Pero puedo asegurar que la inmensa mayoría de los que estamos al otro lado de la mesa de comparecientes, sí tenemos miedo. Tenemos miedo a perder el puesto de trabajo, si es que algún contrato más o menos basura sigue vigente, tenemos miedo a que los salarios se derritan y, convertidos en beneficios, pasen de nuestras manos a engrosar los fondos que apenas pagan impuestos de alguna SICAV, y tenemos miedo a una vejez sin pensión (que también es salario diferido) y a que nuestras amigas y familiares enfermen de ERE a paro, y de paro a ERE, cuando ya hay suerte. Y tenemos miedo a ir a la farmacia y a que la pensión ya no alcance para los medicamentos más necesarios por unos REPAGOS prepotentes e injustos…. Por tener miedo, yo lo he tenido, con un dolor insoportable, en un Hospital público afectado por los recortes, cuando he despertado de una operación sin tener todavía pautados los calmantes adecuados…
Sin embargo, no se le puede preguntar si siente miedo a quien ha estado al mando del FMI (uno de los tres pilares de la Troika), ni se le puede recordar que pertenece a una “élite carroñera”, ni tampoco reconvenir que algo tuvo que ver con que España apoyara -en base a mentiras- la guerra a Irak.
Visto lo visto (y también la película “El Capital” de Gosta-Gavras) creo que “gánster” y CEO son cada vez más sinónimos, y por tanto, poco a reprochar al diputado que así se despedía de Rato. Más terribles hubieran podido sonar los versos de Dante: “lasciate ogni speranza, voi ch’entrate”… recordando el Infierno de la “Divina Comedia” parlamentaria. Rodrigo Rato salió del Parlament con sus esperanzas (si es que las tiene) de lo más indemnes… Pero si en una micronésima de segundo sintió alzo parecido a la desazón y fragilidad de la mayoría de la Humanidad ante las despiadadas decisiones de la Troika, banqueros y políticos, nadie debería asustarse. Como tampoco debe hacerlo que oigamos de vez en cuando (sólo muy de vez en cuando) la verdad, por más que las almas cándidas se crean que tienen un pasar (nada confortable) entre el “esto es lo que hay” y la mentira instalada.
– Ver también, de cafeambllet, Sandalias o guillotinas. Y de Pablo Iglesias “El matón David Fernández”