Jardín es mucho más que balcones bonitos
La neblina oculta los cerros y cordilleras. Nadie mira la iglesia de piedra ni los balcones coloridos. De la iglesia sale un coro. He ahí los elementos para que Jardín haya sido declarado Municipio Patrimonio de la Nación e incluido en la Red de tales localidades.Su templo y su parque fueron declarados Monumento Nacional en 1985. El nuevo título, anunciado por el ministro de Comercio, Industria y Turismo, Sergio Díaz-Granados, incluye todo el territorio.
Aunque, dice el alcalde, Álvaro Aníbal Carvajal Ochoa, al pensar en Jardín "la gente solo considera el sector urbano".
Lo hacen porque es célebre el conjunto arquitectónico formado por las casas de altos tejados, ventanas de madera y balcones coloridos. También el trazado de las calles y carreras, hecho por el padre José María Gómez Ángel, quien, según los historiadores, huía de la persecución religiosa de la época, en las treinta cuadras que el fundador, Indalecio Peláez, obsequió a los vecinos.
El oro verde
Cuando el Sol sale, huye la neblina. Se ven las cordilleras que ocultan tesoros turísticos. Entre ellos, la Cueva del Esplendor, en una zona boscosa al nororiente de la cabecera y una de las más ricas en aves. Para acceder es preciso hacer un trayecto en jeep y otro de una hora, a pie o a caballo.
La Casa de las dos Palmas, la misma de la novela homónima de Manuel Mejía Vallejo que, según pobladores, es una construcción de madera en la vereda Macanas. Las casas campesinas y fincas cafeteras aún encantan a los turistas.
"Cada vereda tiene sus atractivos", señala el Alcalde. Añade que es por esto que la mayor parte de pobladores se opone a la explotación minera, "porque nuestra vocación ha sido agrícola y turística".
El director de Cultura y Turismo, Hernán Alonso Zapata, indica que el agroturismo y el ecoturismo son de los más valorados de Antioquia.
En los cafés, el tema de los jardineños es la explotación minera. Muchos están preocupados con la idea de cambiar la vida y la cultura: "Lo nuestro ha sido el oro… pero el oro verde", dice Antonio Marín, y da otro sorbo a su café oscuro.