La agresión norteamericana contra China lejos de deprimir a la población provoca el efecto contrario
Por Pedro Barragán*
Para las personas europeas en edad adulta el recuerdo de los países socialistas de Europa durante la guerra fría y antes de la descomposición de la Unión Soviética, se asocia a sociedades cerradas respecto a Occidente. Cierre evidentemente defensivo frente a las agresiones de Occidente pero que dejaron en la mente de los ciudadanos europeos una imagen del socialismo asociada al cierre de fronteras (Muro de Berlín, etc.) y a la escasez de determinados productos de consumo
El avance de China en el siglo XXI ha roto esa imagen totalmente. Se trata de una sociedad socialista abierta, donde no solo circulan las ideas sino que el gobierno ha impulsado, por ejemplo, la presencia de 300.000 jóvenes chinos estudiando cada año en las universidades norteamericanas. Y produce y dispone de todos los productos de consumo. Está siendo Estados Unidos quien temeroso del sorpasso de la economía china ha comenzado a poner trabas a los estudiantes chinos y a tratar de bloquear el desarrollo chino mediante el sabotaje sistemático a toda su industria. La lista de agresiones a empresas chinas se cuenta por miles para intentar dificultar su funcionamiento, a lo que se une su campaña de reducir las inversiones occidentales en China, de bloquear su acceso a la tecnología occidental o a los productos tecnológicos avanzados occidentales, o de tratar de buscar proveedores alternativos para los productos procedentes de China. Todo con un solo objetivo claro: impedir que la economía china sobrepase a la economía norteamericana.
Así pues, China enfrenta una situación compleja. Se trata de un país donde varios millones de chinos se han formado en universidades americanas y occidentales, que es el mayor mercado para las películas de Hollywood, que no ha dejado de ver a Norteamérica como un referente de progreso. Ante esta situación parece lógico que la agresión sistemática norteamericana contra el país pudiese haber provocado tanto una desafección de la parte más proamericana de la población contra el gobierno, como una desmoralización general por las dificultades para seguir progresando. Nada más lejos de la realidad. El apoyo de la población al gobierno es plena y la agresión esta fomentando el nacionalismo y la identificación de la población con el país. Esto era normal y previsible. No era, por el contrario, tan previsible el efecto sobre la desmoralización/depresión/tristeza social frente al optimismo/euforia/felicidad que esta situación esta generando.
Como medir el optimismo, la euforia o la felicidad
Antes de ver como está afectando este momento político a la población china, introduzcamos a la empresa que mide estos efectos.
Hablamos de Ipsos, empresa francesa creada en 1975 y hoy una de las principales empresas occidentales de investigación y consultoría del mundo. Es líder mundial en investigación de mercados y colabora con numerosas grandes empresas y organizaciones en todo el mundo para proporcionar datos y análisis de alta calidad, con una presencia global con oficinas en más de 90 países y una red de expertos en investigación de mercados y opinión pública en todo el mundo.
Dentro de la amplia variedad de estudios y encuestas que Ipsos lleva a cabo se incluye la encuesta sobre la felicidad. Las encuestas de felicidad suelen abordar temas como la calidad de vida, la salud, la economía, las relaciones sociales, el entorno físico y otros factores que pueden influir en la satisfacción y el bienestar de las personas. Estas encuestas se basan en preguntas cuidadosamente diseñadas y muestras representativas de la población para obtener una visión objetiva de cómo se sienten las personas en un área geográfica o país específico. Ipsos utiliza sus capacidades técnicas y experiencia en investigación para diseñar y realizar encuestas de felicidad de alta calidad. Presentamos a continuación los resultados por países de la encuesta sobre la felicidad de 2023 de Ipsos. (https://www.ipsos.com/sites/default/files/ct/news/documents/2023-03/Ipsos – Felicidad Global 2023.pdf)
La primera sorpresa del estudio de Ipsos es que sitúa a China como el país con el mayor nivel de felicidad del mundo. Puesto que ha ido alcanzando progresivamente desde 2011 y en el que se situó en 2020 y ahora de nuevo en 2023.
Fijándonos en la evolución del estudio, China también se sitúa en la mayor mejora respecto a 10 años antes, junto con Arabia Saudita y España.
Desde el punto de vista de la satisfacción con aspectos concretos de la vida, destaca el color verde de toda la columna de China y especialmente en los cuatro últimos que están de color rojo para la casi totalidad de países encuestados. Nos referimos a Vida romántica/sexual, Situación económica personal, Situación económica del país y Situación social y política del país.
No cabe duda que la sociedad china es una sociedad satisfecha consigo misma. Una satisfacción que deja entrever el orgullo de pertenecer a un país que ha llevado a cabo la revolución económica más grande y rápida de la historia. Y, por supuesto, una satisfacción con la evolución de la propia economía personal. La renta per capita en China superó en el año 2000 los 1.000 $ norteamericanos, en 2010 superó los 4.000 $ y en 2020 alcanzó los 10.500 $. La renta per capita se viene doblando acumulativamente cada 5 años desde 1978.
La comparación entre la felicidad y la confianza de los consumidores, como muestra el gráfico, se encuentra totalmente correlacionada. Y en el caso chino, el progreso económico seguramente sea uno de los motores principales tanto del sentimiento de felicidad personal como de la satisfacción de los consumidores, para los que saca la mayor puntuación mundial.
De momento, el desequilibrio mundial, como preludio de una segunda guerra fría, que está provocando Estados Unidos con el objetivo de desestabilizar a China no esta haciendo mella ni en la economía ni en el sentimiento de felicidad de la población en China. En la economía el intento de bloqueo tecnológico solo esta consiguiendo una aceleración aún mayor en la investigación y desarrollo tecnológico del país con resultados ya espectaculares en el corto plazo, mientras que en el sentimiento de la sociedad, de las personas, no ha conseguido frenar el alza constante desde 2011 (primer año con datos de la encuesta) del sentimiento de felicidad, que tan solo presenta un pequeño bache en 2021 por el efecto seguramente de la pandemia, y que coloca a China en el primer puesto mundial.
* Pedro Barragán es economista. Miembro de Cátedra China, temática que deja reflejada en su blog personal. Es editor de la web Archivo de la Transición.
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