La ruina de Tor
Patxi Ibarrondo*. LQSomos. Abril 2016
“¡A PARTIR DE AHORA EL COMBATE SERÁ LIBRE!”! La pintada de gran tamaño sigue perenne en una pared de la Plaza Mayor de Torrelavega. Ilustra como nada, la ruina a la que ha descendido en picado la antigua ciudad industrial de Cantabria. La gente está estupefacta. No saben qué decir. No se lo explican. El centro neurálgico de la ciudad es un escaparate de fantasmas. Muchos maniquíes que antes vestían trajes de modas están desnudos detrás de los cristales. Ya no queda moral para vestirlos. Algunos tienen colgando de su cuerpo desprovisto de ropas la etiqueta del precio de venta tal cual, sin nada encima.
“A partir de ahora el combate será libre” es un grito y es también el título de un libro de Rafael Barrett, decididamente elogiado como imprescindible por el argentino Jorge Luis Borges. Barrett fue un anarquista célebre en América concretamente en el Uruguay. Su obra no es muy conocida en España.
Sin embargo, el escritor revolucionario tiene una calle dedicada en la Torrelavega de su procedencia. En la ciudad donde las calles y los comercios se han instalado en una grave depresión económica. Y no hay salida, con la escasa calidad de políticos de una casta que viene perpetrando su inutilidad desde 1978.
No es de extrañar pues que, ante este desolado panorama, crezca la indignación..
La indignación tiene múltiples formas de expresarse. En plena Plaza Mayor, alguien que no se resigna a la crisis, ha escrito en un pared ese graffitti;insiste en lo cierto: Torrelavega está hundida y los políticos regionales no hacen más que hablar. No hacen nada por enmendar la situación. La tenebrosa sinfonía de los locales comerciales vacíos da grima: Se vende, se alquila seis meses gratis, cerrado por jubilación, por quiebra, por falta de clientes…Son los carteles pegados en los escaparates. Se trata de la mercería donde ibas a buscar un botón, la carnicería de la esquina,la tienda de ultramarinos… Este de ahora es un paso más hacia la deshumanización de la ciudad. Si quieres algo debes coger el coche e ir a comprar en los hipermercados periféricos. Las grandes superficies han impuesto su ley y han rematado la faena del colapso. La Torrelavega industrial no es más que un recuerdo. Otras ciudades que han sufrido el mismo proceso, se las ha arreglado para convencer a los vecinos para incentivar la “compra en el barrio”. Por algo se empieza.
En Torrelavega nada se eso se ha hecho, al menos con un mínimo de fuste. La salida de la ruina se confía a la fantasmagórica reactivación de la fábrica Sniace, una empresa química en crisis total, cerrada desde hace tiempo y cuya materia prima es el nefasto eucalipto, destripador del pasaje.
Torrelavega era una ciudad de 60.000 habitantes industriales, pero ahora no sé cuántos quedarán, después de verse obligados a huir de la nada, para buscarse a vida en otro lado. Los políticos regionales siguen de parla…hablan mucho de futuro pero nunca de presente. Hablan sobre todo de un hipotético turismo…Fantasias sin sentido. Hablan y prometen. Mientras los maniquíes siguen desnudos.
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